domingo, 26 de octubre de 2014

El silencio de las enfermeras en los carteles.

Cuando era chico, cada vez que tenía que aplicarme una vacuna me llevaban a una salita de fomento, al menos así se llamaba, uno se asociaba y tenía ese beneficio, estoy hablando de la década del 80. Hoy creo que ya ni existen, posiblemente en poblaciones aisladas puede que aun subsistan, en ciudades grandes no se ven, o es lo que me parece. Las obras sociales, medicina prepaga, clínicas privadas, más las campañas nacionales y los hospitales públicos, las han hecho, por lo menos en ciudades grandes, casi innecesarias, o quizás necesarias pero que no se ven. Igual, lo que estoy diciendo, no me convence mucho, porque pienso en sectores de bajos recursos que no tienen muchas posibilidades de elección. Bueno, pero al punto al que voy es otro, me acuerdo de esa vieja salita, y también de algunas clínicas de la ciudad, y algo que se veía en todas ellas, eran los carteles de la enfermera mandando a hacer silencio. Estos carteles, enmarcados en un cuadro, recuerdo que eran todos, o prácticamente todos (lo que yo veía, en varios lugares) de tamaño grande, en blanco y negro, siempre la misma cara de una enfermera joven, con el sombrerito y la cruz roja, y con el dedo mandando hacer silencio, posiblemente, estos carteles que hablo, me da la sensación que eran de las décadas 50-60 y tal vez, de antes, de los 40, pero es una suposición porque no poseo datos para confirmarlo o no. Estaban siempre ubicados en lugares estratégicos, que todos podían ver, en lo alto, en el medio de la sala de espera o encima de puertas de paso obligatorio (por ejemplo, a consultorios, internación, etc…) .Busqué a ver si encontraba en internet uno de esos cuadros, pero apenas encontré dos que se parecen, pero están algo alejados de los que yo hablo.

Hoy eso cambió, hoy los carteles apenas están, tuve oportunidad, en este último tiempo, de estar en no menos de tres sanatorios, y en el último que visité, que fue hoy (febrero, 2007), le tomé fotos.
Los carteles del ahora, más modernos, apenas se ven, están en tamaño pequeño, solo se ve el dedo y la boca, mandando a silencio, en otro se ve que es una enfermera por el gorrito, ni siquiera tiene cara, no están en lugares estratégicos, había uno que lo vi en el fondo de una pared y el otro en una puerta, este último parecía bien ubicado ya que era una puerta que nunca se deja abierta, salvo que la puerta estaba en una ubicación que no la veía nadie y el cartel era el más chico de todos.
Al margen de todo esto, la gente ya no tiene respeto ni siquiera en un lugar como un sanatorio, haciendo el mínimo esfuerzo intelectual, solo usando el sentido común, incluso aquellos que apenas escriben su nombre, es sabido que en un sanatorio/clínica/hospital es un lugar en el que acuden personas enfermas, personas que sufren o sufrieron un daño a su salud, es un lugar en el que las personas que más necesitan de ese lugar están en inferiores condiciones de los que estamos sanos, entonces la pregunta es ¿por qué no se respeta el silencio? ¿para qué están esos carteles? ¿están de adorno? ¿están para alegrar la sala? ¿están para molestar a los familiares de los enfermos? No, no señores, están por otra razón muy superior que hace al bien de los enfermos y al mejor desarrollo de la institución que se trata, más grande o más chica. A Dios gracias no vi a ningún inconsciente fumando, ese cartel se respeta más, por lo menos en el ámbito de sanidad. Al menos, de diez personas que había, en menos de una hora, a no menos de tres le sonó el celular más de una vez, el tema de los idiotizados por el celular es para otra ocasión, pero ¿no les da la cabeza de apagarlo cuando entran a un sanatorio/clínica/hospital? ¿tan pendiente debe estar uno del celular que tiene que dejarle el volúmen? Si no lo quieren apagar ¿no pueden ponerlo con luz, vibrador o modo silencioso o luminoso?, ni siquiera son capaces de bajarle el volumen al mismo. O sea, estas personas que hablo otras opciones tienen, lo que no tienen es voluntad de utilizarlas, lo que no tienen es respeto por los demás.

Pero esto que hablo lo vi en sala de esperas de sanatorios y hospitales. Por una u otra cuestión, (hacia el año 2014) tuve oportunidad de estar en no menos de cuatro hospitales públicos, y en no menos de siete clínicas privadas. Y debe decir, se respeta algo de silencio en las salas de espera de terapias intensivas o visitas también de terapias intensivas.
En el resto, lo que son salas de espera para cualquier otra consulta, graves o no grave, esto ya cambió radicalmente, en algunos lugares ponen música funcional, en otros televisores con volumen alto (¿por los mayores? ¿por problemas para escuchar? ¿por capricho o costumbre del personal administrativo?) y a esto sumado la charla natural entre personas pero a viva voz más el infaltable ruido de los celulares, o bien cuando suenan, o bien cuando juegan a algún juego o bien cuando teclean para escribir. ¿Y el silencio en que quedó? Cada vez más pequeño, anunciado, pedido, casi asustadamente en cartelitos cada vez más diminutos y escondidos.

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