miércoles, 29 de agosto de 2018

Media Maratón 21 K. - Parte III.


Un cartel en el suelo.
En el piso vimos un cartel indicador para “corredores sin dorsal”. Seguimos caminando una cuadra más, y las vallas parecían no terminar nunca, pero en eso vemos un pequeño hueco, justo donde había una moto con un policía. La moto estaba del lado de adentro de la pista. Era la oportunidad para cruzar, oportunidad que visualizaron tres o cuatro más, dado que cuando nos dirigíamos a ese hueco entre vallas, se nos adelantaron otros y cruzaron, y luego nosotros, y luego otros más. Los corredores seguían pasando, pero en muy poca cantidad y bastantes espaciados, así que se pudo cruzar bien, sin perturbar a nadie ni afectar la competencia.

Llevaban tortas.


Interesante como estacionó el auto.
Ya del otro lado de la valla, comenzamos a hacer el camino inverso, volviendo hacia el lugar de partida. La idea era encontrar un lugar donde poder visualizar lindo la llegada de los participantes. Claramente estaba más despajado, menos gente. Por partes las vallas estaban desiertas.


Y ahí vemos que de un lado de la pista, regresaba la banda militar.



Pasamos una grúa fija, y del otro lado, sobre el césped, otras carpas, donde al parecer los corredores dejaban sus pertenencias en bolsas o no sé para que serían, lo cierto es que había muchas bolsas blancas en el piso, dentro de esas carpas. 


Seguimos caminando y ya casi acercándonos a la meta, el punto de llegada, nos ubicamos en un hueco entre las vallas. En este sector, había banderas que reflejaban a los países participantes. Fue justo donde estaba la bandera de Brasil donde nos ubicamos. En un primer momento todo ese sector estaba vacío, luego se fue llenando.
En un momento, me di cuenta que al lado, justo debajo de la bandera de Brasil había un buzo naranja, pero no había nadie, ni siquiera había nadie alrededor. ¿De quién sería ese buzo? ¿Alguien se lo había olvidado? ¿o alguien lo había dejado? Le saqué una foto. Luego, al mirar todas las fotografías, resultó que el buzo era de una chica que estaba sentada en el piso apoyada sobre un árbol, entre ella y el árbol, había colocado el buzo. En algún momento, esta chica se fue, pero dejó el buzo justo debajo de la bandera de Brasil. Lo había dejado para reservar el lugar, y al parecer con mucha confianza, con el riesgo que alguien se lo lleve. Más tarde la chica regresó, y en algún momento hizo preguntas en portugués que no entendimos. El corredor al que apoyaba llegó entre los del primer grupo, después de los de elite, así que se fue rápido.

Un buzo color naranja que alguien había dejado.

La dueña del buzo naranja.
Como estaba fresco, y corría viento, naturalmente, las banderas ondeaban. Pero al resto de las banderas las habían atado, y la de Brasil no, en un momento, ya molestaba para tomar fotografías, intenté atarla y no lo logré, se desató, pero había otra chica del otro lado, más atenta, que con suma rapidez le dio un par de vueltas, le hizo un nudo y listo, problema solucionado, como diciendo “aprendé pibe, así se hace”. Esta chica, ya la tenía clara en esto de las maratones, para pasar el rato, se había llevado un libro, se sentó, y se puso a leer. Claro, había que pasar, alrededor de casi dos horas hasta que lleguen los competidores, salvando los del grupo de elite (los más rápidos) el resto se tomaba su tiempo. Otros del público, se habían traídos sus equipos y se fueron a sentar en la zona del césped, o donde estaban los pilotes, y allí esperaban con rondas de mates. Justo enfrente nuestro, estaban las tribunas, allí también estaban cómodamente sentados, esperando el regreso. Y por la pista, 35 minutos más tardes, seguían pasando corredores que recién largaban.

Tribunas

Corredores que seguían pasando.
A la distancia ya se veían personas de la organización preparando todo para la llegada, colocando un par de arcos inflables sponsoreados en la pista, y en el punto de llega, un par de chicas preparándose con la faja de llegada, y detrás unos cuantos con pecheras posiblemente de seguridad y organizadores, además de un grupo de personal de limpieza que iba dejando todo presentable. De fondo seguía sonando la música, y la voz de los conductores del evento que transmitían la información referida al curso del evento.




(Continúa en la entrada parte IV)

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