sábado, 10 de mayo de 2014

Un cuento de Frederic Brown.

El que sigue es un cuento de ciencia ficción del autor Frederic Brown.


Respuesta de Frederic Brown.

Answer 

Dwar Ev soldó ceremoniosamente con oro la conexión final. Los ojos de una docena de cámaras de televisión le contemplaban y el sub-éter llevaba a través del universo una docena de imágenes de lo que estaba haciendo.


Se enderezó e hizo un ademán de asentimiento a Dwar Reyn, yendo a situarse luego junto al conmutador que establecería el contacto cuando lo accionara. Conectaría, inmediatamente, con todas las enormes máquinas computadoras de todos los planetas poblados del universo —noventa y seis mil millones—, en un supercircuito que a su vez conectaría a todas ellas a un supercalculador, una máquina cibernética que combinaría todo el conocimiento de todas las galaxias.
Dwar Reyn habló brevemente a los innumerables televidentes a la escucha y, tras un momento de silencio, dijo:
—Ahora, Dwar Ev.
Dwar Ev accionó el conmutador. Se produjo un potentísimo zumbido, la oleada de potencia energética de no venta y seis mil millones de planetas. Fulguraron y atenuaron luces a lo largo del panel de millas de longitud.
Dwar Ev retrocedió y respiró profundamente.
—El honor de hacer la primera pregunta es tuya, Dwar Reyn —dijo.
—Gracias —respondió Dwar Reyn—. Será una pregunta que ninguna máquina cibernética simple ha sido capaz de contestar. —Se volvió frente a la máquina—. ¿Hay un Dios?
Una poderosa voz respondió sin vacilación, sin el piñoneo de un solo relé.
—Sí, ahora hay un Dios.
Un súbito miedo desencajó el rostro de Dwar Ev, quien dio un brinco para asir el conmutador.
Pero un rayo cegador expelido del firmamento sin nubes le derribó y fundió el conmutador.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario