sábado, 11 de agosto de 2018

Feria de Editores.

A partir de una nota periodística, que daba cuenta de la explosión y supervivencia de las editoriales pequeñas surgidas a partir de la crisis del año 2001, tomamos conocimiento de la realización de la 7º Feria de Editores. Un evento con duración de tres días de Agosto, el 10, 11 y 12. A realizarse en el Centro Cultural Konex. Nunca antes habíamos asistido a las ediciones anteriores, y tampoco conocíamos el lugar. Dos motivaciones, sumadas a la idea de adquirir algún libro raro, extraño, poco conocido, o simplemente llamativo, a ver que encontrábamos, habida cuenta que esta feria reúne editores, pero mayormente editores pequeños y/o pocos conocidos. Estos libros generalmente no tienen mucha publicidad, tiradas altas, o se los encuentra fácilmente en cualquier cadena de librería.
Primero le echamos una mirada a la página web. http://feriadeeditores.com.ar/



El Centro Cultural Konex https://www.cckonex.org/ se encuentra sobre calle Sarmiento 3131 a tres cuadras y media de Av. Pueyerrdón. Tomamos el colectivo 68, y para nuestra suerte, por alguna razón (posible corte de calle) dobló en Av. Córdoba y subió, como suele hacer cuando esto pasa, por calle Ecuador, de tal manera que nos dejó a una cuadra y media.
Ya dese la esquina se ven los banderines colgantes, el frente metálico todo colorido. Un guardia a la entrada direccionaba a los que iban llegando justo en el momento de la apertura, solo indicaba “–¿feria de los libros?. –Sí. –Derecho.”




Se cruza una especie de patio, de un lado una pared alta con un mural colorido. Y destaca en el centro una escalera metálica roja que lleva a otro sector. Del otro lado, un bar para tomar algo, no entramos pero veíamos desde afuera que había algunas mesitas con libros en una de sus puntas. En el fondo, el galpón donde se encontraba la Feria de Editores. Bastante apretujados, había poco más de doscientos editores y se agrupaban de a dos por mesas, salvo unos veinticinco que ocupaban una mesa para ellos solos y un solo dichoso editor que tenía dos mesas para él. Llegamos a media hora de la apertura. No había mucha gente, se podía caminar tranquilo, e ir viendo. Y eso hicimos, stand por stand, viendo lo ofrecido. A ver que aparecía. En tanta diversidad ¿qué parámetros utilizar para elegir un libro a leer? Partiendo de la base de buscar algo “distinto” a las preferencias del lector. Al final encontré una antología de cuentos fantásticos de un autor que falleció el año pasado y el libro fue publicado póstumamente.
Finalizado el recorrido, cuando salimos, vimos que había unas mesas en la puerta de entrada donde uno podía servirse un plano de la feria y el catálogo con el listado de las editoriales y librerías que distribuyen los libros de estas editoriales. En ese catálogo pudimos ver que había editoriales pequeñas de ciudades del interior y unas cuantas de otros países.

A la salida, caminamos hasta Av. Pueyrredón, y vemos como con semáforo en rojo, un senegalés o dominicano, con una valija con ruedita cruza corriendo entre los autos, en frente otros dos con bolsas negras en la espalda también corriendo giran por la esquina. Del otro lado de la calle, sucede lo mismo, pero allá eran tres o cuatro los que corrían. El que estaba cerca nuestro dice “¡polízia! ¡polízia!” y allá los vemos que venían, en un espectáculo ridículo, doblando en contramano, dos policías en bicicleta y uno en moto. Ojalá en algún momento a estos trabajadores armados, lo capaciten y lo envíen a enfrentarse a delincuentes, delincuentes “de verdad”, delincuentes armados, y no un grupejo de inmigrantes vendedores ambulantes. 





Cierro con el slogan que figura atrás del plano de la feria, que dice:

Sí leés, hay un libro para vos.

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