(Abril / 2008) (Descripción densa) Fui a comer algo a un Mc Donald dado que tenía que hacer tiempo, y me instalé en una ubicación justo al lado de la ventada en una de las puntas del local, y desde allí arriba miraba hacia la vereda. Como había comido y todavía me quedaba por hacer tiempo, no tenía ganas de ponerme a leer, se me ocurrió ponerme a escribir, que en realidad más que nada fue una especie de descripción parcial del momento en el tiempo que del borrador de tres hojas que me ocupó, ahora transcribo. Como observador (y comentarista) una breve descripción densa (o que intentó serlo).
Son las 22:12 horas. Estoy en una punta de Mc Donald haciendo tiempo. Y desde la ventana observo abajo. Pasa un gordito de traje sacudiendo la cabeza. Y un sujeto que toca el saxo. Y ahora baila. Otro sujeto con una gorra y remera de argentina. Se acercó un padre con un pibito y le dejó una moneda al del saxo. Y el del saxo en una especie de mini baile hizo no se que. Un grandote pelado se sentó en la mesa que se desocupó adelante y la rubia que lo acompaña dice ¡no puedo! ¡no! ¡no puedo!. Ahí se paró, se fue y volvió. Fue a buscar sal. Pasó una rubia con calzas y el del saxo hizo una reverencia y ahora terminó la canción y lee lo que tiene en el atril. Los que limpian están a full, ya terminé de comer y hago tiempo. El del saxo comenzó de nuevo y ahora también baila. Esta solo pero toca y baila, y de vez en cuando pasa una parejita. Yo de mientras hago tiempo. Ahí viene un duende. Ah, no, es el de seguridad vestido todo de verde. Es un enanito verde. Me acordé de lamento boliviano. El tv de Mac Donald está apagado y la mesa que me senté, si bien está bien ubicada, está sucia. Alguien tomó una foto y ví el flash. La mujer de adelante volvió a gritar ¡no!. Y ahora que está pasando mucha gente, el del saxo está más duro que una estaca. A veinte metros del tipo del saxo hay dos muchachos con bolsos y mochilas y una mujer hablando con ellos, la joven está toda de blanco y da la espalda, es morocha con trenza. Y el del saxo desapareció, ¡no! ahí lo vi, fue a pasar la gorra a las mesas del restaurant del frente. La pareja de la mesa de adelante se paró y se fue. Decía que mi mesa está sucia y limpia, y limpia y sucia. Un pibito la vino a limpiar. ¡No!, ahora que lo veo bien es una mujer pecosa que parece pibito, tiene una gorra que esconde el cabello. Los dos flacos siguen hablando con la mujer. Uno está recostado contra el macetero y tiene una gorra pichonera. Hace calor, es un día en el que todos están de mangas cortas. Pero el loco que está sentado a dos meses de la mía, tiene una gorra de lana que dice “silver”. Las cajas están vacías salvo por dos chicas que está comprando y haciendo su pedido. Una chica tiene botas negras con tachas y una calza que nunca vi, de todos colores llamativos y dibujos húngaros rojos, blancos, grises y no veo que más más. La mesa no se que tiene, parece algo pegajoso, mugrientos, le pasan el trapo pero no se que carajo es eso, pero sigue estando, parece raspada tiene algo como pegado. Pasó un pibito en un bebé llevado por sus padres con un no se que en la mano que es color azul fluorescente, algún juguete extraño. Hay un langa musculosos justo en el medio del lugar entre las mesas, que con una mano metida en el bolsillo y hablando por celular camina unos metros y se regresa sobre sus pasos. Y ahora pasa una parejita de jóvenes en el que él le enciende el cigarrillo a ella mientras caminan. Su atuendo es genial, pantalones de nylon adidas, pulóver al cuello y un sombrero blanco a lo Al Capone, simplemente genial. Movimiento sorpresa. Allá abajo, la morocha de blanco se sienta en el macetero y se cruza piernas y el muchacho que estaba parado se sienta en una silla y saca una guitarra. La morocha se para, abre la caja de la guitarra y se vuelve, ¡esencial! con caja cerrada no iba a haber lugar para dejar monedas. El del saxo no vuelve. Ahora me rodean dos mesas vacías. Hace un rato se fueron las dos chicas de la mesa de la izquierda. Son las 22:37. El del saxo volvió y se muerde las uñas. Se escucha el murmullo del lugar. Todos hablando y algunas risotadas. Ahora toca el de la guitarra y en el restaurant de abajo una pareja espera la comida con el vino ya servido. La caja del Mc está hasta las manos. No se de donde salió tanta gente de repente, pero se armó una fila que llega hasta las mesas. Son todos jóvenes. Y el de la guitarra sigue tocando. El del saxo está apoyado contra el macetero. Alguien momentáneamente se paró a escuchar al de a guitarra., mastica algo y asiente con la cabeza al ritmo de la guitarra. Es el lustrador de zapatos, tiene en su otra mano, el banquito y el cajón. El del saxo guarda el cuaderno y baja el atril. Todo indica que se va a ir. La morocha de blanco enciende un cigarrillo y sigue cruzada de pies sentada en el macetero. Una jovencita de remera roja acaba de limpiar la bandeja, y se le acaba de caer la bandeja adentro, je, ahí la pudo sacar, es increíble como la tiró, pero al final la sacó rápido. El del saxo se fue. Ahora acabo de ver al de la gorrita que estaba con la morocha y el de la guitarra, está tocando más allá, con algo más chico que una guitarra que no se que instrumento es. Toca con su gorra pichonera gris puesta. 22:47, todavía falta para irme. Allá veo algo. Parece el chavo, ¡si! ¡es el chavo! , es una estatua viviente arriba de una banquito, ahí le pusieron una moneda e hizo el garabato con la mano. Ahí volvió a la normalidad. Está quieto. Ahí pasó una pareja vestida los dos con remeras de boca, lo llamativo es que el pibe lleva una gorra color roja y blanco, no es la de River pero es mitad roja y mitad blanca. ¡Increíble!. Y el de la guitarra sigue tocando. El lugar no está lleno pero tampoco está vacío, más bien, diría que tranquilo. Y ahora apreció una pibita que ofrece vender flores, una rosa, a los que pasan. No tuvo éxito en ese intento. Ahora la pibita se fue. Y ahora pasa un vendedor con unas luces multicolor, y ahora se paró más allá y con la otra mano revolea una matraca. Ahora el de la matraca se puso al lado del chavo, y veo que ahora el chavo está sentado a su palo abrazado. Y el de la guitarra sigue tocando. Cruzan dos camarógrafos. Y ahora pasó un roller con campera roja y gorra negra. Una parejita en la mesa de adelante. La chica habla fuerte y se come las consonantes. ¡Uh! Ahí dijo ¡No! al grito. No se que les pasa con el ¡No! parece que está de moda, ahora otra vez. Una bandeja que se cayó y se escuchó el ruido y el roller allá abajo que se puso a dar vueltas, está rolleando, va, allá viene, cruzó entre los postes de luz . El chavo sigue sentado y el de las luces revolea la matraca. La morocha se cruzó corriendo. Está pasando la gorra por el restaurant de justo acá abajo y el de la guitarra sigue tocando. En realidad no se si pasa la gorra porque no la veo pero todo indica que sí. Efectivamente, ahora la veo y hace eso. Aquí arriba hora apareció un policía que habla con el de seguridad. No con el duende, con otro de blanco y negro. El de la gorra pichonera dejó de tocar y está sentado. 23:05. El chavo ahora se paró. Menos mal que es estatua viviente. Ya cambió de postura tres veces en pocos minutos. Cada vez queda menos gente. En un rato me voy. Los de la guitarra terminaron de tocar y guardan todo y el chavo sigue parado. Me voy.
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