viernes, 19 de junio de 2020

Caminata 5. 5,73km. 54min.

Otra caminata con objetivo cumplido de 5,5km por las calles de la ciudad. 


En esta ocasión, me volví a encontrar con otro Fiat 600, esta vez, un fitito completamente amarillo. Todo parece indicar que combina con un lugar comercial que se puede ver de fondo, con una pared en tono oscuro donde pintaron un triángulo amarillo, que podría similar una luz, ¿y qué alumbra dicha luz artística? Alumbra al fito amarillo que se encuentra en la calle, que se aprecia bien desde la calle o la vereda de enfrente. Una linda composición que supongo no fue de casualidad. Elegí esta fotografía como fondo para mapa y datos de recorrido.


El recorrido planteado para el día de hoy era lineal, una línea recto, pero a poco de comenzar a caminar, cuando miro la calle para cruzar, veo un montón de luces de patrulleros, lo que generó curiosidad, ¿habrá pasado algo? Evidentemente que sí, dado que es la única razón por la cual se reúnen unas cuantas patrullas y agentes motorizados, en un lugar que no es la puerta de una comisaría. Entonces lo que hice fue, sencillamente, re-direccionar la caminata realizando un pequeño desvío de una par de callas, para curiosear que pasó. Pasé por la vereda de enfrente, y se veía una persona sentada en la vereda, un repartidor de uno de esos servicios de entregas de comida. No sé si se encontraba detenido o lesionado o ambas cosas, no sé si era la víctima o el victimario. Y no mucho más, policías y agentes de tránsito por todas partes, pero lo que haya pasado ya había sucedido, y así continué mi camino.


La caminata siguió su rumbo y pasó un camión cementero de esos que llevan el tambor giratorio, hay muchos edificios en construcción por la zona. A escala, un juguete característico de chicos. 


Un poquito más adelante, en una vereda solitaria, un árbol verde, un Aguaribay (Schinus areira) contrasta con una vereda llena de hojas secas caídas de otros árboles. Aquí recordé algo que dijo un docente en un curso sobre plantas nativas, comenzó con un chiste que decía a nosotros nos vendieron el otoño, a la curiosidad de algunas alumnas dio la explicación, resulta que en nuestra eco-región, los árboles nativos, en su mayoría no son caducos, los árboles caducos son aquellos que pierden sus hojas en determinada época del año, y aquellas hojas que solemos ver en la ciudad, caídas y de colores marrones, amarillas y anaranjadas, mayormente pertenecen a especies de las llamadas exóticas, las que fueron introducidas, muy lindas para fotografías, para el diseño, para el paisajismo, etc... pero que no son propias de aquí. Y con esta foto que tomé, recordé y busqué reflejar eso, estamos en otoño, en la vereda hay un manto de hojas marrones, y de fondo hay un árbol completamente verde. Pero ¿qué árbol era ese? Lo que hice fue estrenar una aplicación que me bajé que se llama PlantNet Identificación Planta, no le tenía mucha fe, porque soy escéptico y vaya uno a saber porque más. Como le había tomado varias fotos al árbol, de cerca, a sus hojas, de distintos ángulos, intenté un par de veces, conocer de que árbol se trataba, utilizando la aplicación, que por cierto, por ahora es para lo único que la utilizo, aunque tiene un par de funciones más. Flora mundial – Nueva observación – Galería y seleccioné las fotos. Primer intento: Aguaribai (Schinus molle); Lilayo (Azadirachta indica); Fresno común (Fraxinus angustifolia); Fresno (Fraxinus excelsior); etc… Segundo intento: Aguaribai (Schinus molle); Sauce blanco (Salix alba); Sauce de Babilonia (Salix babylonica); etc… Y así un par de intentos más. El denominador común era el Aguaribai. Fui a googlear Aguaribai

El llamado aguaribay en el centro de la Argentina (Schinus areira) es un árbol de la familia de las anacardiáceas, del género conocido como molles o árboles de la pimienta. Es nativo de América del Sur, donde crece de forma silvestre en el centro y norte de la República Argentina, desde la provincia de Córdoba hasta Jujuy.  Otros nombres comunes que recibe son: molle, molle del Perú (Catamarca), molle de Bolivia (Jujuy), molle de Castilla (Jujuy y Bolivia), etc... (Wikipedia)

Bien, ahora tenía identificado un sospechoso clarito para mi búsqueda, pero mi escepticismo me hacía dudar, un árbol propio del NOA en una vereda de la ciudad donde comúnmente hay otros árboles. ¿Cómo confirmar que ese árbol efectivamente era un Aguaribay

Se me ocurrió pensar en arbolado urbano, y efectivamente es una herramienta fabulosa que encontré y que desconocía. En 2014 el GCBA realizó un censo de árboles, y los marcó en un mapa, vereda por vereda, lugar por lugar, la web https://www.arboladourbano.com/index.php#mapa y ahí, al visualizar su ficha,  confirmé que ese árbol es un Aguaribay. La aplicación no había fallado. Y yo aprendí algo nuevo con este árbol que llega a crecer hasta 6 metros de altura.

Aguaribay (Schinus areira)


Más adelante, durante la caminata, un gato doméstico (Felis silvestris catus), se asomó y me miraba pasar desde una puerta enrejada.

Gato doméstico 
(Felis silvestris catus)


La caminata siguió y me encontré con una antigua combi, posiblemente de la década del sesenta, antigua y con cierto deterioro visible, además de haber sido “intervenida” por algún grafitero que trató de plasmar algo con letras engordadas como hacen los chicos de secundario en las hojas de carpeta los dibujos de aburrimiento, y otras intervenciones más tristes, claramente de vandálicos con un aerosol en la mano, que apenas esbozaron algunas rayaduras, líneas cruzadas, y una carita como lo más elaborado que surge de esos ataques que denotan el ocio mal utilizado entre otras especulaciones.


En una esquina, apareció algo un poco más sorprendente. Una bufanda roja, con flecos, atada al poste de un semáforo. Me pregunto ¿cómo y por qué llegó allí? ¿la dejó alguna persona para que la recoja otra persona de aquellas que viven en la calle? ¿la decidió abandonar una transeúnte y no tuvo mejor idea que atarla a un semáforo? No es esta última pregunta, se trata de la primera, acabo de googlear “bufanda atada” y efectivamente se trata de eso, algunas personas en diversas partes del mundo, dejan una bufanda atada a un poste de luz, a un árbol, o como en este caso, a un semáforo, para algún sin techo que lo requiera. El sentido común no me falló sino ¿qué otro sentido podría tener?



A pesar que era la una del mediodía, el día estaba muy nublado, por momento se veía algo de sol, y luego la sombra. 


Caminé este último tramo, antes de dar la vuelta,  que por cierto, fue el sector que más rápido hice. Y como quien llega a la cima y luego desciende, emprendí el regreso. 



Llegando a la meta impuesta, se me ocurrió volver a pasar donde se había producido aquel incidente con participación de múltiples policías. Habían pasado treinta o cuarenta minutos, quizás ya no quedaba nadie. No fue así, todavía había unos cuantos policías, de los dos lados de la calle, patrulleros, motos, y personas de civil, tal vez las víctimas y los testigos, o simples curiosos. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario