domingo, 18 de septiembre de 2016

Bicicleteada Familiar. Banco Ciudad 2016.


Hoy día se realizó un nuevo evento, de los tantos que se suceden en la Capital. El convocante fue una bicicleteada. Exactamente la Bicicleteda Familiar Banco Ciudad 2016.
Así dice la publicidad en su webpage
Bicicleteada Familiar Banco Ciudad 2016
¡Traé tu bici a pasear! Recorreremos 10 K. Te esperamos para disfrutar un día en familia.
Este domingo 18/9 a las 10.30hs, salimos desde el Anfiteatro Costanera Sur (Calabria 901).
La participación es libre y gratuita. Inscribite aqui para participar en los sorteos.
Regalaremos remeras a los primeros 1.500 que se acerquen a pedalear con nosotros.
Si llueve se reprogramará al 25/09.
http://www.bancociudad.com.ar/mas/bicicleteada-2016 

El mapa del recorrido es



La publicidad de la página del gobierno de la ciudad indica lo siguiente:
http://www.buenosaires.gob.ar/ecobici/comunidad/actividades-destacadas/semana-de-la-movilidad-sustentable-2016/bicicleteada

Cronograma del Evento
• 9.00 hs      Entrega de remeras e inscripciones a sorteos  
• 9.40 hs      Bienvenida Julian Weich. Saludo del presidente.
• 10.00 hs    Entrada en calor
• 10.30 hs    Salida
• 11.15 hs    Llegada / hidratación
• 11.20 hs    Sorteos y entrega de premios
• 12.00 hs    Final de evento

Teníamos varias opciones para llegar, circulando lo más posible a través de bicisendas, y todas ellas, calculando a ojo, tenían una distancia de alrededor de diez km, casi la misma distancia de la bicicleteada, y luego diez km más para el regreso. Nos decidimos por uno de estos caminos, la ciclovía que va por la calle French, luego gira en Azcuénaga para tomar Juncal, y unas cuadras más adelante continúa todo por Arenales. Hasta aquí, poco más de veinte calles, hasta llegar a Plaza San Martin. Se recorren con tranquilidad, están bastante bien, sin problemas, salvos unos pocos casos de contenedores de basura ubicados en la mitad de la ciclovía, pero no eran muchos, dos o tres. No había mucho tráfico, día domingo, por la mañana, bastante tranquilo, y el día estaba espectacular, ni frío, ni caluroso, normal, sol acompañado de una leve brisa que permitía el disfrute de pedalear. Llegados a la Plaza San Martin, la cruzamos en diagonal para luego tomar la bicisenda de la calle San Martin, por allí hasta Plaza de Mayo, cruzamos la Plaza, y seguimos por calle Balcarce, ya sin ciclovia, aunque circulaban muy pocos vehículos. Entremos a la zona de Puerto Madero por Peñaloza y poco más adelante llegamos a destino. Como llegamos a “tarde”, no estuvimos para recibir la remera azul que entregaban, y si bien todavía estaban repartiendo, escuchamos la voz que iniciaba el conteo regresivo, acompañado de todos los participantes, diez, nueve, ocho…. No llegamos a poner los pies en el suelo, que daba largada a la bicicleteada, y así nomás, sin descanso alguno, nos vimos inmerso en salida, con los últimos, lugar que luego fuimos dejando atrás, pero ahí veníamos con los más rezagados, o los que prefieren los últimos lugares, unos metros más atrás, venías las motos que cierran, luego las ambulancias, y finalmente el colectivo. El colectivo cumple la función de ir levantando y llevando a todos aquellos que no pueden continuar.
Todo se desarrolló con normalidad, no hubo ningún contratiempo, unas motos y mayormente otros en bicicleta del grupo de los organizadores, se adelantaban con los carteles de alto, y cortaban la circulación, y luego pasaba el grupo de bicicleteadores. Muchos no pudieron con la subidita que brodea la casa de gobierno, mayormente los que iban en bicicletas sin cambios, así que subieron esos metros a pie. En el camino, algunos pocos transeúntes desubicados se mandaban a cruzar entre las bicicletas, gente irrespetuosa, como si cruzar por el medio de una bicicleteada les fuera a cambiar algo en la vida, por suerte la mayoría lo tomaba a bien, saludaban, tomaban fotos, lo mismo sucedía con los automovilistas, algunos molestaban con las bocinas, los menos y se les notaba en las caras serias, pero la mayoría tocaban bocinas, saludaban y filmaban con los celulares. Llegados a Plaza San Martín, en la bajada, se hizo una parate de pocos minutos donde todos los participantes saludaban y los organizadores tomaban algunas fotos, luego continuaba el recorrido hasta llegar a la meta.
Era una bicicleteada familiar, mucha gente joven, muchos padres con sus hijos, hasta los más pequeños que iban en el asiento trasero, la inmensa mayoría de los participantes llevaba casco, algunos payasos (literalmente), algunos de estos payaso con bicicletas extravagantes, un señor con sobretodo, un chiquito de tres o cuatro años iba sentado atrás de su madre ¡con el mapa del recorrido! Fenomenal hacerlo participar de esa manera. Otro padre llevaba atada la bicicleta de su hija con una soga. Otros niños participaban con sus bicicletas y las clásicas rueditas para aprender (y no caerse). Había unos cuantos que circulaban con las bicicletas del gobierno de la ciudad, y otros tantos con algunas bicicletas alquiladas de privados.
Todo estuvo excelente. La llegada se completaba pasando por el arco inflable color azul con la leyenda del organizador Banco Ciudad. Luego desde el escenario daban las indicaciones de unos minutos de estiramientos, a lo cual la mayoría participó. Alrededor del lugar se encontraban los puestos de sponsor y otros. Por ejemplo en el puesto del gobierno de la ciudad, uno podía tomar un plano de ciclovías de la ciudad que bien acompañado de información básico y necesario para todo ciclista, que aunque uno la conozca, nunca está de más tenerla, transmitirla, releerla. La marca Gatorade, también presente, daba bebida gratis, un vaso de su bebible, no era gran cosa, pero mínimamente te rehidratabas y si no te alcanzaba un vaso podías repetir. Había un puesto color verde (no recuerdo la marca) que ofrecía un mini service express donde revisaban los frenos y colocaban aceite (creería que era Penetrit) en las bicicletas.
Luego desde el escenario se notició los créditos que ofrece el Banco Ciudad para la compra de bicicletas y la conducción del evento estuvo a cargo del presentador Julian Weich, que se encargó del sorteo de los premios para todos aquellos que se registraron previamente en la web de la ciudad. Finalmente se pidió que dejaran todo limpio, y se dio por terminado.
El recorrido de la bicicleteada duró aproximadamente una hora.

Una vez terminado el evento, seguimos con la idea de comer algo y descansar un poco antes de regresar. Nos quedaban los diez km de la vuelta, que incluían algunas subidas. Nos fuimos por la Costanera, frente a la Reserva Ecológica. Hay una feria artesanal, luego están los carritos de venta de comida rápida, y las estatuas de algunos deportistas reconocidos. Paramos en un carrito y nos comimos un sandwich grande de bondiola (que algunos llaman bondipan). Estos carritos tiene dudosa reputación, al menos yo la tengo sobre ellos, sé que han sido regulados en los últimos años, pero aún así los miro con desconfianza, pero luego de la bicicleteada, no importó mucho y nos degustamos el sándwich de una. Muchos ciclistas que habían participados estaban en la misma situación, y se los identificaba fácilmente por las remeras azules. En una de las puntas de la costanera, se suelen reunir bandas de adolescentes con sus bicicletas y música. Andan muchos de ellos con bicicletas bajas, extravagantes, poco populares y para nada masivas, personalizadas a su gusto, algunos les ponen cornetas, otros le agregan bafles, básicamente intervienen las bicicletas para llamar la atención mezclando el rodado con la música. He estado mirando (nunca había prestado atención) y veo que las distinguen en varias categorías como choppers, low riders, rat biker, y luego características particulares como cuadro personalizado, cubiertas, audios, iluminación, largas, bajas, y otras características más.

Un cuestionamiento: En  nuestro caso emprendimos el regreso, casi en su totalidad como llegamos, salvo un detalle. Es sabido que la zona de microcentro fue reformulada, se arreglaron las calles, se realizaron mejoras para favorecer la circulación de los peatones y disminuir la de los vehículos y mucho más, que es cierto y se puede ver a comparación de como era antes, todo esto se puede leer en los siguiente links
http://www.lanacion.com.ar/1793702-cambia-el-paisaje-del-centro-porteno-con-mas-arboles 
http://www.buenosaires.gob.ar/noticias/los-peatones-tienen-prioridad-en-el-80-del-microcentro 
http://www.buenosaires.gob.ar/noticias/microcentro-avanzan-las-obras-de-peatonalizacion 
http://www.buenosaires.gob.ar/noticias/antes-y-despues-del-microcentro-porteno 
http://www.buenosaires.gob.ar/noticias/plan-microcentro 
El hecho es que nosotros tomamos por la calle Suipacha, en el tramo que va desde Sarmiento hasta Arenales. Por Suipacha figura la existencia de una ciclovía, pero resulta que solo está marcada con pintura, y no está bien pintada, se desgastó con el tiempo, además que los autos que circulan no la respetan, por tanto el ciclista tiene que arriesgarse a ser atropellado o subirse y seguir por la vereda, y es una pena que sea así, lamentablemente si no está delimitada por un cordón, la cultura del “no respeto nada” de muchos automovilistas (no todos) pero sí muchísimos, es la que impera, acompañado por el hecho que no existe sanción, no existen campañas de concientización masivas y continuadas en el tiempo, automovilistas que no fueron educados en el respeto, no tienen una cultura vial, y si comenten un atropello, las leyes son muy flexible que terminan beneficiando al infractor (salvo en dinero, que nunca es equiparable a una lesión o muerte). Es un pena que así funcione. Se hicieron mejoras, pero creo que faltan muchas más.

Algunos comentarios mas.
No hay que ser ingenuos y creer que un día uno se despertó y se le ocurrió generar una bicicleteada. Detrás del evento está por un lado el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y por otro lado el Banco Ciudad. Pero pensando en el mejor de los sentidos, la iniciativa es buena. Y de hecho tiene repercusión, y participación. La idea del banco es clara, genera y ofrece créditos justamente para que la gente adquiera una bicicleta.


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Es así que ya lleva la cuarta edición de este evento familiar. Si pensamos en todas las ventajas que ofrece una bicicleta, no es una mala opción de consumo. No son pocos todos los artículos basados en estudios sobre el bienestar que genera el andar en bicicleta. Luego está el consumo responsable por quien obtiene la tarjeta del banco, pero si se trata de la bicicleta y lo relacionado con ella, no está nada mal. Es más bien, para aprovecharlo, un acuerdo entre el banco y una importante cantidad de bicicleterías ubicadas en Capital Federal. Según indican las noticias, este programa de créditos “Desde que se implementó, en 2012, se vendieron 35 mil.

Al mismo tiempo, el evento se enmarca en otro evento de mayor característica por la extensión en el tiempo, impulsado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, denominado Semana de la Movilidad Sustentable. Una actividad de fomento donde el gobierno impulsa el uso alternativo de vehículos, en este caso, la bicicleta, con una serie de incentivos (podrían ser los créditos, las bicisendas, las bicicletas de uso gratuito, etc) y le da visibilidad al tema con algunos eventos. Que para el ciudadano, y desde mi mirada, es positivo, y debería extenderse a todas aquellas ciudades con importante número de habitantes (no por desmerecer a las ciudades pequeñas, pero que por ser pequeñas tienen más facilidades para la circulación y menos problemas en este sentido).



Aunque aún falta mucho para convencer que se busca un transporte sustentable, y/o una circulación en la ciudad (o en parte de ella) sustentable. De por sí, la red de ciclovías, es insuficiente, y no hablamos de inversiones multimillonarias, depende que tengamos de referencia, pero entre hacer un viaducto o un subte y hacer una ciclovía, creería que resulta menos costoso esta última. Y bien hecho, porque si miramos el mapa de ciclovías, vemos que en la zona de Once (Balvanera) alguna calles están marcadas como ciclovías, pero en los hechos, con suerte pasa una bicicleta, no está separada calle para vehículos y sector de bicisenda, lo que convierte a dicho tramo en bastante peligroso, y así se podría seguir con ejemplos de lo que falta, desde la mirada de un ciclista común y corriente.

En definitiva el evento resultó todo un éxito, participaron más de 4500 ciclistas, que de manera familiar recorrieron los 10 km, sin ningún tipo de problemas, en un día que se prestó muy bien, y acompañados de la organización y todos aquellos que participaron de una u otra manera para que todo resulte bien.

Un par de noticias en los medios que recogieron el tema.
Actividades y concursos para impulsar la bicicleta.Desde este viernes y hasta el jueves 22, los ciclistas y peatones serán los protagonistas de las calles. Habrá descuentos, concursos, bicicleteadas e intervenciones artísticas en distintos puntos de la Ciudad, en el marco de la Semana de la Movilidad Sustentable.http://www.larazon.com.ar/ciudad/Actividades-concursos-impulsar-bicicleta_0_825300009.html
En rollers y en bici, miles de porteños anticiparon la llegada de la Primavera en la Ciudad.Unos 4.500 ciclistas participaron de la bicicleteada familiar del Banco Ciudad y…http://www.clarin.com/ciudades/rollers-portenos-anticiparon-Primavera-Ciudad_0_1652834811.html 
En este perfil de Facebook llamado "Todo en Bici" encontramos muchísimas fotos donde muchos participantes pueden encontrarse pedaleando en la bicicleteada. Bajo el título “Encontrate” se pueden ver en
https://www.facebook.com/Todoenbici/photos_stream?tab=photos_albums

viernes, 9 de septiembre de 2016

Quattrocento.

Este libro lo vi una vez en una librería de saldos, luego lo volví a ver otra vez, y otra, y ya no sé cuantas veces lo vi, pero siempre estaba allí, en la misma librería en el mismo lugar. Un día decidí comprarlo. Una edición vieja, pero en buen estado, solo con los bordes de las páginas bastantes amarillentos. Imaginé una novela común y corriente con una historia orientada por los caminos de la historia y el arte. La imagen de portada es linda, claramente una pintura (posiblemente conocida, ya veremos quien es) y las palabras “una mujer, un cuadro, una obsesión” y de remate el título “Quattrocento”, quizás sea todo ello lo que despertó mi interés en adquirirlo. Mi imaginación voló generando algún interés. Estuvo un par de meses en los estantes hasta que decidí leerlo.


El título del libro es Quattrocento, que curiosamente no fue traducido como Cuatrocientos, y quedó el original, que claramente refiere al período artístico europeo de siglo XV, la centuria del 1400. Cuyo autor es James McKean. Traducción de Rafael Marín. Edición 2002. Editorial Ediciones B. www.edicionesb.com Diseño Ediciones B. Ilustración Leo Flores.

Sinopsis (contratapa del libro).
Matt O’Brien, restaurador de arte en el museo Metropolitan de Nueva York, un día descubre casualmente un cuadro que, hasta entonces, había pasado desapercibido en la institución. Intuyendo una figura femenina oculta en esta tela castigada por los estragos del tiempo, Matt se vuelca de pleno en su restauración. Tras el proceso, el joven sufre una transformación: no puede quitarse de la cabeza a la joven del cuadro, a quien incluso ha bautizado como Anna. Matt es un apasionado del Quattrocento –época de la que procede el lienzo- y lleva años dedicado al estudio del arte de este periodo, por lo que viaja con frecuencia a Italia. En Nueva York, se refugia a menudo en el studiolo situado en el museo. En esa pequeña estancia, forrada de madera y cubierta de trampantojos para recrear un estudio renacentista, Matt encuentra respuesta a las numerosas dudas que le asaltan tras el descubrimiento del cuadro. Y será ahí donde descubra quién se halla detrás de la identidad de la mujer del cuadro: una noble italiana que, como él, volcó su vida en el arte.

Sobre el autor, James McKean, no hay mucho. En la solapa de la tapa dice lo siguiente “James McKean vive en Nueva York donde ejerce de lutier, profesión que le ha reportado numerosas condecoraciones. En Quattrocento, su primera creación literaria, McKean ha sabido volcar su sensibilidad y pasión por la música en una novela de gran riqueza lírica.
Este es su primer libro publicado y por lo que pude ver, hasta la fecha actual, el único. Posee una página web http://mckeanviolins.com/ dedicada a su actividad profesional de lutier, especializado en violines. Sobre él, dice una web “James McKean, es un lutier y escritor americano. Tras graduarse en 1977 en la Violin-making School of America, en Salt Lake City regresó a la ciudad de Nueva York, donde después de tres años con el conocido luthier y restaurador Vahakn Nigogosian, instaló su propio taller en 1980. Desde entonces, sus instrumentos han ganado varios premios, incluyendo una medalla de oro en los concursos patrocinados por la Violin Society of America y la American Federation of Violin and Bowmakers. Sus instrumentos se pueden encontrar en las salas de concierto de todo el mundo. Además, McKean es un apasionado de la literatura y el arte renacentista, obsesiones que vieron la luz en 2002 con su primer libro, la novela Quattrocento. http://www.compartelibros.com/autor/james-mckean/1

En cuanto a la imagen de la portada, que fue lo primero que me llamó la atención, imaginé que se trataba de una obra clásica, pero la desconocía, posiblemente alguna vez la vi, pero no es seguro ni tampoco recordaba cuando ni donde, en definitiva no tenía idea. En la ficha de libro nada dice, y es verdad que aparece en el interior del texto. Pero no es novedad descubrirlo antes, ya que no le afecta nada a la lectura del mismo. Es más, estuve viendo, utilizando el buscador Google, que en las versiones americana aparecen, al menos, cuatro variantes, tres de ellas con otras imágenes distintas a la de la presente edición, y otra que da cuenta de esta imagen pero intervenida digitalmente y “actualizada” al presente como si de una fotografía se tratase. Y fue mi sorpresa cuando buscando, encontré otro libro también titulado Quattrocento, pero de otra autora, de nombre Susana Fortes.
Yendo directamente a la imagen de la portada del libro, obra que no ocupa con dos interrogantes ¿cuál es? y ¿quién la realizó? Baste recordar que puntualmente el libro no habla de él, lo que da lugar  algún otro del mismo autor (incluso inexistente), y quizás por ello existan distintas obras como portadas de otras ediciones. Esta en particular es un retrato del Renacimiento (hoy en el Museo del Louvre), titulado "La belle ferronière". Óleo pintado por Leonardo da Vinci (1490-1495). Para ampliar sobre esta pintura se puede visitar https://es.wikipedia.org/wiki/La_Belle_Ferroni%C3%A8re  y http://www.elmundo.es/opinion/columnas/pedro-g-cuartango/2010/01/22066701.html  

Mis comentarios para con la lectura de este libro no son del todo alentadores. Tiene varios aspectos cuestionables desde mi mirada. En un tanto tedioso con los diálogos. Por partes se vuelve aburrido, es llano, no aparecen tensiones que generen interés. Se vuelve meloso y cansador, con algunas esporádicas descripciones de paisajes. Es la escritura, a forma de escribir que tiene (al menos como se desprende de su traducción), la que resta valor a su historia. Por partes no se entienden, y no por lo difícil de su lectura, que por cierto, es bastante sencilla, en muy pocos fragmentos posee una redacción bastante elaborada. Repite hasta el hartazgo el nombre de Matt. Muchas cosas (palabras) las menciona y deja el interrogante, al menos para quien no las conoce, pero luego, páginas más adelante las explica. Hay que esperar hasta después de setenta páginas para conocer al personaje del cuadro. Se excede un poco con las metáforas.
Hay frases que son burdas e inocentes. Por ejemplo:
-Tendremos que ponernos en marcha. -¿Adónde vamos? –No tengo tiempo de explicarlo.(p.105) o “El sacerdote que los había seguido, se persignó a ver el arma. (p.111) o “Con un salto compulsivo apartó de una patada los libros y las flores.(p. 210)
Y muchas explicaciones en medio de las charlas y diálogos entre los personajes, no parecen dar la sensación de naturalidad, amén de que lo que se busca transmitir sea el concepto.

En cuanto a lo positivo que encuentro, es la mención de algunos artistas, de algunas obras, técnicas de datación (p.74), de algunas técnicas pictóricas, es decir cómo los pintores utilizaban los pigmentos, las diferencia entre los aceites y las temperas. En ocasiones, McKean, explica el simbolismo encontrado en las imágenes.
Es evidente que el autor realizó una investigación sobre el arte, la historia y la cultura de la Italia del Renacimiento. Esto lo manifiesta, pero de manera tan explícita que pareciera estar mostrando directamente el material de estudio que utilizó.

Increíblemente, el autor, trata de generar una especie de viaje en el tiempo, y jugar con eso, un studiolo como pasaje o instrumento para ir desde la actualidad hasta el pasado el 1400, pero es tan confuso, que si bien puede ser buena idea, termina no cerrado del todo. En un momento, hasta menciona la teoría de las cuerdas, en uno de estos desvaríos. Pero ese misterio que uno espera encontrar, en lugar de generar emoción, provoca confusión. Hay cierto desfasaje en las historias de cada personaje, todo encaja muy rápidamente sin mayores inconvenientes que fundamenten esos hechos. Existe cierta desviación temporal, admito que es difícil y pretensioso lo que plantea el autor en un relato con contenido histórico, pero en lugar de parecer realista ni tampoco ser ciencia ficción, se queda a medio camino. Como que el studiolo, lo lleva a divagar con su imaginación, que por momentos es completa y por momentos insuficiente. Pero es solo una lectura, porque el libro pareciera indicar que el personaje “de alguna manera” realmente viaja en el tiempo.

Lo dicho anteriormente referido al “viaje en el tiempo” quizás este relacionado con lo que sigue a continuación, el carácter musical que presenta el texto.

La última frase del fragmento antes citado que se encuentra en la solapa del libro dice algo interesante “ha sabido volcar su sensibilidad y pasión por la música en una novela de gran riqueza lírica.” Es aquí donde radica la esencia de la novela y su correcto entendimiento, al menos a mi parecer, pero si uno desconoce de música, esto se dificulta. La novela estaría plagada de alegorías musicales (o algo así). Y esto se deba, posiblemente, a que el autor es especialista en instrumentos musicales. Por ejemplo, pareciera sugerir que el desplazamiento de tiempo tuvo que ver con puntos de fuga y ciertos sonidos o vibraciones, aunque falta aclaración. Tal vez, esto lo puedan comprender mejor, los músicos, o les resulte más fácil la identificación.

Menciona en varias ocasiones, para referirse a ciertos marcos, al chopo lombardo. El álamo negro o chopo negro (Populus nigra), también conocido como chopera, es una especie de árbol perteneciente a la familia de las salicáceas
Italica. El verdadero chopo lombardo, seleccionados en Lombardía, en el norte de Italia, en el siglo XVII. El crecimiento es fastigiado, con una corona muy estrecha. Proveniente de la región mediterránea, se adapta a los veranos cálidos y secos y crece poco en condiciones de humedad, siendo de corta duración debido a las enfermedades fúngicas. (Wikipedia).

Me llamó la atención la frase en latín diabolus in música (p. 64), frase que desconocía. El término en latín diabolus in musica o su españolización diábolus in música hace referencia a “el Diablo en la música” una manera peyorativa de referirse durante la Edad Media al término musical «tritono» (intervalo musical que abarca tres tonos enteros).

Un instrumento que no conocía aparece cuando dice “dos laudistas y un tañidor de tiorba(p. 96) Seguramente se refiere al tañedor (persona que tañe un instrumento). La tiorba es un instrumento musical semejante al laúd barroco, pero con mayores dimensiones. Está compuesto por dos mástiles o mangos y ocho cuerdas adicionales para los bajos, sin trastear.

Una vieja prenda de tweed(p.11) ¿A qué se refiere? Es la pregunta…. Y la respuesta: El tweed (palabra que proviene del río Tweed, de Escocia), es un tejido de lana áspera, cálido y resistente, originario de Escocia. La textura es calada y elástica, apretada. Se fabrica en liso o tejido de sarga y a menudo muestra el patrón en forma de espina de pescado, o herringbone. Se obtiene girando juntas varias hebras de lana de diferentes colores en un hilo de dos o tres capas. La pelusa que se crea en la superficie del tejido rechaza el agua. (Wikipedia)

He buscado críticas a este libro, y en español no las encontré, si algunas opiniones de particulares en inglés, y está divididas las aguas, con comentarios a favor de aquellos que les gustó y aquellos otros que le darían una relectura para poder comprenderlo mejor, y comentarios en contra de aquellos que directamente no lo recomiendan.