sábado, 21 de febrero de 2015

Ruinas Jesuíticas en San Ignacio Miní.

(15 Febrero, 2015) Llegamos a visitar este conocido lugar turístico en la provincia de Misiones. Era pasado el mediodía y hacía mucho calor, el sol estaba muy fuerte. No me voy a detener más que en aspectos básicos sobre el lugar dado que en internet hay muchísima información al respecto debido a su importancia histórica y cultural. La Guía Visual de las Cataratas del Iguazú y Esteros del Iberá (Clarin), en su pág. 81 dice Ruinas de San Ignacio Miní. Después de las Cataratas del Iguazú, las ruinas de San Ignacio Miní (fundada en 1632) son el recurso turístico más relevante de Misiones. Su grado de conservación permite apreciar el trazado urbano de las reducciones”. Debido a su interés significativo, esta guía, dedica cuatro páginas más (84 a 87) a hablar de las Ruinas. La Guía Nacional de Museos, 2009, de la Secretaría de Cultura y la Secretaría de Turismo de la Nación, que hace alusión tanto al Centro de Interpretación como a las Ruinas, en conjunto, como Museo de Sitio Ruinas de San Ignacio. “Posee parte de los pisos originales de la Reducción de San Ignacio Miní y morteros, vasijas y restos sueltos de los edificios. Cuenta con documentación que permite adentrarse en la historia de la vida de la misión”
La entrada tenía una valor de 100 pesos argentinos para cada ingresante, es el valor de la entrada para ingresantes argentinos, el costo para ingresantes brasileros es otro, y para visitantes del resto del mundo, un costo diferente también. Lo interesante de la entrada es que es válida para ingresar 1 vez en el plazo de 15 días, siempre que se encuentre en buen estado. Pero eso no es todo, sino que es válida para ingresar 1 vez a cada una de ruinas pertenecientes a los 4 conjuntos Jesuíticos Guaraníes. Esto es, con la misma entrada uno podía ingresar a la Reducción Jesuítica de San Ignacio Miní, a la Reducción Jesuítica de Santa Ana, a la Reducción Jesuítica Nuestra Señora de Loreto y a la Reducción Jesuítica Santa María La Mayor, es decir, con la misma entrada uno podía ingresar a conocer y visitar todo el circuito, y de allí la validez por 15 días. Junto con la entrada te entregan un folleto que posee fotografías y características generales referidas a las reducciones.

Cuando se ingresa, lo primero que encuentra es el Centro de Interpretación o Centro de Visitantes, de este lugar ya he comentado en otra entrada del blog. Luego que uno lo visita, sale y continúa el recorrido, entrando de lleno a las ruinas de las reducciones. En el camino que lo va llevando, primeramente se puede ver una placa colocada en el año 2009, que hace alusión a la Misión Jesuítica San Ignacio Miní como Patrimonio de la Humanidad. Y en el centro de dicha placa, graficado, el logotipo del programa Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Al año 2014, el catálogo posee un total de 1007 Patrimonios de la Humanidad. El hecho de que algo sea consagrado como Patrimonio de la Humanidad, significa que la comunidad internacional posee interés por ese algo, y cada Estado debe velar por su protección y conservación para futuras generaciones. Argentina posee 10 Patrimonio de la Humanidad, 4 de ellos son Naturales, otros 5 son Culturales, y 1 es Inmaterial. Algunos son compartidos entre dos o más países y otros son propios. En 1984, la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad a las Ruinas Jesuíticas de la Misión de San Ignacio Miní, junto con las de Nuestra Señora de Loreto, Santa Ana y Santa María la Mayor (actualmente en Argentina) y São Miguel (Brasil). De las que se encuentran ubicadas en Argentina, San Ignacio Miní es la mejor conservada, la mayor parte de sus muros se mantienen en pie, con el natural deterioro, la selva subtropical de Misiones, las guardó muy bien.

Pasando la placa, uno toma un camino, que completamente de verdes y grandes árboles, nos conduce al patio central, cuando uno va llegando, ya a ambos lados, ve restos de los muros de otras construcciones. Y al fondo se puede ver la fachada de la construcción principal, la entrada del templo. A un lado del camino, hay unos aparatos con material de audio, uno se acerca, y presionando los botones, va escuchando el contenido. También hay carteles, en tres idiomas (Español, Inglés y Portugués) titulados “Instrucciones” y que dicen lo siguiente “No tome ningún elemento de este sitio por más insignificante que le parezca. Aquí, una piedra o un vegetal, hablan de la historia que usted vino a visitar. No altere el entorno, no escriba en las piedras, no ensucie el predio. Contribuya a conservar este patrimonio cultural de la humanidad”. Lamentablemente, muchos vándalos, ignoran este mensaje, un mensaje que ni debería hacer falta, más que nada para cualquiera que tenga ciertos valores y/o aplique el sentido común, pero aun así, con cartel y todo, algunos realizan actos de pillaje y destrucción marcando las piedras, vaya uno a saber con que elemento, y ahí dejan marcas sin sentido, grafitis burdos con años, apodos, letras iniciales o solo ralladuras.
A cualquier visitante, le es recomendable realizar el recorrido con una guía, hay guía que son más carismáticos que otros, cada treinta minutos, suele salir una visita guiada, se junta un grupo de personas, las que están ese momento, en nuestro caso, serían alrededor de quince o veinte, y se va recorriendo, siguiendo y escuchando la guía, y cuando finaliza, si a alguien le quedó pendiente algún sector, o decide ir a tomar algunas otras fotos, o le que fuere, puede regresarse y continuar recorriendo por su cuenta, lo mismo si en alguna parte del recorrido se aburre o se cansa del guía, se puede apartar y continuar por sí solo.

En nuestro caso particular, llegamos casi a la mitad de una visita guiada que se estaba desarrollando, así que nos sumamos, y continuamos hasta finalizarla. Lo interesante y bueno de esta visita guiada, radicaba en el guía mismo, tenía antepasados aborígenes, venía de raíz guaraní, y por consiguiente tenía una manera particular de hablar, él mismo lo decía, y eso lo hacía distinto, al margen que realizaba comentarios graciosos que hacían de la visita más amena. Y no por eso menos completo, amén de toda la parte histórica, nos mencionaba los diferentes árboles, sus nombres, realizaba comentarios sobre las lianas, el árbol de la yerba mate, entre otros muchos comentarios, hasta el caso de un árbol, que literalmente se comió una columna de piedra, y apenas deja ver parte de la columna, que quedó completamente encerrada pro el crecimiento de dicho árbol.
Este guía en particular, también nos hizo comentarios sobre la situación real de los aborígenes en la actualidad, las dificultades que encuentran en tanto a inclusión social y conservación de su propia cultura, mencionando algunos logros de aquellas personas que provienen de comunidades guaraníes y han alcanzados títulos profesionales, que si bien son pocos, hay profesores, licenciado en enfermería, licenciado en turismo y no mucho más, siempre según nos cuenta el guía. Nos habló de Lugones y Quiroga. Fue Lugones que redescubrió las ruinas al mando de la expedición que se envía para tal tarea, y luego las hizo pública, escribía notas en los periódicos. El rol de Quiroga era el de fotógrafo de dicha expedición. Quiroga escribió una novela breve, de nombre “Los perseguidos” (1905), que nació del viaje con Lugones por la selva misionera.

En las ruinas, uno puede ver los restos de aquellas construcciones, imaginar como vivían las personas allí, paredes gruesas de piedras, que formaban lo que eran las viviendas, casas largas pero separadas por habitaciones, que venían a suplantar respetando lo más posible la vivienda de los guaraníes en su hábitat natural, estas viviendas eran largas y allí convivían varias familias juntas, las aldeas conformadas por tekoas. Todo esto se lo puede comprender mejor, cuando uno lee un poco, y también cuando escucha al guía, visita el lugar y luego lo relaciona con otras visitas, por ejemplo al museo Nadasdy. En dicho museo se puede ver la imaginaria, que eran las figuras que traían y utilizaban los jesuitas para atraer a los guaraníes al catolicismo, al mismo tiempo que los guaraníes se instalaban a vivir en las reducciones, se dedicaban con orientación de los jesuitas a desarrollar diversas actividades y labores, entre ellas el trabajo artesanal, artesanos que los había de todas las especialidades. En lo referido al arte, los guaraníes tenían una gran capacidad, que iba desde la música y la danza, hasta los grabados y tallados de figura religiosas o lo que podían imitar. También existen aquellos comentarios críticos, que apuntan a un aprovechamiento de los jesuitas de los guaraníes, algo de destrato, y un tanto de explotación para su propio beneficio. Algo que dijo el guía y me pareció algo extraño, que no se si es verdaderamente cierto o no, es aquello referido a que algunas de las piedras (como algunas de la foto) están conformadas por ladrillos provenientes de hormigueros solidificados, de esos que se elevan sobre la tierra formando un montículo. No sé hasta que punto es cierto. Tengo entendido por lo que leí en la web, que se trataría de alguna roca de tipo basalto o roca eruptiva.

Pero la inmensa mayoría de las piedras, que le dan a las ruinas su característico color, son piedras de asperón rojo, se trata de piedra local provenientes de las canteras de Teyú Cuaré. Las piedras de las fachadas y los pórticos eran labradas, y se utilizaban en grandes piezas. Fueron unidas sin argamasa. A pesar de ello, hasta el día de hoy los mures se mantienen en pie.
Lo que sería a pleno todo aquello en su época de esplendor, imponente, con paredes firmes, techo y puertas, si es que las había, lamentablemente no hay datos, lo que sí hay alrededor del patio, donde se encuentran las edificaciones, unos aparatos con material en audio y explicaciones. Y todo esto rodeado de la selva.
Algo se ha recreado en algunos documentales y film, el más conocido es “La Misión” (1986) del director Ronald Joffé. Nos comentó el guía, que la misma, salvo la parte de las cataratas, en su mayor parte fue filmada en Colombia, eso debido a que el final incluía escenas de destrucción, explosiones y fuego, y para evitar que las ruinas sufran algún desafortunado daño no previsto, se prefirió realizar la filmación en Colombia.
El recorrido del guía, finaliza sin antes hacernos una recomendación (y publicidad también) sobre la compra de un libro y dvd. Cuando uno sale, en la puerta, una un pequeño puesto móvil callejero, de uno o dos vendedores con libros relacionados con el tema, algún diccionario guaraní, algún cd musical. El dvd que venden se llama “Las Reducciones Jesuíticas de San Ignacio Miní” y contiene la historia de los 30 pueblos de las Misiones. Y el libro “Historia Misionera. Un perspectiva integradora” de Ediciones Montoya, y escrito por M. A. Amable, K. Dohmann, L. M. Rojas. Las tres autoras son historiadoras. Edición 2011. Presentado por el Centro de Investigaciones Históricas “Guillermo Furlong”. El libro lo vendes a 200 pesos y a 100 pesos el dvd. Nos pareció conveniente adquirirlo para profundizar el tema.

Lo más espléndido es la fachada del templo, en lo que se destaca el portal, que maravilla por sus dimensiones y por sus particularidades talladas en las piedras.
Los detalles muestran la destreza de los guaraníes en el arte, ya que todo fue realizado por ellos. En la parte superior del pórtico principal, a ambos lados, hay dos ángeles que poseen la cara con rasgos aborígenes. También se conservan los pisos internos y externos todos con sus detalles y figuras o dibujos. Se ha recuperado una escultura de la imagen de San Ignacio de Loyola, pero ahora se encuentra protegida. Otros restos de piedras talladas, pero que se hay caídos o deteriorado, han sido colocados en una casilla, al fondo, ya saliendo, y allí los van resguardando para su cuidado.

Para finalizar, voy a comentar el espectáculo nocturno de Imagen,  Luz y Sonido. Este comenzaba a las 20:30 horas, y tenía una duración de 50 minutos. El costo de la entrada para contentarse es de 100 pesos. Y va por cupos de 70 personas como máximo. Y un mínimo de 15 personas. Si la primer tanda completa las 70 personas, y se juntan 15 personas más, hacen una segunda función. Y realmente se llena, en nuestro caso, fuimos un día de semana común y corriente, y llegamos 40 minutos antes, llegamos justo porque solo quedaban disponibles las últimas 3 entradas.
Son imágenes que se proyectan, y aparecen en forma de espectro, al tiempo que un aborigen nos va contando el relato histórico, también proyectado. El relato mezcla historia con pasajes humorísticos y finalmente la tragedia del desenlace. También incluye un juego de luces que reflejan todas las ruinas, es muy bonito para disfrutarlo. Al comienzo, la gente reunida en la entrada espera hasta la hora indicada, con puntualidad llega una guía que nos hace pasar, y antes de comenzar, nos da las instrucciones básicas, serán dos o tres puntos a tener en cuenta, y luego nos lleva. Es de noche y el grupo de personas comienza a caminar. Entre las instrucciones y consejos, hay uno muy elemental, traten de tomar fotos sin flash porque perjudican y además se pierden de disfrutarlo. Pero siempre hay gente irresponsable. Es claro que hoy día hay tecnología en todas las personas, las hay en las cámaras digitales, en los teléfonos celulares y en las filmadoras, es inevitable que la gente va a tomar fotos y filmar, de hecho lo hice, pero la guía lo único que pide es que no se utilice el flash porque molesta y perjudica, y realmente es así. El reflejo del flash molesta la visión de la persona que se encuentran al lado. ¿Pero cómo hacer comprender esto a un grupo a 70 personas? Lamentablemente es imposible, siempre hay gente dispuesta a molestar. Es así que en nuestro grupo, comenzamos a caminar y todo marchaba bien, hasta la primer parada, cuando comienza la historia y las primeras imágenes, y una mujer de unos cincuenta o sesenta años con una cámara y flash a pleno, comienza a fotografiar, y solo fotos tras fotos, sin ningún tipo de respeto por los demás, se produce el giro, y los pocos metros, la segunda parada, y esta irrespetuosa nuevamente haciéndose lugar a empujones para meta tomar fotos con flash fastidiando a los que estaban al lado, ni los más chiquitos molestaban, por suerte llego la tercer parada, y a campo traviesa por el pasto y esquivando las rocas, de noche, había que caminar rápido, y adentrarse en el patio de la reducción, y para esto la mujer molesta quedó retraída por miedo a caerse, falta de visión y caminar rápido, y así se pudo disfrutar del espectáculo, y así íbamos de un lado a otro hasta el final de este viaje al pasado.    

Un lugar recomendable para visitar.

Links. (Consultados Febrero 2015):
http://www.misiones.gov.ar/index.php/component/content/article?id=10:san-roque-gonzalez-de-santa-cruz
http://es.wikipedia.org/wiki/Misiones_jesu%C3%ADticas_guaran%C3%ADes
http://www.oscarthomas.com.ar/ampliar2.php?id=415
http://www.culturahistorica.es/mision.html 
http://whc.unesco.org/es/list/275
http://misiones-sanignacio.com.ar/reducciones_jesuiticas_guaranies_1307.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/San_Ignacio_Min%C3%AD

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