jueves, 30 de agosto de 2018

Media Maratón 21 K. - Parte II.

Llegamos a una esquina, cruzamos por debajo de un arco inflable que habían instalado allí. Seguimos caminando, siempre bordeando la valla, buscando un lugar para instalarnos, de un lado el público asistente ya se había ubicado, y del otro lado, por la vereda, los que circulaban de un lado y del otro, más aquellos corredores que ya llegaban tarde al punto de salida.
Llegamos a otra esquina, la del cruce con la calle Juramento. Estábamos a cuatro calles del punto de inicio. Si bien ya había menos gente, todavía había bastante y las vallas estaban colmadas. Unos metros más adelante, encontramos un hueco en la valla, y allí nos colocamos. Justo a tiempo, ya que habían largado, y allí venían todos…
Al comienzo, algunos empiezan a separarse del resto, pero como todo comienzo, cuando viene el grueso de los corredores, era impresionante verlos pasar todos juntos.
Y pasaban, y pasaban, y no terminaban más, al tiempo que pasaban los minutos, y así habrán sido unos once minutos, hasta que comenzó a decaer y ya solo pasaban los más rezagados, y todos aquellos corredores que iban llegando tarde y salían a medida que entraban a la pista.










Algunos del público ya se pasaron del otro lado de la valla.




En un momento algunos ya se habían pasado para el otro lado de la valla, no sé como hicieron, si encontraron un espacio, si la saltaron, si llegaron caminando desde algún otro punto, lo cierto es que algunas personas ya estaban del lado interior de la pista por donde circulaban los corredores. Muchos de los corredores llevaban cuellos y pañuelos que le cubrían toda la cara. Supongo que era debido al frío de la mañana.


Dos corredoras se detienen para acomodarse el celular y cronómetro.

Público de los dos lados de las vallas.

En este momento pasó un avión.

Un perrito también corría en la pista.


A los 15 minutos de haber comenzado el evento, continuaban pasando corredores, pero ya cada vez menos, y más espaciados entre ellos, los que largaron últimos, los que llegaron tarde, los que no les gusta ir todos juntos, los que van a su ritmo, los que tuvieron alguna dificultad y se demoraron, etc… Tenían toda la calle para ellos, la pista se presentaba  abierta para estos corredores que no formaban parte de aquellos corredores gregarios que ya habían pasado antes.
Los primeros rayos del sol alcanzaban este lado de la valla, cruzaban toda la calle y nos daban de lleno.
Entre el público algunos estaban callados, algunos aplaudieron al comienzo, y otros más efusivos gritaban palabra de aliento como ¡Vaaaamooss! , ¡Arriba! , ¡Vamos que esto recién arranca! , ¡Vamos chicos! , etc… Algunos del público tenían carteles. Casi al comienzo, a pocos metros de la largada, habían instalados dos tribunas, unas pocas gradas, claramente insuficientes, para el público, que finalmente se fue acomodando a los lados de las vallas. Cerca nuestro un grupo del público se la pasaban gritando “JRA” que evidentemente era un corredor/a. Casi veinte minutos gritando el JRA, pero JRA nunca pasó, es decir, si pasó, pero nunca lo/la vieron, finalmente, cuando ya casi nadie pasaba, desistieron del grito. En tanto que otro grupo de corredoras, la hicieron al revés, decidieron pasar entre los últimos, claramente visibles, pero además llevaban globos, con lo cual concentraban todas las miradas y no pasaban para nada desapercibidas.

Nos alcanzan los primero rayos del sol.

Nos alcanzan los primero rayos del sol.

Grupo de corredoras con globos.
Llegado este momento, pasaban muy pocos corredores, pero lo cierto es que no dejaban de salir, iban menguando en cantidad, cada vez más espaciados, pero seguían pasando. Nosotros, decidimos dejar este lugar de la valla, y tratar de cruzar al frente. ¿Cómo? No sabíamos como hacerlo, así que comenzamos a caminar, con la esperanza que en algún momento iban a finalizar las vallas.


(Continúa en la entrada parte III)

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