miércoles, 25 de febrero de 2015

Visitando San Ignacio – Provincia de Misiones. (Parte III de IV)

La crónica que sigue es la continuación de la Parte II de IV de Visitando San Ignacio – Provincia de Misiones. 
Viene de aquí http://reuniendoletras.blogspot.com.ar/2015/02/visitando-san-ignacio-provincia-de_26.html

Amanecimos un nuevo día en San Ignacio. Esta vez decidimos visitar, conocer y recorrer los lugares turísticos. La idea era hacer Casa Museo Horacio Quiroga, Museo Miguel Nadasdy, Ruinas Jesuíticas-Guaraní, Centro de Interpretación Jesuítico-Guraní y Espectáculo de Luz y Sonido.
Nos levantamos a eso de las 9 de las mañana, desayunamos en el hospedaje y a las 10:30hs ya estábamos en marcha por la calle. Decidimos hacer todo el recorrido caminando.

Partimos desde el hospedaje, tres calles por Pellegrini hasta llegar al cruce con San Martin. Allí giramos a la izquierda, tres calles más, hasta la Avenida Sargento Cabral.
Por San Martin, antes de llegar al cruce con Alcorta, pasamos por un Centro Médico, al parecer privado, pero no lo sé.
En el cruce de las calles San Martin y Urquiza, vemos un cartel señalizador que nunca había visto antes. Una figura de una persona jugando con una pelota. Pensé que podría deberse a un error y estaba ese punto negro allí, luego pensé que lo podían haber pintado adrede agregándolo a la figura, pero de cerca se veía claramente que el cartel así fue realizado. Bien, no se veía en las cercanías escuela o club deportivo. ¿Cuál era el motivo de ese cartel? ¿Niños y jóvenes jugando en la calle a la pelota? Podría ser, en los barrios de pueblos pequeños eso es muy común. Lo cierto que al ser mano y contramano, había cierta circulación de vehículo, y los pocos que pasaron lo hicieron a una velocidad elevada para lo que era el lugar. En fin, allí estaba ese cartel.

Caminamos una calle más y llegamos al cruce de San Martin con Avenida Sargento Cabral. Allí termina, o mejor dicho allí nace la calle San Martin, dado que desde allí comienza su numeración. Se trata del Escuadrón 11 de Gendarmería Nacional. La entrada se presenta con un arco de acceso, con ladrillos rojos, bordes verdes, dos faroles negros y la bandera nacional.  El resto del frente lo compone una cerca de material, blanca y roja, bajita que va de punta a punta.
El sector que ocupa gendarmería es extenso, en muchos portales web, sirve de punto de referencia para ubicarse cuando se recorre la ciudad. Aparece señalado en cualquier mapa y recorrido. A partir de aquí son 500 metros restantes los que faltan caminar para llegar.
Este día hizo mucho calor, era necesario ir con gorro, anteojos para el sol, ropa ligera, calzado cómodo, repelente para insectos y si se podía protector solar.

Dos calles más adelante y llegamos al cruce de Avenida Sargento Cabral con Avenida Quiroga. Aquí le tomé una foto a ese portón azul de la casa de la esquina, por lo de la campana que posee a modo de timbre. Llega alguien y hace sonar la campana que allí cuelga en la entrada. Desde allí giramos a la izquierda. Prácticamente no había nadie a pie, salvo dos mujeres que venían de caminar con ropa deportiva y botellita de agua. Y algunos automóviles que iban con dirección al río, donde se encuentra el balneario y camping. Tres cuadras más y llegamos, pero son tres cuadras en solitario, no hay nada, pasto de un lado y pasto del otro, camino de ripio con muchas piedras medianas. Muchos, muchísimos mosquitos.

Realicé por separado el comentario de dicha visita.
Museo Casa Horacio Quiroga.
http://reuniendoletras.blogspot.com.ar/2015/02/museo-casa-horacio-quiroga.html

Luego de conocer dicho museo, tomamos rumbo a las Ruinas Jesuíticas. Hicimos el camino de regreso, y esta vez volvimos por la calle Lavalle, ocho cuadras hasta llegar al cruce con la Avenida Sarmiento. Ahí bajamos una Hasta San Martin y Sarmiento. Y decidimos entrar a una farmacia a comprar un repelente. Carísimo. Pareciera que es un elemento de lujo. Con relación a otros productos y a los precios en otros lugares, allí el repelente pareciera ser un artículo de primera necesidad y escaso, no sé, lo cierto es que lo venden muy caro.
Cruzamos Avenida Sarmiento, siempre por San Martin, rumbo a las Ruinas. A pocos metros, el árbol de la fotografía, completamente hecho con botellas plásticas, al parecer fue realizado para las fiestas y allí quedó, encerraron un árbol natural con botellas plásticas generando lo que se puede ver en la imagen. Vaya ocurrencia.

Desde aquí el camino hasta llegar a las Ruinas no son más de cinco cuadras. Por calle San Martin, dos calles más adelante, diez calles desde la Gendarmería llegamos al cruce con la calle Bartolomé Mitre. Allí en la esquina se encuentra el Honorable Concejo Deliberante. Desconozco si en la actualidad funciona allí o en otro lado. La edificación se trata de una casa antigua, con la fachada de ladrillos a la vista de un color rojo opaco. Posee un mástil y pintado el nombre de Honorable Concejo Deliberante. Una puerta antigua de madera, toda gastada, de dos hojas, también en rojo opaco, y la parte superior con vidrios.

Una calle más adelante, en el cruce de calle San Martin y Gme Medina se encuentra la Comisaría local. Posee grabado en su frente el año 1937 y también posee unos canteros con una variedad de plantas, algunas con pinchos, una palmera, un árbol, y otras floreadas. Una cuadra hacia la derecha y ya estamos en las Ruinas. No obstante hay que caminar unas cuatro cuadras más para llegar al sector de ingreso. En el camino pasamos por un orquidiario, para todas aquellas personas que se dedican al cultivo de orquídeas, y la región por sus características favorece el crecimiento de muchas especies de esta planta. También pudimos ver uno o dos viveros.

Allí antes de llegar, se ve lo de la fotografía, unas construcciones a medio hacer, parecen pequeños locales, posiblemente para hacer una plaza feriante, o no, no lo sé, ni vimos cartel alguno. En el centro lo que parece ser un cantero o una fuente o algo aún no terminado, todo ese sector se encuentra vallado.
Frente y una o dos cuadras alrededor de las Ruinas hay uno o dos hoteles, y todo un sector con restaurantes.

Realicé por separado el comentario de dicha visita.
Ruinas Jesuíticas en San Ignacio Miní.
http://reuniendoletras.blogspot.com.ar/2015/02/ruinas-jesuiticas.html
Centro de Interpretación y Recreación Jesuítico-Guaraní.
http://reuniendoletras.blogspot.com.ar/2015/02/centro-de-interpretacion-y-recreacion.html

En el camino cuando estábamos llegando a las Ruinas, pasamos por la Feria de Artesanías a la que volveríamos a la salida de las Ruinas y luego también por la noche, nos cruzamos con un grupo de aborígenes que estaban sentados en la vereda y ofrecían sus productos artesanales. Los mismos productos los venden los feriantes. Y son los feriantes los que los ofrecen “como productos artesanales realizados por los aborígenes de la zona”. El hecho es que de pasada miramos las artesanías y quedamos que al regreso íbamos a comprar algunas. Pero resultó que a la vuelta, los aborígenes ya no estaban. La idea principal era comprarles los productos directamente a los aborígenes, si son ellos quienes los realizan y los pueden vender directamente como vendedores ambulantes, mucho mejor para ellos y para el comprador. Pero no ya no estaban, y cuando miramos los precios de los mismos productos en la Feria de Artesanías, resultaron más caros los que ofrecían los aborígenes. Se me ocurren algunas razones, una puede ser que dichos aborígenes consideren que su trabajo vale más que el que ofrecen pagar los feriantes y al quedar excluidos del circuito van y los ofrecen directamente ellos, otra razón puede ser que no sean aborígenes artesanos y ellos mismo les compren a los feriantes para luego revenderlos en forma ambulante, otro motivo que se me ocurre es que sea un mero oportunismo, aprovechar el ingreso de turistas sabiendo que muchos pasan por la feria al regreso para no recorrer las Ruinas cargados de objetos, como sea, la situación de esa gente no era buena, una situación “casi de calle” con muchos chicos pequeños haciéndolos trabajar por la necesidad (también ofrecían unos plantines de una orquídea bastante común en el país), si allí hubiesen estado a la salida, algo les hubiésemos comprado.

Pasamos a la Feria Artesanal. Se ubica pegado a las Ruinas, y ocupa el largo de una calle aproximadamente. Son unos puestos pequeños con artesanías del lugar. Para llevar de recuerdo, para llevar de regalo, simplemente por gusto, hay una variedad para comprar. Algunas mejores, otras no tanto. Hay diversos precios, y son accesibles. En nuestro caso, seleccionamos las de nuestro gusto, y en las que existía la posibilidad (muchas de ellas) que indicase la localidad. Algunos artesanos son los mismos que están a cargo de los puestos y se los ve allí mismo trabajando. Como vive de eso, te tratan bien, y te dan conversación con explicaciones u otros temas. Había un señor en particular, que para cada artesanía tenía algo que acotar, a la mayoría de ellas le asignaba un determinado uso tradicional, a las que no podía darles un uso le hacía un agregado cómico. Otro de los artesanos nos comentaba el origen de cada una de sus piezas, las que compraba y las que fabricaba él mismo. Otro nos comentaba que en su tiempo libre va a trabajar a la Feria, pero su trabajo formal es otra actividad. Recorrida la Feria, regresamos a la zona céntrica.

Tuvimos un inconveniente con la cámara fotográfica, no pensamos que íbamos a tomar tantas fotos y videos que se comenzó a agotar la memoria. En algunos lugares vendían memorias pero no la que necesitábamos nosotros, por lo que hay que tener en cuenta antes de viajar el tema de las fotografías y videos y el lugar de almacenaje, que en localidades pequeñas es difícil conseguir. De alguna manera resolvimos este inconveniente utilizando la memoria interna de la cámara y reduciendo el tamaño de las imágenes.


Caminamos tres o cuatro calles y nuevamente ya estábamos en el boulevard de la Avenida Sarmiento. Allí se encuentra propiamente el busto de Sarmiento. Lamentablemente, por descuidados no le tomamos fotografía.
Allí también hay un aljibe. Desconozco si realmente alguna vez estuvo en funciones o si solo es una réplica y allí se encuentra ubicada. El banco de más atrás se encuentra en mal estado, imposible sentarse, y si hubiese estado en buen estado mucho menos a esa hora por como pega el sol.
No dirigíamos al Museo Provincial Casa Miguel Nadasdy recientemente reinaugurado. Efectivamente se encuentra a pocos pasos de allí, solo cruzamos la Avenida y llegamos. Se encontraba abierto, y éramos los únicos visitantes, así que ingresamos y lo recorrimos.

Realicé por separado el comentario de dicha visita.
Museo Provincial Casa Miguel Nadasdy.
http://reuniendoletras.blogspot.com.ar/2015/02/museo-provincial-casa-miguel-nadasdy.html

Luego de recorrer este otro museo, nos volvimos al hospedaje, nos bañamos para refrescarnos y nos dormimos una siesta para descansar luego de mucho caminar. Un par de horas ya estábamos nuevamente listos para salir. Queríamos disfrutar el espectáculo de Luz y Sonido en las Ruinas Jesuítico-Guaraní. Así que hacia allá partimos. Caminando por las tranquilas calles de San Ignacio. Pero ya llegando a las Ruinas se notaba que se iba sumando más gente. No todos iban al espectáculo, muchos iban a cenar a los restaurantes que se encuentran ubicados frente a las Ruinas. Posiblemente sean turistas, y se acercaban caminando ya que la inmensa mayoría de los hospedajes están a cuatro o cinco calles de ese lugar.

Realicé por separado el comentario de dicha visita.
Espectáculo Nocturno de Imagen,  Luz y Sonido en las Ruinas Jesuítico-Guaraní.
http://reuniendoletras.blogspot.com.ar/2015/02/ruinas-jesuiticas.html

Finalizado el espectáculo, volvimos a pasar por la Feria de Artesanías, y aún quedaban algunos puestos abiertos, eran alrededor de las 22 hs de la noche.

Mismo recorrido de la tarde, pero esta vez de noche, pasamos por la Iglesia, y allá enfrente de veían las luces de neón que daban cuenta del Casino. Al parecer una letra no encendía. No entramos. Continuamos nuestro camino de regreso al hospedaje y con un poco de hambre. Al mediodía habíamos notado que en varios lugares, algunos sacan las parrillas a la calle y allí arman las comidas, comidas al paso, mucha para llevar, muchos bajan del auto compran y se la llevan, otros se llegan en motos. Había una en particular que tenía una brochettes y pensamos que podía volver a estar abierto ahora de noche. Allá fuimos, nos quedaba de paso hacia el hospedaje, no costaba nada pasar y mirar. A dos cuadras de la Plaza San Martin sobre calle San Martin. Esta gente saca a la vereda un toldito azul y se pone a vender lo que cocina. A la noche había hamburgesas. Eran el doble del tamaño de las que venden comúnmente en supermercados y locales de comida rápida. Iban acompañadas de queso, tomate, lechuga y huevo frito, en sándwich de pebete. Eso más una bebida sin alcohol y ya suficiente para la noche. Impresionante la cantidad de gente que se acerca a buscar su comida. Daba la sensación, aclaro que solo es una conjetura, que esta gente (era una familia completa) han llegado desde afuera, estaban bien organizados, por la manera que actuaban al realizar las tareas, el encargado de preparar las comidas no tocaba nada con sus manos, siempre utilizaba guantes descartables. La persona que cobraba no tocaba ni las bebidas. Tenían cada producto bien diferenciado en sus recipientes, al alcance de todos tenían un alcohol en gel, habían colocado un tacho bien ubicado para los desechos, y todo en la vereda. Habíamos visto varios utilizando este sistema pero casi todos al mediodía, esta gente también lo hacía de noche. Habiendo concluido nuestra cena, regresamos al hospedaje.
   
La crónica de este viaje continúa en la Parte IV de IV de Visitando San Ignacio – Provincia de Misiones. 
Por aquí http://reuniendoletras.blogspot.com.ar/2015/02/visitando-san-ignacio-provincia-de_24.html

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