martes, 7 de julio de 2020

Caminatas 17 y 18. 2,83km. 28min.


El día de hoy realicé dos caminatas, la primera de casi tres kilómetros hecha en media hora es la que paso a comentar. Todo el día estuvo nublado, parecía que iba a haber tormenta, pero no, solo estaba nublado y algunos rayos buscaban colarse entre las nubes, como se ve en la primera fotografía tomada a contraluz y una hilera de palomas esperando al borde de una edificación. 

Tomé por la calle Jorge Luis Borges, y en una esquina, justo debajo del cartel que anuncia la presencia de un gimnasio, hay una placa conmemorativa. La calle fue inaugurada en 1996 para homenajear al escritor. Tiene una extensión de once cuadras. El mismo autor vivió en el barrio, y lo plasmó en algunos de sus escritos. 



Por la misma calle, un poco más adelante, en el piso, una placa Info Turística Audio Guía Móvil Circuito 04 Palermo Viejo y la web del Gobierno de la Ciudad. www.bue.gov.ar Y número y un código. Llamé a ese número y da línea ocupada. Al parecer se trata de un programa llamado “Mapas y Audioguías Barrios Creativos” ofrecido por el Ministerio de Cultura de la Ciudad con el objetivo de descubrir oferta cultural en los barrios de Buenos Aires. En este caso, el código 142, se titulaba Un barrio de arrabal.


Más adelante, casi llegando al final de la calle, en otra esquina, otra placa con un poema de Jorge Luis Borges publicado en 1923 titulado Fundación Mítica de Buenos Aires. Lamentablemente la placa fue vandalizada, tal vez por inoperancia o por ingenuidad, parece que quienes pintaron la pared, no se detuvieron y le dieron una pinceladas a la placa, y en lugar de limpiarla, así la dejaron. Me pregunto ¿si leyeron el poema o se lo pasaron por alto? Y si lo leyeron ¿lo comprendieron o ahí podemos encontrar la razón de los manchones que le dejaron encima?


Luego pasé, tanto ida como vuelta, por aquellas callecitas, calles estrechas o callejones, como quiera llamárseles, conocidos del barrio Palermo, antaño barrio obrero, ahora barrio “trendy” y “friendly” (tendencia y amigable) orientado al turismo interno y externo, y con una gran concurrencia del público juvenil. Caminos que conservan el empedrado y con nuevas fachadas comerciales intervenidas con murales artísticos, algunos muy bonitos para mi gusto.

Claramente, estaba todo vacío, lo que me permitía circular con suma tranquilidad, negocios solo abiertos para trabajar con delivery, no se veía a nadie caminando, ni siquiera delincuentes de quienes asustarse y huir o convertirse en víctima. Estaba todo completamente muerto, esa pasividad momentánea que por momentos genera serenidad, se convierte en algo incómodo por esa sensación de abandono y desamparo, no había flores, no había pájaros, no había bullicio, no había ruido ambiental, y todo lo que uno acostumbra a ver en esos lugares. 






Una de las fachadas presentaba una pared cubierta con tejas metálicas estilo escama. Las tejas comenzaron a ser levantadas ¿por la juventud que suele merodear esos lugares o por un grupo organizado de artistas del mismo lugar? (o lo que fuere), fueron levantadas e intervenidas con grafitis, pintadas, imágenes adheridas, etc…





Justo una fachada anterior fue intervenida generando un collage con grafitis, carteles, murales, pinturas, una mezcla de todo un poco quedando lo que quedó.


Me introduje en una de estos callejones, y al salir por el otro lado me gustó parcialmente un mural, con un estilo indigenista y/o americanista (el cóndor andino, las espigas de trigo, los rayos del sol, algunas hojas verdes, una mulita por el suelo y dos manos mestizas cubiertas con algo blanco, una abierta y otra con el puño), bueno, ahora que lo pienso no es indigenista, más bien parece criollista y/o latinoamericanista, sea lo que sea que quisieron representar, no importa, hasta lo veo como una “moda”, en ese lugar y no mucho más, pero me gustó la figura del ave y el detalle de la mulita. Pero además, sumaron dos detalles en las ventanas, en una, una planta enredadera, y en la otra, una lechuza en madera. 





Sobre la vereda de la calle Gorriti, en un cantero llenaron (o se llenó) de plantas Aloe vera. Arbusto que recibe numerosas denominaciones: sábila, acíbar, áloe de Barbados, áloe, alovera, alóe vera, azabila, babosa, gamonita, pita perfoliada, pita zabila, pitazabila, pitazábila, sabila, yerba babosa, zabida, zabila, zabin, zabira, zadiba, zadiva, zambana, zavida, áloes (gomorresina). La planta de por sí es muy conocida (por creencias, usos y aplicaciones, populares e industriales), y se reproduce fácil, los hijuelos van brotando de la tierra al lado de la planta madre.

Estas plantas, porque eran varias, que vivían en ese cantero, estaba florecidas, el período de floración se da entre el final del invierno y el principio de la primavera. A pesar que estamos a principio de invierno, el arbusto ya floreció ¿será normal? ¿se deberá a un efecto del cambio climático? El invierno fue más caluroso que otros de tiempos anteriores (este invierno en particular presentó temperaturas por encima del promedio y menos lluvias).

Conté 12 flores, que se componen cada una de un racimo con cápsulas. 

Dentro del cantero también había otras plantas en menor cantidad como la llamada corona de Cristo (Euphorbia milii) y otras menos que menos se mostraban.

Aloe vera.

Aloe vera.

Un poquito más adelante, sobre la misma vereda, pasando un palo borracho (Ceiba speciosa), se presenta una vieja casona, con un portón compuesto por dos puertas grandes todas negras. Estaba cerrado el lugar. Ahora el lugar funciona como un local comercial. Lo interesante, a mi interés como caminante observador, fueron los rieles que asoman por debajo del portón, cruzan la vereda y finalizan en la calle. Estas vías resultan de ser el medio de transporte de una antigua fábrica de vinos y aceites españoles, como así lo encontré en la web.

https://buenosairesconnect.com/paul-french-gallery-salon-te-palermo/

https://pintamagazine.com/baires/paul-french-gallery-la-sofisticacion-oculta-en-un-rincon-de-palermo/ 


Más adelante sobre la misma vereda, otro cantero que contiene un árbol grande, se trata de una Acacia, una especie de acacia, pero que el dato específico de la especie no fue ingresado en la web de arbolado urbano, solo lo identificaron genéricamente como acacia, y supongo que se debe a la dificultad de identificar a la especie (salvo para un experto) habida cuenta que hay cientos y cientos de especies de acacias. 


Aquí no me llamó la atención el árbol sino la enredadera que lo envuelve, pensé en la campañilla al ver la flor, pero no, me equivoqué, se trata de otra planta trepadora conocida como trompeta azul o parra reloj (Thunbergia grandiflora), también llamada tumbergia azul, tumbergia trepadora, enredadera de trompeta azul, bignonia azul, o citrina




De casualidad en la foto entró otra especie de colada, no había prestado atención, pero mirando las fotografías, se me dio por buscar información sobre esta otra planta también. Y vaya sorpresa que me llevo. 


Banderita española (Lantana camara).

En la parte inferior de la fotografía, aparecían varios tipos de hojas de diversas plantas pero un grupo llamaba la atención porque tenía unas florcitas rojas, y cuando busco, encuentro que se trata de un arbusto conocido como banderita española (Lantana camara). También, dependiendo el lugar, se la conoce como bandera o banderita española, frutillo, jimagüita, lantana, albahaca de caballo, cariaquito, cámara, maestrante del Brasil, té de Bahamas, supirosa, tupirosa, ingarosa, cinco negritos. Y otras denominaciones más que indica la aplicación PlantNet.

Lo interesante de esta planta es que coloniza todo los lugares que puede, es invasora, se propaga rápidamente, es muy resistente a diferentes afecciones. Estas y otras cualidades propias de la planta, que la hacen sumamente resistente, la han favorecido en su lucha por la supervivencia, y es así que fue incluida en el listado de las 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. 

http://www.iucngisd.org/gisd/species.php?sc=56


Mi caminata continuó, y más adelante, ya habiendo doblado por la calle Armenia, me encontré con otro cantero particular, que me llamó la atención. Un cantero que tenía un bebedero para mascotas. El cantero es circular, está decorado con técnica de mosaiquismo, y presenta un pequeño espacio para poder sentarse, claro, si uno se anima asentarse porque las plantas que acompañan al árbol, un Fresno americano (Fraxinus pennsylvanica) son coronas de Cristo (Euphorbia milii), es decir, están repletas de espinas. Al bebedero de perro, le colocaron el nombre de Dog Bar, claro, no iban a utilizar el español-castellano, es más “friendly” escribirlo en inglés, quien sabe, debe haber “clases” de turistas que pueden “sentir algo” por esa genialidad del bebedero para perros o bien, que los turistas nacionales, todos ellos hablen inglés, quien sabe…. Pero es claro que les resulta mejor colocar el nombre en inglés que en español. Pensé que el local donde se encuentra el cantero con bebedero era un “pet shop” o una veterinaria, o una casa con venta de accesorios para mascotas, pero no, se trata de una óptica. Tampoco sé si el cantero-bebedero se le ocurrió a la óptica o si antes allí hubo otro negocio que lo construyó. Se me ocurren ideas para sumar, provenientes de alguien como yo que defiende la lengua española, como la de agregar bebederos para colibríes, casitas para nidificación de aves, y un reloj cucú a la vista.


Dog bar.
Dog bar.


Dog bar.

Seguí mi camino, este cantero con bebedero para perros me dejó una sensación amarga, es lindo estéticamente, es amigable para los que llevan sus mascotas, es lindo ver que tenga un espacio-asiento donde te puedas sentar un rato mientras tu perro bebe agua y estas “cerca” del árbol y/o plantas a su alrededor pero que al mismo tiempo te den el mensaje clarito de “no se sientes”, “no queremos que te sientes y por eso colocamos plantas con espinas”, es deprimente, hay algo en la naturaleza humana que no cierra, no sé si lo hacen por ingenuos o estúpidos o bien si es puramente maldad, como enviando el mensaje “tenemos un cantero lindo-afable-amistoso, pero solo para que lo miren, ni se acerquen”.


Seguí mi camino, y un poco más adelante un vehículo todoterreno todo oxidado que parecía salido de alguna película Mad Max.


En una vereda sobre la misma calle que circulaba, una vereda con colores claros, alcancé a distinguir un insecto completamente negro, posiblemente se trate de una chinche (Antiteuchus mixtus). Suelen anidar en los plátanos, y en este barrio, hay muchos, y sobre esta calle también hay unos cuantos. En 2015 se desató en algunos barrios de la Ciudad, una invasión de estas chiches, que según los expertos, venían en franco crecimiento poblacional desde hacía unos seis años. También, siguiendo a los expertos, no son nocivas para los humanos ni tampoco causan daños a la vegetación del lugar.

Chince. (Antiteuchus mixtus).

Chince. (Antiteuchus mixtus).

En una esquina, me llamó ala tención la franja vertical en la fachada de una edificio, franja que presenta pintada una obra artística, ¿Qué representan? Parecen siluetas que definen difusamente algunas figuras, unos verdes que podrían referir a colinas, una capsula que encierra lo que parece ser una figura con rasgos humanoides sentada, rezando o meditando, la cápsula parece levitar sobre el suelo, y en la parte superior la silueta lo que podría ser un ave, tiene una cola, un cuerpo y una cabeza con pico, y parece elevarse.


Así concluye esta caminata del día de hoy.


Rato más tarde se me dio por volver a salir y caminar un poco más, un recorrido corto de media hora completando unas veintiséis cuadras.


En esta caminata visualicé un aro en una vereda, casi camuflado por el fondo del mosaico. ¿A alguien se le cayó? ¿alguien lo perdió? ¿alguien se deshizo de él? ¿alguien lo tiró? ¿estaría fallado? ¿estaría en buen estado? Le tomé una foto y seguí mi camino. 

Aro.

Aro.

Aro.


Un último encuentro para esta caminata, cuando creía que el dog bar era lo más, aparece el dog parking y lo supera. Al estilo de los antiguos palenques para atar caballos (y aún vigentes en algunos campos), una pequeñas estructura metálica con un par de aros doblados en u, para atar la correa con las que se lleva al perro y se lo deja en el “parking”. Me vuelvo a hacer las mismas preguntas que me hice para con el dog bar y además sumo ¿cuántos turistas, que comprenden el inglés llegan con perros y van de compras a un local con sus mascotas? ¿o en estos casos solo vale la imagen y la impresión que genera? Me pongo en el rol del turista y/o extranjero, que comprende el inglés como idioma comercial más hablado a nivel internacional, llego y/o paso por el local, veo el dog parking, y me digo que bonito, aquí si que son pet fiendly, aquí si que se preocupan por las mascotas, aquí si que buscan la conformidad para el cliente que no sabe donde dejar su mascota cuando ingresa y al mismo tiempo no permitimos animales dentro del local donde se vende comida para humanos, eso me supongo que puede ser el razonamiento buscado, tal vez esté en un error. Quizás haya una explicación mucho más sencilla, el producto comprado y colocado era importado y por tal razón venía escrito en un lenguaje universal. La pasé por alto, ya que me gusta darle vuelta a las cosas, un poco de giros y delirios para escribir algo. Y vale la aclaración, no me parece mal su existencia, de hecho me parece saludable, habida cuenta que circulan unos cuantos desubicados que ingresan con sus perros a los negocios sin importarles nada.

Dog parking.

Dog parking.

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