Lo que sigue, lo escribí en el año 2016, lo reservé y ahora lo subo al blog.
Finalicé la lectura del libro titulado Rayo Dorado, cuyo autor es Rodolfo Bellani. Perteneciente a la colección Robin Hood, de la Editorial Acme S.A.C.I. Edición de 1957. La ilustración color de la portada del libro, con su característico fondo amarillo, corresponde al dibujante Pablo A. Pereyra, y en el interior, también hay ilustraciones, en blanco y negro, firmadas por Ely Cuschié, que se corresponden con la dibujante Aurelia Cuschié.
Este libro lo tenía visto de la colección, pero nunca lo había comprado. Recordaba la imagen de la paloma en primer plano, pero no me llamaba la atención. Un día, buscando otra cosa, encuentro un texto en la web donde se hablaba del autor del texto, y allí se decía que había sido colombófilo. Esto encendió un lucecita que hizo centrar la atención en el texto, podría ser un texto “más del montón” o podía tener algún contenido que resulte interesante relacionado con las palomas, y este contenido encontrarse en medio de una historia ficcionada. Así que me puse en la tarea de conseguir el libro. Se trata de una obra que no se reedita con asiduidad, debía conseguir alguna usada, de no menos de la década del ´80, es decir, cualquier libro que consiguiese iba a tener más de veinte años en su haber (por lo menos). Aquí consideré tres cuestiones, una primera que efectivamente se puedan conseguir ejemplares, una segunda cuestión es el estado en que se los pueda obtener, y una tercera es el precio. Primeramente recorrí algunas librerías conocidas de ventas de usados y no lo tenían, luego un par de ferias de usados y tampoco había ejemplares, finalmente visité una conocida plataforma de ventas on-line, y allí sí había disponibles cuatro o cinco, el precio era accesible, alrededor de los 40 pesos, pero inmediatamente descarté un par, uno con el lomo “restaurado” con un cartón, otro en pésimo estado con la tapa “arrancada” y toda escrita, y quedaron un par más, uno no tenía la foto original del producto, y uno que parecía en buen estado. Busco en google al “usuario” y descubro que tenía un puesto en la feria de libros usados de Primera Junta. Allá fui. Ya conocía el lugar. Los puestos no son muchos, y no sabía cuál puesto era el que lo tenía. Pregunto al primero, le pregunto simplemente si tenía libros de la colección Robin Hood, y tengo la mala suerte que el vendedor algo desconsiderado, me contesta que le diga los títulos que quiero que “él me va a decir si los tiene o no”, bueno, le tiré tres títulos al azar “Jorli, El malón y El pequeño Lord”, me dice que “No los tiene”, en eso veo una pila en un rincón, pero eran todos de los que reeditó el diario clarín, no tenía ni uno solo de la colección original. Continúo, un puesto estaba cerrado, doy la vuelta, pregunto al siguiente puestero, me dice que si tiene algunos, me los muestra, pero eran pocos, este puestero mucho más avispado que el anterior, me dice que “tiene más libros en su casa”, que le diga cuales necesito que el para el día siguiente me los trae si es que los tiene. Le agradezco, y llego al último. Le pregunto por los libros, y me señala varios que estaba entre los de adelante, pero empieza a revolver los de atrás y saca unos cuantos más, y entre ellos, allí venía Rayo Dorado. El libro estaba en buen estado y a buen precio (hasta tenía el cubre-tapas). Ahí mismo lo compré.
Esta edición presenta algunas irregularidades. Un error que nunca había visto antes en algún libro, la palabra “colonia” (p. 24) escrita al revés de lado a lado y a la inversa, quien diría “patas para arriba”. Más adelante, una serie de páginas, del lado izquierdo, presentan una numeración del 1 al 9.
Sobre el autor, Rodolfo Bellani (1904-1984), no he leído nada de él. No hay mucha información, se menciona que fue historiador y lo que hay de referencia, indica que era un escritor con una extensa lista de obras mayormente dentro del formato pulp, textos caracterizados por su encuadernación rústica, económicos, de argumentos simples, ilustraciones y de consumo popular, siempre dentro de la ficción.
La solapa del cubre-tapas del libro dije lo siguiente:
“Rayo Dorado. Rodolfo Bellani. Narra el autor en magnífico relato la maravillosa historia de una pequeña y valerosa avecilla, perteneciente al Servicio de Comunicaciones del Ejército Norteamericano, que admiró con sus proezas y abnegación al orbe entero durante la última contienda mundial. En forma harto interesante describe el autor el severo adiestramiento a que se someten las palomas mensajeras por los especializados en la materia, colombófilos, llamando poderosamente la atención que en una época en que se alcanzaron adelantos técnicos tan perfeccionados, se utilice un antiquísimo medio de comunicación económico y seguro como es la noble paloma mensajera. Rayo Dorado es un alto ejemplo de inteligencia, espíritu de sacrificio, de fidelidad, y de sentido de orientación, habiendo cruzado el océano para retornar a su patria, al nido de sus amores, tras haber cumplido importantes y patrióticos servicios, que la hicieron acreedora de las más altas distinciones y condecoraciones, aunque póstumas, del Ejército de los Estados unidos de Norteamérica.”
En la web, lo poco que pude encontrar referido a este libro son solo unos cuatro comentarios que a continuación cito:
“"Rayo Dorado", novela infantil en donde se personifica a una paloma mensajera y que inauditamente adereza elementos de espionaje y de las gadget-stories.”
“Rayo dorado (1957) es la historia de un niño criador de palomas mensajeras. Era su texto preferido de entre toda su obra, ya que era altamente educativo (incluía todos los datos necesarios para llevar adelante un palomar, y contenía numerosas enseñanzas morales).”
““Rayo Dorado” Es -como dice el autor- un caso entre miles de buenas mensajeras y que es posible en una paloma bien entrenada. Ella, goza de todos los placeres y sufre todas las penurias de un hombre o de una mujer cualquiera… El amor por sobre todas las cosas; el odio al adversario que le quiere quitar su nido o a compañera elegida para siempre; los celos que lo hacen retornar aún más rápidamente al hogar; la tristeza; el miedo; o sea todas las sensaciones que se experimentan en el diario vivir. Es un libro que interioriza a muchos a muchos de los que están ajenos a la colombófila, que ha sido reeditado cuatro o cinco veces por la colección Robin Hood y que merecería sin duda ser traducido a otros idiomas.”
“"Rayo Dorado" en cambio, es muy distinto. Lo compré en una librería conocida una vez que es estábamos con mi familia en Atlántida. Era uno de esos libros que se amontonan en una esquina y que nadie quiere y ponen en ofertas como 3 libros por 40 pesos, sin saber qué me iba a encontrar tras las tapas duras de "Rayo Dorado", lo llevé a casa y comencé a leerlo, no muy convencida.
Pero no me decepcioné... en cambio, fue una de las mejores historias jamás vividas y me hizo sentir tantas cosas que no puedo menos que mencionar el genio de Bellani al narrar la historia de "Rayo Dorado". Tanta ternura, emoción, suspenso, miedo, tristeza, alegría... al cerrar las tapas del libro (tras un final tan trágico como injusto) no pude sino llorar como una Magdalena, y decir adiós al amigo que me había llevado a descubrir muchas cosas.
"Rayo Dorado" es uno de los tesoros que se encuentra pocas veces en la vida y quiere guardarse para sus hijos y nietos y mostrarle a todo el mundo con orgullo maternal.”
En mi opinión es un buen libro, entretenido, que se lee rápido, sus 252 páginas se pasan de un tirón. Es sencillo, no utiliza un lenguaje muy elaborado ni difícil. Claramente apunta a un sector, no lo englobo como literatura infantil, sino más bien, infantil y juvenil de la década del ´50 que no son los mismos jóvenes que en la actualidad. Claro que cualquier adulto lo puede leer sin mayores inconvenientes, y creo que no se va a desilusionar, no sé si es una historia para llorar, a mí no me lo pareció, pero eso es algo muy personal. Y dado que el autor era colombófilo, ahí está el fuerte de la historia, su conocimiento de las palomas, por eso, si alguien tiene interés en las palomas, es un libro que si puede leerlo que lo lea, o al menos conozca su título y una breve reseña. No es un libro imprescindible pero tampoco resta, leerlo suma.
La historia gira en torno de una paloma, una historia de aventuras y peripecias que va viviendo el plumífero a lo largo de su vida. Y aquí el autor comienza a interrelacionar diversas mini-historias sobre el eje principal.
Si bien engrandece la paloma y sus cualidades, esta nunca pierde su condición de paloma, el autor no la humaniza.
Bellani recrea la historia en un contexto muy particular, los años donde se desarrollaba la segunda guerra mundial, la historia comienza en un pueblo de los EEUU pero por diversos avatares va de un lado a otro por muchos lugares del mundo. Y esto le da pie al autor para ir encadenando una suerte de mini-historias que van desde un espionaje “liviano”, una breve historia de amor entre dos de los personajes involucrados, una historia familiar conflictiva y hasta las penurias como consecuencia de la guerra.
El sustento de la historia puede rastrearse en hechos reales, si bien la historia en sí misma es ficción, la existencia de palomas mensajeras es de público conocimiento, y quizás no tanto conocida, pero también es cierto la existencia de palomas utilizadas en las guerras, no solo palomas, sino otros cuantos animales para diversas actividades (perros, caballos, gatos, etc…). En el año 2005 se realizó una película de animación 3D dirigida por Gary Chapman titulada Valiant y versa sobre la historia de palomas utilizadas en la guerra.
Un aspecto positivo del libro son los muchos “trucos” que brinda con respecto a las palomas, el cuidado, el adiestramiento, los palomares, los comportamientos de estos animales. Y todo esto lo acompaña con variada información de diversa índole, trae a colación antecedentes históricos relacionados con las palomas (competencias, anécdotas, registros, etc…)
Hace referencia a nuestro país, dice “en la Argentina, país de América del Sud, se efectúan anualmente concursos desde Montevideo, capital de la república Oriental del Uruguay a Buenos Aires y viceversa; son 208 kilómetros sobre el agua, que las aves salvan en menos de tres horas con toda felicidad, y dicen los sudamericanos, que en ese concurso o carrera sufren muy pocas pérdidas.” (p. 141)
Aquí en el país es conocida la presencia de palomas. Prácticamente se han adaptado a todos los lugares, hacia el año 2010, 2011 y sucesivos, se las consideraba una plaga, diversas noticias periodísticas así lo anoticiaban. http://www.clarin.com/salud/palomas-grave-plaga-provincias-Capital_0_286171451.html y http://www.lanacion.com.ar/1351623-la-silenciosa-invasion-de-las-palomas-portenas
En Argentina, existe un importante desarrollo de la colombófila, colombofilia o colombicultura. Al respecto, la ciudad de Zárate lleva por máxima la de ser ciudad “cuna de la colombófila argentina” o también conocida como “cuna de la colombófila nacional” con importante cantidad de palomares. Tal es así, que esta ciudad posee un monumento a la paloma.
Una nota titulada “Zárate revitaliza su identidad como cuna de la colombófila nacional” puede leerle en el siguiente enlace
http://area18.com.ar/coquito-infla-el-pecho-y-el-mundo-se-paraliza/ o en archive https://web.archive.org/web/20170919094354/http://area18.com.ar/coquito-infla-el-pecho-y-el-mundo-se-paraliza/
Monumento a la paloma. (Zárate). |
Volviendo al libro, en algunas oportunidades, se basa en hechos, que los afirma registrados, de determinados logros conseguidos por palomas, que pueden ser ciertos, y creería que los utiliza para abrir el camino al desarrollo de su historia, ya que más adelante, nuestro protagonista, realiza hazañas realmente imposibles.
Introduce conceptos desconocidos para mí, así como otros también que pueden resultar curiosos y/o extraños.
Hace mención a las palomas belgas, dado que es muy conocido el desarrollo de la colombófila en Bélgica, país considerado como la meca de este deporte, el paraíso de las palomas. Este país, también tiene un monumento con una placa que dice “al palomo soldado y a los colombófilos muertos en combate”.
El libro también comenta variadas especies de palomas como la zurita o a romana. No se detiene ahí, sino que brevemente hace alusión a otras aves y sus costumbres como la golondrina, la gaviota o el petrel de la tempestad.
Describe una especie de artefacto para tomar el tiempo, que desconozco como sería, no me lo imagino y no pude encontrar algo parecido con dicha descripción, dice “Jerry había logrado que su padre le comprara un reloj constatador para controlar la llegada de las aves en carrera. Era una especie de reloj para sereno, pero de una configuración diferente. Una caja cuadrada y alta de metal blanco, con frente de grueso vidrio. Esa caja se abría y en su mecanismo se colocaban dos esferas de papel impreso con todas las horas, minutos y segundos del día. Cuando llegaban las aves, con un simple movimiento de palanca se dejaría establecido que la paloma número…” (p. 32)
Se despacha con muchos sinónimos para denominar a una misma ave “por un cerco de ligustro, moraba una colibrí, avecilla la más pequeña de las aladas y a la que se la llama también “picaflor”, “pájaro mosca”, “sun-sun”, “tominejo”, “rayo de sol”, “chupaflor”, “tente en el aire” y otros diez nombres diferentes.” (p. 33) “Tente en el aire” es debido a que “nunca se posa”. ¿Otros diez nombres diferentes? He buscado en la web, y efectivamente aparecen denominaciones muchas para esta ave, primeramente decir que cada especie de colibrí tiene su denominación en latín con su correspondiente traducción, excluyendo esto, encontré que popularmente se la conoce también como: troquilinos, quindes, tucusitos, chupamirtos, chuparrosas, guanumby, zunzún, zunzuncito, pájaro joya, ruundún, elfo de las abejas, siete colores (por su plumaje), hummingbird (en inglés), huitsitsili (idioma nahuatl), mainumby (idioma guaraní), quentí (en quechua), pinsha o pinda (en mapuche), beija flor (en Brasil) y tumuñuco (noroeste argentino).
En ocasiones, el autor manifiesta consejos morales, por ejemplo “Bueno pensó el chico, no es tanto el premio que me permite haber salvado los gastos de encanastamiento, sino haber “terciado” en la lid con los mayores” (p. 50), o “no siempre es premiado el humano por sus merecimientos; que a veces los “arribistas” se comen las castañas que otros sacan del fuego…” (p. 52) en este segundo fragmento frase introduce una expresión propia de España, donde era común que en invierno vendan castañas asadas (y/o caramelizadas) en puestos callejeros, aquí en Argentina la expresión similar vendría a ser “sacar las papas del fuego”. Un último ejemplo, de contenido moral, donde el autor también introduce un conocido refrán, dice “Al “tramposo” no hay que darle lugar para que ejerza sus mañas… y con la oportunidad a su alcance, se puede volver “tramposo” hasta el hombre más honesto. Hay una vieja sentencia que dice: “La ocasión hace al ladrón”…, pero no vamos a creer por ello que las personas honradas sean excepción. Creemos lo contrario… para poder dormir más tranquilos.” (p.53)
Una curiosidad, que en mi caso desconocía de su existencia, es cuando hace mención al silbato chino para palomas, lo interesante es como lo da a conocer, como lo presenta, cuenta su existencia, y su uso ancestral, y como da lugar a la inquietud, para luego terminar indicando que no funcionan, no sin antes hacer lugar a la molestia que pueden sentir/sufrir las aves que los portan, y cerrar con una conclusión bastante sensata, al presentar el doble peligro de las palomas en esta historia (los soldados enemigos y las aves rapaces).
“Cuando MacPerson pensó en este inconveniente, recordó que en China, viejo país de mensajera, se utilizaban silbatos para alejar a los piratas del aire. Esos pequeños artefactos, hechos con madera muy liviana y de los más diversos modelos, se colocan sobre la cola de la paloma, sujetándolos con ligaduras que no molesten el mecanismo del vuelo. Las palomas así provistas van dejando en el aire un “reguero de música”, y obligan a los peatones a levantar la cabeza para ver que cosa es aquello que suena prolongadamente en el espacio. Esos silbatos, a los cuales los chinos llaman “chao-tse”, son difíciles de conseguir pero el teniente movilizó a sus amistades y logró por fin proveerse una docena de ellos, conseguidos por una agregado militar en el Asia todavía misteriosa. MacPerson no perdió tiempo y ensayó con sus palomas los silbatos. Como cada uno era diferente del otro se armaba en el aire un concierto nada armónico pero agradable al oído. Huelga decir que “Rayo Dorado” también cargó con su “chao-tse”, y que al principio se le encogió el corazón al oír detrás de sí aquél silbido penetrante. Luego, su clara inteligencia le dictó la verdad de las cosas…
- ¿Usted cree, teniente, que con esos silbatos las aves están a salvo de los halcones? – preguntó Harrison.
- No del todo, pero si se usan en el mundo desde hace siglos, por algo será. He leído por ahí, que en el nido de una rapaz se hallaron varios “chao-tse”, lo que indica que apresó lo mismo a palomas con silbato, pero eso sería la excepción que justifica toda regla. Además es un ensayo romántico más que nada, ya que en el frente de batalla el corredor alado debe pasar inadvertido, y por eso nunca le pondríamos silbato para dar aviso al enemigo.” (p. 136)
En el texto vamos a encontrar una suerte de curiosidades más, al menos que a mí en particular me llamaron la atención, no las detallaré todas, algunas de ellas van desde la utilización de “latas donde se expende jabón o gasolina” (p. 23) para fabricar nidos (ya no creo que se venda jabón en latas, más bien el plástico ha suplantado a las latas en muchos casos), las “aves correos” y los “carros palomares o palomares móviles” (p. 145) (se pueden encontrar fotografías en la web) o la “la reparación de plumas con pegamento” (p. 167) (que aunque suene raro no es menos conocido la utilización de pegamento de contacto por algunas personas para ciertas heridas).
En un fragmento introduce el azar en la vida y dice “Indudablemente la vida encierra una cantidad de misterios indescifrables. Acontecimientos que se esperan años ocurren en un segundo, y sombras siniestras que pesan sobre las almas se disipan con la llegada del sol mañanero.” (p. 162) En otra ocasión presenta un tinte poético cuando dice “la exhortaba a tener resignación, pues el autor de sus días había sido llamado al seno de los dioses”. (p. 162)
Concluyo el comentario a este libro, con un fragmento final que dice “Mariquita estaba creída que su favorito ya era parte integral de la casa, pero el señor Montemar, abuelo, había leído muchas historias de palomas, y también otras de animales que parecían domesticados pero que un día cualquiera desaparecían para nunca más volver”. (p. 215) Este último fragmento me hace ver dos cuestiones, una es referida al el conocimiento del autor sobre el hecho que describe, cuando refiere “había leído muchas historias de palomas” es muy posible que siendo el autor un colombófilo haya tenido alguna experiencia del tipo, y otra cuestión me rememora una anécdota personal que me reafirma la verosimilitud de dicho comentario, de la llegada de una paloma (anillada) a un pequeño palomar propio, el haberse quedado por meses, el haberse traído a una paloma (no anillada) a convivir con ella por meses, tener crías, y la desaparición voluntaria de ambas luego de meses (poco más de un año), que un día nunca más regresaron al palomar en el que tenían las puertas abiertas (de día, claro está) y comida asegurada.
Este libro, si bien es propio de una literatura juvenil, pienso que su lectura puede resultar enriquecedora y entretenida para cualquier lector.
Dónde puedo conseguir el libro? Saludos desde Perú
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