lunes, 9 de noviembre de 2015

San Francisco de Asís.

(2015-03-16) Con el nombramiento del primer papa argentino en el año 2013 y la elección del nombre Francisco por el nuevo papa de la iglesia católica, la figura de San Francisco de Asís, adquirió cierta popularidad, no digo que no la haya tenido antes, la tuvo y bastante entre los santos y desde que vivió hasta nuestros días. No obstante, el hecho mencionado, al menos logró que el nombre Francisco esté en boca de mucha gente. A esto no fueron indiferentes las editoriales, y han reeditado algunas obras con relación al santo. Biografías. De la que pude ver en las librerías, una de Hesse y otra de Chesterton, ambos autores clásicos de la literatura. La elección de estos dos autores, tampoco fue una casualidad, creo yo. Por mi parte ya tenía una acercamiento a la vida y obra de San Francisco de Asís. También tenía conocimiento de otros dos textos, uno de ellos Las Florecillas, del que alguna vez hace años he leído algunos fragmentos, y el otro se trata de un texto biográfico de un autor francés de apellido Feuillet, que lo tengo allí en la biblioteca pendiente de leer. Es así, que retomando el hilo, un día decidí adquirir los dos libros primeros mencionados, el de Hesse y el de Chesterton. Y ya he finalizado la lectura del de Gilbert Keith Chesterton, por eso mismo, es el libro que a continuación voy a comentar.
Como decía, la elección de estos libros no fue casual, precisamente en la contratapa, han colocado un fragmento justamente del papa Francisco, de octubre de 2013. Y debajo de él, otro fragmento de J. J. Borges. Es sabido que Borges era un lector de Chesterton.
El libro es una edición del año 2014 y la editorial es Sudamericana. La webpage de la editorial es http://www.megustaleer.com.ar/ esta página web tiene una sección llamada Extras, donde hay capítulos y prólogos de varios libros para echar un vistazo por si uno tiene pensado comprar alguno de ellos.

Seguidamente de nombre del autor, lo que me llamó la atención de este libro, como de muchos otros, es la tapa. La imagen de la portada. Al respecto, en la solapa trasera está indicado lo siguiente: Imágenes: © Getty Image. Diseño de tapa: Penguin Random House Grupo Editorial / Lucrecia Rampoldi. La pregunta que me hice es ¿cuál es el origen de esa pintura? La busqué y la encontré. Para tener una idea, la imagen es una parcialidad de una pintura más amplia. En la solapa trasera, vemos otra parcialidad de una imagen que si las juntamos con la imagen de tapa, vemos una figura completa, que representaría a San Francisco de rodillas vestido con su hábito marrón y descalzo. Esta es una primera aproximación, hay que considerar que hay muchísima cantidad de obras referidas a la figura del santo. Yendo y viniendo por la web, encontré que la imagen original es un fresco realizado por Fra Angélico llamado La Coronación de la Virgen y realizado en el Convento de San Marcos de Florencia, Italia. Dicho fresco está divido en dos planos que componen la totalidad. En la parte superior y central, que podría representar el cielo, Cristo está coronando a la Virgen, su madre, ambos sentados. Con una potente luminosidad que conjuga con el color blanco de las túnicas que poseen como vestimenta. En la parte inferior de la obra, se encuentran seis santos, ellos son Santo Tomás de Aquino, San Benito de Nursia, Santo Domingo de Guzmán, San Francisco de Asís, San Pedro Mártir y San Marcos Evangelista. Los santos están de rodillas, con las manos levantadas, y cada uno de ellos posee la aureola o nimbo que coronan su cabeza. Ellos estaría en el plano terrenal, y sobre sus cabezas, la parte superior representaría el plano sobrenatural. Las figuras de los santos adquieren corporeidad, por sus hábitos como vestimenta y sus singulares colores. Esta obra, fue realizada cerca del período (1437-1446) o del período (1438-1450), y por sus características no deja de recrear un ambiente medieval. De este fresco, es que surge la parcialidad que logra verse en la tapa del libro que estoy comentando, se puede el sayal color marrón de San Francisco de Asís, el cordón con un nudo y su pie desnudo con un estigma, y la sangre que brota de él.

En cuanto al libro, debe decir que la escritura de Chesterton es algo rebuscada. Hay que leerlo con detenimiento, para entenderlo y no perderse. Para algunos lectores puede resultar algo complicada y para otros puede hasta resultar aburrida si es que no se lee concentrado y se pierde el hilo de lo que está diciendo.
Chesterton escribe dando por sentado que el lector tiene consigo conocimiento de hechos que el no menciona y a los que hace referencia, hoy día con el acceso a internet resulta fácil, muy fácil utilizar un buscador y conocer el contexto o los sucesos a los que hace referencia. Si uno los tiene adquiridos, mucho mejor.

Comienza con una crítica hacia ciertos autores, cuando se refiere a ellos como los “admiradores racionalistas de San Francisco” (p. 14). Es posible que en su época estos escritores hayan sido contrarios al pensamiento de Chesterton, hoy en día, diría que olvidados, salvo lectores que profundizan o conocer del tema y que los han leído, quizás teólogos o estudiosos, pero difícilmente el lector común corriente.

Chesterton utiliza a menudo la ironía, por ejemplo cuando dice “Era aquella una sociedad ruda y sencilla, y no había leyes que castigasen a un hombre hambriento por expresar su necesidad de pan, como las que han sido promulgadas en una época más humanitaria” (p. 39) Más adelante retoma la ironía cuando refiere a las guerras entre las ciudades-estados de Italia y las compara con las guerras del tiempo actual. (p. 44).

También utiliza metáforas, por ejemplo “Se amontonaban ensueños como nubes oscuras sobre el Midi, para estallar en truenos de anatema y de guerras civiles” (p. 48) ¿Se está refiriendo al movimiento cátaro (o albigenses) sobre la región francesa del Midi? Es probable, la iglesia católica consideró doctrina herética a los cátaros y los combatió, y éstos se hicieron fuertes en la región francesa del Midi, y más aún en la región vecina de Languedoc. Como esta, utiliza muchas otras metáforas.

La lectura que hace Chesterton sobre la importancia de la obra de San Francisco es sumamente interesante, platea básicamente una revolución, algo que rompe con el orden establecido, para esto comienza desarrollando las generalidades del mundo en la época de Francisco (p. 25), luego hacia la página 50 da cuenta de la gran ruptura en la vida de Francisco, y explica la idea del libro según el mismo Chesterton. Ya para la página 80 dice haber terminado la descripción del proceso de transformación del santo para luego pasar la creación de la hermandad. Pero lo interesante es la fundamentación que hace el autor de como el proceder del santo se vuelve revolucionario, no utiliza este término pero lo da a entender claramente, y razón por la cual adquiere tantos seguidores, incluso aquellos que llegan al extremo del fundamentalismo (los fraticelli), en una interpretación extrema (y equivocada) de la obra y proceder del santo. Esta parte de ruptura de lazos sociales feudales, la idea de libertad, la presenta en detalle en la página 98 y siguientes. Y aquí voy a mencionar algo que figura en el Epílogo, no lo escribió Chesterton (aunque lanza algunos golpes), sino que lo escribió Luis Chitarroni, y dice “Parece que a Marx le llamó la atención la sentencia de Proudhon –la propiedad es un robo- por su desconocimiento de la hagiografía cristiana, de la leyenda áurea. Los cristianos tiene detractores de la propiedad y las posesiones no menos tajantes, más tempranos: San Basilio, San Juan Crisóstomo, San Ambrosio.” 
En este momento debo decir que esta edición del libro, cuenta al final de sus hojas con un breve Epílogo escrito por Luis Chitarroni.

Una parte me resultó algo compleja, pero habría que comprender que ideas y a que hacía referencia en la época de Chesterton a fraternidad-camadería, y si hoy día sigo siendo igual o ha sufrido variantes. Es cuando dice “El instinto popular de San Francisco y su preocupación constante por la idea de fraternidad serán del todo incomprendidos si se toman de lo que se llama a menudo camadería, que es la especie más ruin de la fraternidad. Tanto de los enemigos como de los partidarios del ideal democrático, ha partido frecuentemente la idea de que aquella nota es necesaria a este ideal. Se cree que la igualdad significa que todos los hombres sean iguales inciviles. Cuando es evidente que significa que sean todos igualmente civiles. Los que así piensan han olvidado el sentido mismo de la palabra civilidad, si no se dan cuenta de que ser incivil es ser anticívico. Pero de cualquier modo, no era aquella la igualdad que defendió San Francisco , sino una igualdad opuesta; fue una camadería fundada realmente en la urbanidad.” (p. 90)

Por momentos, algunas frases dejan ver algo de humor, por ejemplo la pág. 122 cuando habla de tragicomedias, y otras más.

Vuelve con las metáforas cuando habla de las tres órdenes y dice “En cierto sentido, indudablemente, dos hombres constituyen compañía y tres no; pero también existe otro sentido según el cual tres constituyen compañía y cuatro no, como lo prueba una serie de figuras históricas y novelescas moviéndose de a tres, a la manera de Los tres Mosqueteros o de Los Tres Soldados de Kipling.”  A esto podría agregar “Tres hombres en un bote” de Jerome K. Jerome o la conocida fábula de “Los tres cerditos”.

Varias veces dice y anuncia que habla de los milagros, pero cuando llega el momento, solo busca explicaciones para estos, e incluso cae en algunas falacias para justificarlos. A pesar de todos, hace una defensa incondicional de Francisco, por parte como ser humano, por parte como interpreta los mensajes del santo.

Para finalizar el comentario de este libro, solo voy a mencionar frase que escribe en otro idioma y no están traducidas (ni siquiera por notas).
“… como no sea en el sentido de Diabolus simia Dei” (latín) (p. 133) Sería algo así como “El diablo es el mono de Dios”.
“También sufrió él su maladie du clocher” (francés) (p. 138) Sería algo así como “enfermedad del campanario”.
“… y tuvo más derecho que Nerón, su contrafigura, a decir: Qualis artifex pereo” (p. 139) Sería algo así como “¡Qué artista muere conmigo!”, que al parecer, según Suetonio, fue lo último que dijo Nerón antes de morir.
“que tiene este lema: Deus est Deus pauperum” (p. 150) Sería algo así como “Dios es el Dios de los pobres”.

Y lo último que no es una traducción, sino una mención a una tal “exhibición de Barnum” (p. 133) exactamente dice, al referirse a los milagros, “¿Por qué los declararía absurdo algún escéptico notable, cuando la cura de sugestión es ya un negocio yankee tan próspero como la exhibición de Barnum?” y cuando busqué de que iba esto, comprendí la ironía.
¿Quién era este Barnum? ¿de qué exhibición se trataba?, encontré en una web lo siguiente que copio textual porque es increíble
“El Circo Freak y esperpéntico de Barnum & Bailey. Un mentiroso muy bien entrenado: El gran genio P.T. Barnum.  Si ha existido un showman en el mundo que ha tomado el pelo a su audiencia y ha escrito mentiras legendarias, ese ha sido el empresario circense P. T. Barnum. El lince, no tardó mucho en percatarse de que el trabajo honesto... no era lo suyo. Como hemos indicado a lo largo del texto, Barnum nació para el espectáculo, pero no cualquier clase de espectáculo, sino el que hoy sería considerado como el más bizarro y que él exhibía con orgullo "la galería de sus maravillosos horrores".Su museo, en aquel entonces, entre otras cosas, prometía más de medio millón de inventos y maravillas asombrosas, aunque lo cierto es que ninguna, fue comprobable.” http://www.quo.es/ser-humano/el-circo-de-los-horrores 

Vocabulario:

Asaz. (Del prov. assatz, y este del lat. ad satis). 
1. adv. c. Bastante, harto, muy. U. m. en leng. poét.
2. adj. Bastante, mucho. U. t. en leng. poét.

Panoplia. (Del gr. πανοπλία).
1. f. Armadura completa con todas las piezas.
2. f. Colección de armas ordenadamente colocadas.
3. f. Parte de la arqueología que estudia las armas de mano y las armaduras antiguas.
4. f. Tabla, generalmente en forma de escudo, donde se colocan floretes, sables y otras armas de esgrima.

Jumento.  (Del lat. iumentum). 1. m. Pollino, asno, burro.

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