sábado, 23 de septiembre de 2017

El viento que arrasa.

El viento que arrasa. Novela cuya autora es Selva Almada. Edición 2017. Editorial Mardulce. www.mardulceeditora.com.ar . 168p. 1ed. 8reimpre. Bs. As. Fotografía de cubierta: Guillermo Valdéz.


Sinopsis. (tomada de la contratapa del libro)
¿Qué es una escritora madura? ¿Qué es una escritura consumada? Son palabras que muchas veces no significan nada.
Pero que adquieren otro sentido cuando hablamos de una primera novela: el sentido de la originalidad, de lo inesperado, de lo asombroso. El viento que arrasa, primera novela de Selva Almada, convierte esas palabras en elogios, en una descripción ajustada de lo que su prosa expresa. Una escritura firme, segura, potente y, quizá por eso, profundamente poética.
Un reverendo y su hija de viaje por el Chaco, en un clima de conflictos y tormentas, entreveros y catástrofes latentes, diálogos filosos y locura solapada. Casi cinematográfica, El viento que arrasa es una novela en la que los personajes son nítidos, corpóreos, se escuchan sus voces, sus modos. Y los del paisaje: el monte, el sol fuerte, los árboles achaparrados, los autos rotos, las camisas transpiradas y las vidas destruidas.

Sobre la autora: Selva Almada nació en Entre Ríos. Es autora de los libros Mal de muñecas (2003), Niños (2005) y Una chica de provincia (2007). Integra diversas antologías de cuentos, entre ellas Die Natcht des Kometen (Alemania, 2010). Fue becaria del Fondo Nacional de las Artes. Co-dirige el ciclo de lecturas Carne Argentina. Coordina talleres de escritura en Buenos Aires y en el interior del país.


Esta novela forma parte, junto a otras, de un listado, que conforman un programa de un taller al que asistí, taller referido a la narrativa contemporánea argentina, y, por tanto, de forma voluntaria, había que leerlas para luego en la charla del taller, comentarlas, junto a los demás compañeros de curso y con la guía del docente a cargo.

Es una novela que la leí en una tarde. No presenta dificultad, al menos para lectores argentinos. En lo personal no me llamó mucho. Tampoco me disgustó. Está bien hecha, es corta y sencilla. Regionalista, local. La obra no está considerada como costumbrista. Donde puede radicar alguna mínima dificultad para lectores ajenos al lugar, es cuando se hace alusión a creencias propias de la zona o incluso de Argentina, pero desconocidas para gente de otras latitudes. Se hace mención a supersticiones que más de uno ha oído hablar o escuchó, sobre todo de personas mayores o gente de campo, del interior del país. Al mismo tiempo, esto se vuelve interesante para gente ajena a nuestras realidades, ya que estas costumbres se presentan como novedad.

La novela está adaptada en ciertas regiones geográficas argentinas que efectivamente existen, no pude evitar usar GoogleMaps para poder visualizar la estatua del Gato Colorado a la entrada del mencionado pueblo.

Temporalmente no se establece una fecha, brinda datos que me resultaron confusos, por ejemplo “Antes de hacer la conscripción” (recordemos que el servicio militar obligatorio dejó de existir en 1994) siguiendo con la caracterización de Brauber “Brauer… A los veinte años... Ahora tiene tres décadas más…” otro punto de referencia es el walkman (fue inventado en 1979) y “Leni poniéndose los auriculares del walkman...” “Le llevó meses convencer a su padre para  que  le  comprase  el  aparatito portátil.” Es posible que aún vendan algún walkman por allí, pero actualmente casi han desaparecido, salvo en casa de anticuarios o de productos vintage que buscan rescatar algo del pasado, lo mismo sucede con los cassettes. Yo ubicaría los hechos en algún punto de mediado de los ´80 hasta posiblemente el 2005, como para darle un ámbito temporal.

He visto por la web numerosas críticas y opiniones todo tipo, y noté que tuvo amplia recepción, sobre todo por críticos literarios (y personas allegadas a la literatura) incluso en medios de comunicación masivos.

El fuerte de la novela pasa por la caracterización de los personajes y el clima, la tensión, el ambiente hostil, la soledad. El rol abandónico de los personajes, por una u otra cuestión, a veces clara y otras no, han sido abandonados, este ambiente se recrea en un lugar casi abandonado (alejado y solitario) y en otras manifestaciones como por ejemplo, cuando Leni dice querer irse algún día y dejar todo atrás (p. 106).

Existe una opresión doble, por un lado la que viene de la naturaleza, del paisaje, y por otro la de los personajes. La tensión en los personajes principales se da en el choque discursivo (y de gestos) entre el reverendo y el mecánico, el religioso y el agnóstico.

Hay un claro énfasis en la figura del reverendo, que relacionado con el viento desde el aspecto simbólico, y esto reforzado por los discursos de los sermones, y algunas cosillas más, como el tácito triunfo de la pelea o el llevarse al niño para su evangelización, da para pensar en una línea donde la función evangelizadora toma preponderancia en la historia.
Al mismo tiempo, que esta función evangelizadora, puede generar en el lector cierto rechazo a la figura del reverendo por la incomodidad a la que lo somete, y el lector puede ver en él, la figura de un fanático o un mesiánico. Creería que es demasiado verlo así, no obstante, es una lectura posible. Elementos no faltan, uno podría ver un fanatismo religioso en la siguiente expresión “Él iba a tallar esa alma con los cinceles de Cristo e iba a hacer de ella una obra hermosa para entregarle a Dios” (p. 63) ¿Con qué derecho? ¿con qué autoridad? ¿basta sólo el mandato religioso de evangelizador? Esto nos lleva a pensar en el pasado, pero también en el sistema legal laico donde no hay cabida para la imposición de una fe religiosa (cualquiera) por medio de la fuerza, y para el caso, pareciera que existe un aprovechamiento por parte del reverendo con respecto al niño, la querer imponerle su fe. Casi lo muestra cosificando a la persona. Y todo el tiempo va fogoneando este carácter avasallador del reverendo, por ejemplo, pintándolo como un controlador frente a su hija en algo tan elemental como que música escucha (p. 75). Esto genera un choque con el lector, el personaje del reverendo está bien logrado. Si la idea era irritar, irrita a muchos, y al mismo tiempo, desde la perspectiva de alguien adscrito a la fe religiosa, logra convencerlo con el discurso alienante que presenta.

El simbolismo del viento, a mi parecer, es de suma importancia, no creo que sea casualidad, por eso es que acudí al Diccionario de los Símbolos de Jean Chevalier. Efectivamente allí, hay detallado el concepto viento, y mayormente, su simbología es de tinte religioso. Transcribo lo que es de mi interés.

Viento. El simbolismo del viento tiene varios aspectos. Debido a la agitación que lo caracteriza es símbolo de vanidad, de inestabilidad y de inconstancia.
Por otra parte, el viento es sinónimo del soplo, y, en consecuencia, del Espíritu, del influjo espiritual de origen celeste.
5. En las tradiciones bíblicas, los vientos son el soplo de Dios. El hálito de Dios ordena el tohu-bohu primitivo; anima al primer hombre. La brisa en los lotos anuncia la proximidad de Dios. Los vientos son también instrumentos del poderío divino. Vivifican, castigan, o enseñan; son signos, como los ángeles, portadores de mensajes. Son una manifestación de un ser divino, que quiere comunicar sus emociones, de la dulzura más tierna a la cólera más tempestuosa.
8. Pero sería excesivo hacer un dios de una manifestación de la divinidad. Jean Servier pone justamente en guardia contra esas confusiones simplistas: "A menudo, como muchos místicos, los hombres del nuevo mundo descubierto por el Occidente han recurrido a comparaciones sensoriales para hacer comprender la espiritualidad infinita de ese Dios supremos. Dios es un soplo, Dios es un viento. Los rudos traficantes o los misioneros que esperaban ganarse a estos niños grandes proponiéndoles un paraíso material, concluyeron que los indios adoraban al viento y lo consideraban como el dios. La verdad era completamente diferente" (SERH, 80)
10. El poeta romántico inglés Percy Byshe Shelley evoca la poesía cósmica del viento, que arrasa y renueva la naturaleza:
Oh salvaje viento del Oeste
...encantador de los espectros.
Espíritu salvaje, que te estás moviendo por doquier,
Destructor y salvador: escucha ioh, escucha!
…iOh Incontrolable!
…indómito, pronto, orgulloso
…Sé tú, espíritu fiero
¡Mi espíritu! ¡sé tú yo, el impetuoso!
¡Conduce mis muertos pensamientos por encima del universo
Como hojas resecas para apresurar un nuevo nacimiento!
Y, por la incantación de este verso,
¡esparce, como de un ¡nextinguido hogar
cenizas y chispas, mis palabras entre la humanidad!
¡Sé a través de mis labios, para la tierra no aún despierta
la trompeta de una profecía! Oh viento,
si el invierno viene, ¿puede la primavera estar muy atrás?
(P.B. Shelley, Ode to the West Wind)
Diccionario de los Símbolos. Jean Chevalier. Editorial Herder. 1986. Págs 1070-1071

Uniendo estos conceptos que provienen de la simbología del “viento” y relacionando con la obra donde el “viento que arrasa” está muy presente, desde el mismo título, cabe preguntarse ¿a qué viento se refiere? ¿qué es lo que arrasa? ¿se lleva puesto lo que encuentra a su paso? Desde esta perspectiva, casi podría verse como un alegato que da mucha fuerza a la figura del reverendo, y más aún si consideramos la poesía de Percy Byshe Shelley.
Al respecto, encontré en la web, un análisis posible de la poesía de Shelley, que se puede relacionar, con la obra desde el aspecto espiritual y la figura del viento. El mismo lleva por título “Una lectura ecológica del poema “Ode to the West Wind de Percy Bysshe Shelley” de Romina Vargas (estudiante F. Lenguas. UNC - Universidad Nacional de Córdoba) que se puede leer en el siguiente link https://rdu.unc.edu.ar/bitstream/handle/11086/1419/33.1%20%20Vargas%20Romina.doc?sequence=38
Un ejemplo de esto podría encontrarse en el siguiente fragmento “Pensar en esto lo fortalecía, lo reafirmaba en su propósito. Volvía a sentirse una flecha encendida. (…) Y el viento que propague el fuego que arrasará el mundo con el amor de Jesús”. (p. 63)


El Reverendo terminó de dar la vuelta completa y llegó justo a donde su hija seguía de pie, dura como la mujer de Lot,  implacable como las siete plagas.” (p. 18) ¿La mujer de Lot? Aquí la metáfora alude a la mujer de Lot que según un pasaje de la Biblia, por desobedecer a Dios, éste la convirtió en estatua de sal.


Un adjetivo que desconocía es “maceta”. Esta palabra solo la conocía como el recipiente donde uno coloca las plantas. Pero cuando comienzo a buscar, me encuentro que esta palabra es mucho más. En el libro, se la utiliza como “chamameces macetas” (p. 38) claramente como adjetivo. No obstante, la palabra ofrece mucho más.
La RAE presenta dos entradas:
Maceta.
Del dim. de maza.
1. f. Empuñadura o mango de algunas herramientas.
2. f. Martillo con cabeza de dos bocas iguales y mango corto, que usan los canteros para golpear el cincel o puntero.
3. f. coloq. Guat., Méx. y Nic. Cabeza de una persona.
4. f. pl. coloq. Cuba y Ur. Piernas gruesas de mujer.
5. m. y f. coloq. Cuba. Persona que se ha enriquecido con el contrabando.
6. adj. rur. Arg. y Ur. Dicho de un caballo: Viejo, de cascos crecidos y que, por esa causa, anda con dificultad.
7. adj. P. Rico y R. Dom. Miserable, avariento, tacaño.
ser alguien la maceta.
1. loc. verb. Hond. Ser un haragán.
Real Academia Española.
Maceta.
Del it. mazzetto 'mazo de flores' o más probablemente der. análogo mozár.
1. f. Recipiente de barro cocido, que suele tener un agujero en la parte inferior, y que, lleno de tierra, sirve para criar plantas.
2. f. Pie de plata u otro metal, o de madera pintada, donde se ponen ramilletes de flores artificiales para adorno de altares o de otros sitios.
3. f. Bot. corimbo.
Real Academia Española.


Y otras definiciones variadas que fui recopilando a medida que encontraba, como son las siguientes:

Caballo maceta: Que tiene los nudos endurecidos por la edad.
http://www.espanolsinfronteras.com/LenguaCastellana-RD05-JergaHispana-Argentina.htm

Maceta.
(pop.) Persona achacosa, pesada y poco ágil (LCV.), inhábil, chambona.
http://www.todotango.com/comunidad/lunfardo/termino.aspx?p=maceta

Maceta. En glosario de lunfardo y giros de Argentina:
Torpe.
http://que-significa.com/significado.php?termino=maceta

Variante más reciente de gil es perejil tanto con el significado de tonto, como con el de alguien de poca importancia, la segunda acepción proviene del hecho que hasta mediados de los 1970 el perejil era tan barato en Argentina que se daba como "yapa" (regalo, añadido gratuito) a la clientela en las verdulerías, un superlativo es la expresión "perejil de maceta" (es decir: perejil pequeño).
https://es.wiktionary.org/wiki/Ap%C3%A9ndice:Glosario_del_lunfardo

Maceta. Significado de Maceta en Latinoamérica.
http://www.asihablamos.com/word/palabra/Maceta.php
* en Cuba: Ricachón, persona que tiene mucho dinero.
Lázaro es un maceta.
* en Guatemala: Una persona que se aprovecha de los demás para su propio beneficio, que quiere todo de gratis, arrimado.
Ese tipo es bien maceta y por eso consiguió entrar de gratis
* en México: Cabeza.
cuando te cayo el ladrillo encima ¡te quebró toda tu maceta!
* en Puerto Rico: Persona al que no gusta gastar dinero por más mínimo que sea
Mi hermano es bien maceta. Cuando va al cine con la novia nunca le compra popcorn ni refrescos.
* en Puerto Rico: Estoy muy bien o estar bien.
Estoy con la maceta o Estar por la maceta.
* en Perú: Significado coloquial, como adjetivo para indicar que un hombre tiene un cuerpo musculoso y fuerte.
* en Chile: se ocupa el adjetivo "maceteado" para referirse a alguien musculoso o fibroso.
http://www.asihablamos.com/word/palabra/Maceta.php

Maceta. f. Pieza corta, de palo duro o de hierro, o garrote grueso y pesado, que se usa para clavar estacas prpm. en el campo.
2. En México, en sentido figurado, la cabeza y, por extensión, mara recia de pelo. Le dieron una pedrada en la mera maceta.
3. En Argentina, caballería que tiene nudos en los pies o en las rodillas. U. t. c. adj.
4. adj. fig. Tardo, pesado, lento para caminar y aún para actuar.
5. f. En chile, vuilgarmente, ramillete o mazo de flores.
- El que nació para maceta, no pasa del corredor. Refr. mejicano que indica que no puede contravenirse lo que es vocación natural en el individuo, y que quien es torpe por sí, no puede volverse avisado.
- Ponerse uno maceta. Fr. fig. fam. En Bolivia, envejecer, hacerse viejo.
- Ser uno Más duro que una maceta. Expres. portorriqueña que se dice del cicatero, miserable o avaro.
Diccionario general de americanismos. Francisco J. Santamaría. Tomo II. 1942. Pág. 204.


Yendo puntualmente al chamamé maceta, encontré lo siguiente:

Y en Corrientes le llaman "chamamé maceta" al de ritmo muy vivo y alegre.
https://forum.wordreference.com/threads/maceta-hispanoam%C3%A9rica.298093/?hl=es

Versiones del chamamé:
Cangüí: se caracteriza por su tónica lenta y sentimental.
Caté: de ritmo elegante y cantado totalmente en lengua guaraní.
Maceta: de pulso y ritmo vivo habituales en los grupos que tocan en festivales, bailes y boliches.
Orillero: en el que se notan muchas influencias del tango.
Rory: de ritmo alegre y contenido humorístico.
Horacio Nicolás Retamozo.
https://www.tumercedes.com/noticia/142472

En la música de raíz folklórica del nordeste argentino sobresale sin duda el género chamamé aunque, como veremos, no es el único que existe. Desde los comienzos de su difusión nacional, se ha podido distinguir distintos estilos de chamamé, diferenciados por su ritmo y por su temática. Uno más lento y cadencioso, con el énfasis puesto en la melodía, denominado chamamé cangï (triste, lento, arrastrado); y otro más rápido, con el énfasis pusto en el ritmo, denominado chamamé kïreï (arisco, alegre, vivaz) o chamamé "maceta". El primero es más apto para ser cantado -de allí que también reciba la denominación de chamamé canción-, mientras que el segundo es bailable. (Pág. 17)
Diccionario biográfico de la música argentina de raíz folklórica. Emilio Pedro Portorrico. 1997. 290 páginas.

El chamamé maceta proviene de la forma de zapatear del hombre descalzo, que ya se ha encallecido por la manera de caminar en el campo. (Pág. 39)
La tierra sin mal. Blanca Rébori. Lugar Editorial, 1991. 157 páginas.


Chamamé maceta. Nombre que se origina del término “talón maceta”, que identifica al hombre que baila “en patas” o descalzo. Muy acostumbrado a caminar descalzo, el talón se le cubre de una callosidad en la piel que, por su dureza, es denominado “maceta” y, al “taconear”, -figura del zapateo en el chamamé-, lo hace con el talón desnudo sobre el piso de la pista de baile que, generalmente, es de tierra previamente apisonada.
http://descubrircorrientes.com.ar/2012/index.php/cultura/musica/1591-el-chamame/etimologia-de-la-palabra-qchamameq/la-nomenclatura-en-la-musica-folklorica-correntina/1161-la-nomenclatura-en-la-musica-folklorica-correntina

Brillaba el chamamé "engarronado" o maceta, de ritmo vivo, con abundancia de floreos melódicos y a menudo "liso" -sin canto-, aunque en los intervalos de las orquestas solían aparecer cantores... y la gente bailaba con sus temas. (Pág. 154)
El chamamé: raices coloniales y des-orden popular. Ruben Perez Bugallo. 1996


En definitiva es un texto corto, donde se desarrolla una historia mínima, pero cargada de emociones, que puede disparar, diversos enfoques.



Vocabulario:
Jaspe.
Del lat. iaspis, y este del gr. ἴασπις íaspis.
1. m. Piedra silícea de grano fino, textura homogénea, opaca y de colores variados.
2. m. Mármol veteado.

Tincazo.
De tincar.
1. m. Arg., Bol. y Ec. capirotazo.

Tincar.
Del quechua t'inkay.
1. tr. Arg. y Bol. Golpear con la uña del dedo medio haciéndolo resbalar con violencia sobre la yema del pulgar.
2. tr. Arg. y Bol. En el juego de las canicas, impulsarlas con la uña del dedo pulgar.
3. tr. Arg. y Bol. Golpear una bola con otra.
4. tr. Bol. y Chile. intuir.

Tacurúes. 
De or. guar.
1. m. Arg. y Bol. Especie de hormiga, propia de la región chaqueña.
2. m. Arg., Bol. y Ur. Nido sólido y resistente en forma de montículo de hasta dos metros y medio de altura, que hacen las hormigas o las termitas de sus excrementos amasados con tierra y saliva.


Algunas notas en diarios:
http://www.lanacion.com.ar/1469158-un-viento-con-destino-de-clasico
https://www.clarin.com/literatura/litoral-sermones-evangelicos-personajes-cualquier_0_BJLLDFiD7g.html
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-4616-2012-03-26.html

jueves, 14 de septiembre de 2017

La vida secreta de la mente.

La vida secreta de la mente. Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos. de Mariano Sigman. 1ra Edición, CABA. Debate. 2017. 288 págs. (Neurociencias). Penguin Random House Grupo Editorial. www.megustaleer.com.ar

Reseña. (tomada de la contratapa del libro)
¿Es mejor confiar en la razón o en las corazonadas cuando tomamos decisiones? ¿Es posible leer la mente de alguien? ¿Qué es y cómo nos gobierna el inconsciente? Mariano Sigman responde estas y muchas otras preguntas de la mano de la neurociencia y de la psicología experimental. La vida secreta de la mente te conducirá a lo más íntimo del cerebro humano, para conocer los recovecos de la mente y entender que define nuestra identidad, cómo forjamos ideas en los primeros días de la vida, como soñamos e imaginamos, por qué sentimos ciertas emociones, cómo aprendemos y cómo olvidamos. Es la ciencia aplicada a la vida cotidiana para entender(nos) mejor. Todo lo que siempre te preguntaste sobre tu mente, y todo lo que ni siquiera imaginaste que podías preguntar.

Sobre el autor: Mariano Sigman es doctor en Neurociencia e investigador, especializado en neurociencias de las decisiones, en neurociencia y educación, y en neurociencia de la comunicación humana; director del Human Brain Project y divulgador científico.


Acabo de terminar de leer este libro, de divulgación científica, dedicado al cerebro. Una joyita, me encantó. Llegué a él de casualidad. Salió en una colección de Neurociencias del diario Clarin. http://colecciones.clarin.com/?url=interesgeneral/coleccion/262/2591043105/neurociencia.html
De esta colección de 15 libros, hay dos que ya los tenía, y me interesaba uno en particular, de un físico estadounidense que suele aparecer en programas documentales en la televisión. Por una cosa u otra, gusto e interés, comencé a comprar el resto de los libros, y el primero que adquirí fue el de Sigman. La colección es bastante sobria, no presentan grandes tapas y la edición es en una tipografía tamaño pequeña, al menos en este libro que para sus casi 300 páginas es bastante grande. La edición es bastante rústica, pero el fuerte es el precio, menor calidad de edición, menor precio. No obstante, me pareció un buen libro, creo que se justifica comprarlo en la edición que se lo encuentre, al menos para quienes les interesa el tema.

En la portada se menciona como autoayuda. Yo no creo que sea así, lo vi por el lado de la divulgación y no por el lado de la autoayuda, es decir, no vamos a encontrar tips para mejorar el cerebro, al menos no directamente, sin embargo vamos a encontrar muchas explicaciones y/o orientaciones a la pregunta “¿por qué?”.

La tapa es sencilla, ni fu ni fa, no llamativa, y el título, da para pensar cualquier cosa, al menos mi parecer, “la vida secreta”, que tiene su razón de ser si consideramos lo mucho que falta por descubrir de la mente, evidentemente aún guarda un “secreto”. El subtítulo lleva más a delimitar el título, solo que no se lo ve hasta que lo abrimos, el subtítulo no aparece en la tapa. Pero por otro lado, “la vida secreta”, es un cliché, esta frase como título, de tan repetitiva que es, ha perdido su fuerza, basta colocar “la vida secreta” en google y devuelve más de 400000 resultados, y si le agregamos la palabra libro, encontraremos muchísimos en tono.

El libro se lee bien, es totalmente comprensible, pero desde mi mirada, algunos conceptos pueden no quedar claro para un lector común, quizás porque son muy técnicos o porque refieren a otras cuestiones que no están detalladas, pero son los menos. La lectura es agradable, e intercala contenido teórico con ejemplos de casos, experimentos que ratifican o rectifican aquellas hipótesis teóricas. Y esto lo hace más llevadero porque se puede “visualizar” aquello de lo que habla.

Me dejó con ganas de más, por la facilidad con que redacta y transmite, el autor tiene mucho poder de síntesis y algunos capítulos esperaba más, no porque lo sepa, sino que el tema despertaba mucho interés y las preguntas se disparaban todos el tiempo, exigiendo más y más respuestas, y que las mismas sean agradable en línea con uno va leyendo. El libro está divido en cinco capítulos, y estos a su vez en muchos subtítulos, de tal manera que cada tema lo explica en pocas hojas, una o dos a lo sumo, lo que va de forma bastante dinámica y ágil.

Personalmente el capítulo 3 fue el que me gustó más, el tema de la conciencia. Es algo que me intriga, como a muchos, aun no se sabe como la materia toma o genera conciencia, y este libro no da la respuesta, pero indaga mucho en como funciona el mecanismo. Pero por supuesto que el resto de los capítulos también son sumamente interesantes, desde aquellos que habla de los niños y los bebés y su trabajo cerebral hasta temas de lenguaje y educación, donde también toca de cerca el tema de la cultura, aunque aquí no se desarrolla.

En definitiva, es un libro que me gustó mucho leerlo, que aprendí muchas cuestiones nuevas, y que recomiendo ampliamente su lectura.