miércoles, 29 de abril de 2020

Discusión en la calle.

Me encontraba en una fila de espera frente a un negocio, y delante de mí, a un metro y medio aproximadamente había una mujer, también esperando, la fila continuaba con dos o tres hombres más. Venía todo normal, cuando apareció caminando otra mujer con un perro salchicha, lo traía atado con una correa, y el perro venía rayando la pared. Fuera del local había dos productos embalados, listos para despachar, parecían unas cortinas enrolladas, y no va que cuando el perro pasa junto a ellas, se le ocurre marcar con su meada, levanta la pata, y la mujer que estaba primera en la fila, a viva voz dice “ay no lo dejes, no lo dejes”, claramente para evitar que el perro mee uno de los paquetes. La otra mujer, que no se si venía distraída o se hacía la distraída, que es lo más probable, ya que “justo” se detuvo cuando el perro levantó la pata, pero en el mismo momento que escuchó a la mujer pedir que “no lo deje” tiró de la correa y sin decir ni una palabra continuó caminando, no llega a hacer dos pasos que la mujer que estaba en la fila agrega un “¡que tarada!”, y la mujer que llevaba al perro la escucha, se da vuelta y se trenzan en una discusión verbal bastante desagradable que derivó en un conjunto de insultos, incluso uno tan antiguo que creía en desuso como un “solterona” utilizado como agravio.



La situación era bastante incómoda de por sí, dos mujeres insultándose en un ida y vuelta sin parar, más de 30 segundos con un final que lo remata el perro salchicha.
El tema que se me ocurre escribir es el siguiente ¿qué hacer cuando pasa algo así? Por supuesto que nada, absolutamente nada, lo mejor fue no meterse. Y es lo que hicimos los que esperábamos en la fila y uno más que entraba y salía del local y también presenció el hecho, al menos lo recibió con sus oídos porqué, al igual que todos los demás se hizo el distraído.
¿Qué se puede hacer cuándo dos personas, racionalmente tienen la voluntad de agredirse verbalmente? ¿Decir un “tranquilícense”, “no es para tanto”, “ya fue”, “las agresiones están de más”, “no hace falta que se insulten”, “ubíquense”, etc…? De ninguna manera, lo mejor ni una sola acotación de nada, y que se arreglen. Caso contrario es muy factible de recibir una agresión por “metido”, y además es probable de terminar tildado de machista, violento, o lo que fuere, de hecho, entre las dos mujeres, una tildó de “machirula” a la otra, por mencionar un ejemplo. Utilicé la palabra “metido” porque en Argentina se la utiliza mucho. Y lamentablemente (o no) se la distorsionó, y se la asoció a “comedido”, y de allí surgió el dicho popular “no hay comedido que salga bien(1) queriéndose decir “no hay metido que salga bien”, una intromisión, por más bondadosa que sea, puede (y el dicho, directamente, lo sentencia) que termine mal. Ahora, si vamos más allá, en el correcto sentido del lenguaje, comedido significa todo aquél acto o palabra que es moderado, no exagerado, agresivo ni irrespetuoso. Y comedido también tiene sus refranes como aquellos que dicen El necio atrevido, el sabio comedido y No llega la sangre al río si tu lenguaje es comedido.
Increíblemente, para esta situación vivida, a mi modo de ver, tanto refranes como dicho popular se aplican para todos los que estábamos ahí presentes.
No hubo delito porque ambas se agredieron mutuamente. Nadie se detuvo a pensar porque un local acomoda sus cosas en la puerta, aunque las excusas habituales mandan “es algo temporario… no hay lugar… ya se saca... estaba para cargarse…etc…”. El perro, hizo lo que hacen los perros. Y la dueña del perro debería actuar con más diligencia, mínimo llevándolo a un lugar para perros, que los hay, se llaman canil (caniles) o parques para mascotas, pero la realidad que, salvo los que contratan paseadores, el resto los sacan por la cuadra y que los animales hagan sus necesidades donde quieran, es una práctica usual, se ve todos los días. Y la otra mujer no debería haber lanzado la primera descalificación.
En este caso, yo era el que me encontraba más cerca de ambas mujeres, anónimas, que se agredían, y lo primero que pensé fue que si cruzaban la raya pasarían a las manos, como mucho podría filmar los hechos, saqué le celular, y me lo pensé dos veces, fueron segundos o menos, ni amagar en filmar nada, mejor me hacía el distraído y empecé a tocar los botones del celular, el primero que presioné fue el de grabar, y se grabó la ya empezada discusión fuera de tono en medio de la vereda.

(1) https://www.confederaciongaucha.com.ar/noticias/ver_nota.php?id=266

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