miércoles, 8 de julio de 2020

Caminata 19. 5,01km. 51min.


A poco de comenzar le tomé foto a una baldosa que se destaca por entre las demás baldosas en una vereda, la particularidad es que la realizaron con cemento y tapitas plásticas.  

Ya conocía esto de haberlo visto por la web, porque me interesa conocer todo lo relacionado con lo ecológico y el reciclaje. Pero nunca había visto una baldosa de tapitas en la vía pública y esta es la primera que encuentro. Soy un poco descreído del uso que se le puede dar a las tapitas para utilizarlas como piso, además no creo que se “recicle” el plástico, en realidad si se recicla, pero no de manera ecológica, siempre a mi modo de ver. Otro punto en contra que le encuentro, es el estado de la baldosa, deteriorado, o se hizo mal, o es lo que sucede con el paso del tiempo, que también les pasa a las baldosas tradicionales de cemento pero en un tiempo mayor (se me hace). Esta baldosa contenía 204 tapitas (12x17), y ahora solo quedan 197 (se han perdido 7). Sin contar las dañadas, al menos 3 se visualizan rotas en la parte superior. Y eso que se encuentran casi pegadas al espacio del árbol, un lugar no muy transitado como el del centro de la vereda. También podría alegarse que ahí estacionan motos y bicicletas. Parecieran no seguir un orden, de colores variopintos y lisas.

Realicé una búsqueda rápida y aparecieron un par de resultados

https://www.bioguia.com/ambiente/pisotapitas-un-emprendimiento-sustentable-de-mosaicos-ecologicos_29294663.html

https://www.elterritorio.com.ar/noticias/2016/10/30/502362-jovenes-fabrican-baldosas-con-tapitas-y-mejoran-el-piso-de-los-comedores

Lo veo más como una manera de llamar la atención (como para pensar en el reciclaje ecológico y sustentable), y tener entretenida a la gente por un rato, dudo de su eficacia real, tal vez sí. Esa baldosa realizada con tapitas, se lleva las miradas, es la única en esa vereda, y tal vez sea la única perdida en la zona.


Continué, caminé, giré, volví a girar, y un par de giros más hasta pasar por el frente de un restaurante, o lo que fue un restaurante de comida mexicana. Ahora cerró permanentemente en ese lugar ¿otra víctima de la crisis? Posiblemente sí. Se llamaba Tijuana comida mexicana y bar. Sobre 400 opiniones 4.1 estrellas sobre 5. Lo que me llamó la atención del lugar fue la fachada, sobre una casona vieja, pintaron los colores de la bandera mexicana, y sobre estos un mapa mexicano con lugares ahora turísticos, antes habitados por culturas pre-hispánicas, y algunos dibujos de ocasión también referidos a culturas pre-hispánicas.

Mural.

Mural.

Mural.

Mural.


De repente vestigios de un pasado dinámico de ferrocarril urbano (tranvía) prácticamente extinto, se cortan los rieles, como allí también se corta la calle Gral Lucio Norberto Mansilla. Precisamente allí, había una bifurcación de vías, sobre el empedrado también en vías de extinción.


En una esquina, tirada en el piso, una pequeña borla roja.


Sobre la calle Aráoz encontré los restos de lo que fue un árbol. En vida se trató de una Fotinia (Photinia serrulata). La fotinia es un árbol exótico, proviene de Asia, precisamente de China. Las ramillas son de color marrón o marrón rojizo cuando son jóvenes, tal como se lo ve a sus restos. Quien sabe si se secó solo. O si fue extirpado de la vereda con intención. Quien sabe que especie ocupará su lugar en el futuro. 

Fotinia (Photinia serrulata). 

Fotinia (Photinia serrulata). 

Más adelante, más vestigios de red ferroviaria urbana.


Se me ocurre, después de subir vías muertas en la ciudad (que ya antes hice, y seguramente haré en el futuro), ilustrar con algunas láminas del pasado. 

Un fragmento de unas ilustraciones que salieron en una revista Billiken de antaño, con la imagen de los primeros vagones y el plano del primer trazado del ferrocarril.

Revista Billiken. 

Otros dos fragmentos que ilustran el primer tipo de tranvías tirado a caballo, y el segundo tipo, el tranvía eléctrico urbano, que desapareció hacia 1961. 


Revista Billiken. 

Y otros dos fragmentos más, de láminas venidas en cuadernos de escuela, muy comunes hace sesenta años atrás donde se visualizan los tranvías de la ciudad.



Pasando este flashback al pasado impreso, continuo mi crónica del caminar, y así es que al llegar a la esquina de las calles Aráoz y Costa Rica encontré una vaina con frutos en su interior (o eso parecía), un paso más adelante, otra vaina más. Miré para arriba y allí estaba el dueño, una Acacia negra (Gleditsia triacanthos). Árbol exótico, que suele superar los 15mts de altura. Es uno de los árboles conocidos como «falsas acacias» .  También se lo conoce por los nombre de Acacia de tres espinas, Acacia de tres púas, o Gleditsia de tres espinas


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Acacia negra 
(Gleditsia triacanthos).

Luego debía la calle Gascón, y justo esa esquina estaban reparando, ahí noté un cartel invertido, para los que leen de cabeza, como el ingenio pragmático, a falta del cartel apropiado, brinda una solución de paso, invierten el cartel y ya no importa la palabra desvío, lo que importa es la dirección que indica la flecha. Que el mensaje llegue simplemente a través de la imagen.

Cartel invertido.


Al parecer fue temperada de poda, muchos montoncitos de restos, ramas podadas, acomodadas esperando ser recogidas. En la fotografía de las especies que fueron serruchadas y las registré con la cámara, las primeras parecen ser un fresno americano (Fraxinus americana) y las últimas una higuera trepadora (Ficus pumila) por las hojas, fruto y corteza.






En la esquina de las calles Julián Alvarez y Soler hay un bar-restaurante, lo que me gusta es el mural que pintaron, sobre una pared limpia, como si fuera en una rincón (se aprecia mejor de noche), una pareja de enamorados, en tonos grises, y con un aspecto poco común. Cuando pasé, en una venta asoma una cabeza, una obra de arte, tal vez una pintura, que para mi gusto, asusta.

Mural.

Mural.

Mural.


Más vestigios de calles empedradas y con vías.



Sobre la calle Arenales, un Fresno americano (Fraxinus pennsylvanica) completamente envuelto por una planta trepadora. Posiblemente se trate de una Hiedra común (Hedera hélix). Hedera es el nombre genérico en latín dado a la hiedra. También se la conoce como hiedra, yedra, lanku, jeran, yedra rastrera, hedra y aráa. Se trata de una planta considerada tóxica. Se distribuye a través de las aves. Las flores son pequeñas de color verde en umbelas globulares simples que se inclinan hacia el suelo y forman un corimbo. El fruto es una baya negra pequeña y es venenoso. También, por su similitud, también podría tratarse de la hiedra de Canarias (Hereda canariensis), aunque esta última es nativa de las islas Canarias. Algunos autores la consideran una subespecie de la Hedera helix debido a que están muy relacionadas una con otra.





En el último tramo del recorrido, me encontré con una hoja de libro, suelta, solitaria y perdida en la vereda. Por curiosidad busqué a ver a que libro pertenecía y su autor. Es (o fue) la página 134. En la parte superior figura quien podría ser el autor del texto, José Lezama Lima (1910-1976) poeta, novelista, cuentista, ensayista y pensador estético cubano. Se trata de un cuento que se alojaría en un texto el cual compone, o que fue recogido en una antología. La hoja en cuestión versa sobre el cuento titulado Para un final presto, cuento que lo leí y no me gustó, tampoco le dediqué tiempo ni me puse a analizarlo lo cual hubiese sido más enriquecedor. El cuento se encuentra disponible de manera online en el siguiente link https://ciudadseva.com/texto/para-un-final-presto/




Así concluye la caminata del día de hoy, con algunos datos estadísticos.




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