lunes, 16 de noviembre de 2015

La Resistencia.

(2015-04-16). Visitando una librería como de costumbre, de casualidad mirando los títulos en los lomos por la letra H, saqué uno de los libros, titulado La Resistencia cuya autora es Agnes Humbert. Fue curiosidad generada por el título, ese título hizo mover mi inquietud para indagar acerca de que iba ese libro. Cuando lo tengo en mis manos, lo primero que noto es que era de tapa dura, y además tenía protector de tapa o también llamado protector de cubierta. Este libro cada vez sumaba más. Lo que sigue es la tapa, la fotografía de la tapa, una fotografía en blanco y negro, tenía toda la pinta de ser, por decirlo de alguna manera, una fotografía clásica. Y si algo faltaba, cuando leo la contratapa, resulta en la narración de los hechos de una historia verídica. Este libro tenía que ser mío, cuando me acerco a la computadora y lo paso para conocer el precio, me devuelve el resultado que el libro no existe. Me acerco a una de las chicas que la librería tiene a disposición de los clientes para todo tipo de consultas y le planteo el tema del libro que “no existe”. La chica mira en la computadora, ingresando por otra pantalla y efectivamente el resultado de “no existe” era debido a que el libro estaba “en devolución” pero aún se encontraba en la estantería porque todavía no lo habían recogido para llevarlo al depósito, motivo por el cual me lo podían vender. Sin pensarlo dos veces, lo compré.

Lo primero que debe decir de este libro es lo referido a la fotografía que ilustra la portada. La fotografía pertenece a un reconocido fotógrafo francés de nombre Robert Doisneau (1912-1994). La misma lleva por título “Amor y alambre de púas”, el amor bajo la Ocupación, el Jardín de las Tullerías, París, 1944. Título original en francés “Amour et barbelés”. Su obra fotográfica es abundante, baste poner su nombre en el buscador Google y buscar imágenes, y se van a mostrar una gran cantidad de sus fotos. En la etapa de la Segunda Guerra Mundial, retrató mucho la Resistencia Francesa. Se hizo conocido por otra foto, y los inconvenientes que tuvo a raíz de hacerla pasar como espontánea cuando en realidad fue preparada, lo cual no impidió que se transforme en una de las fotografías más populares de todos los tiempos. Se trata de la fotografía titulada “El beso del Hotel de Ville”, París, 1950. Este fotógrafo ganó dos importantes premios, el premio Kodak de 1947 y el premio Niépce de 1956. Sus fotografías representan temas de humor, nostalgia, ironía y ternura.

En cuanto a la fotografía de la tapa, en realidad del cubre tapa, porque la tapa es enteramente color negra, ¿cómo interpretarla?. Se me ocurren, en principio, dos maneras de verla, una que no tiene mucho que ver con el contenido del libro, dos personas abrazadas resignándose a la difícil y triste realidad que estaban viviendo bajo la ocupación representada por los alambras de púas. ¿Una despedida? Se ve un bolso y un maletín en el suelo. Y la soledad que representa esa calle o peatonal completamente vacía representada por la mesa aislada al final, ese camino solitarios que se pierde en el horizonte, un horizonte sombrío. Otra manera de ver la fotografía, podría ser en un contexto de cercamiento por las fuerzas de ocupación, representadas por las vallas y los alambres de púas, un abrazo-amor  solidario entre dos miembros de la resistencia en un ambiento gris, triste y solitario pero con una pequeña claridad al final del horizonte donde los árboles dejan espacio a la luz. De por sí, el título ya da un indicativo de como puede interpretarse.

Sobre la autora del libro, Agnés Humbert (1894-1963), hay bastante biografías publicadas en el la web, brevemente diré que siendo historiadora de arte, trabajada en un museo en Paris cuando la ciudad cae bajo la invasión nazi. Lo primero que hace es huir con sus hijos a un pueblo más pequeño donde se encontraba su madre. Tenía ideas contrarias a las de De Gaulle, más bien tenía simpatía por la izquierda socialista, pero estando en el pueblo escucha por la radio a De Gaulle pidiéndoles a los franceses que luchen contra la ocupación, entonces regresa a Paris y se junta con algunas personas conocidas y forman un grupo de resistencia, qué básicamente pasaban información a los ingleses. Increíblemente comienza a escribir un diario, que luego completaría finalizada la guerra, y este diario es el que perduró, con el riesgo que caiga en manos de los alemanes y queden al descubierto todos los involucrados. El libro es ese diario.

El libro titulado La Resistencia, y cuyo subtítulo es Recuerdos de la Resistencia. Paris1940-1941. La cárcel. Ocupación alemana. El título original es Resistánce/Notre guerre. Editorial RBA cuya webpage es www.rbalibros.com Edición 2008. Páginas 301. Contiene índice onomástico. Y fue traducido por Mario Merlino.
El libro es un testimonio de aquellos años, de los primeros años de la resistencia francesa, solamente comprende un pequeño grupo, al parecer eran muchos grupos organizados que funcionaban al mismo tiempo sobre el mismo territorio. Lo que primero comienza siendo una etapa llena de suspenso y preocupación, por el temor a ser descubiertos, luego toma el camino trágico cuando finalmente los descubren por un infame traidor que delata a uno y así van atrapando a todos el resto. Atrapan al grupo entero, y les realizan un juicio ilegítimo y los condenan. A algunos los matan y a otros los trasladan a campos de prisioneros donde eran explotados como trabajadores. El libro inicia con un homenaje a aquellos del grupo que murieron. La autora desarrolla todo el período de cautiverio hasta la liberación. Es increíble la forma que adquiere el relato y como lo va desarrollando. Como se las arregla para en las peores situaciones sacar la voluntad necesaria para sobrevivir. Algunas veces utiliza el humor y otras cuantas la ironía, pero no deja de ser un libro triste. Atrapante, cada paso, cada descripción, cada hecho, encadenado con el siguiente. La desesperación está todo el tiempo presente. Muestra como gente común, sin cargos ni funciones especiales, se convierten en héroes anónimos, en este caso sobrevivió la autora por la publicación del libro, pero hubiese sido una héroe anónima más, como muchas personas que mencionas y cuantas otras que nunca fueron mencionadas alguna vez en algún libro. Creo que ahí radica lo interesante del libro. Sin planes grandiosos u organizados bajo un líder que los guía, este grupo colocaba su cuota de ayuda en la lucha contra el nazismo. Hay que considerar que en ese momento, los miembros de la resistencia tenían un aliado pasivo que era la población civil que no se involucraba, hacía la suya y sobrevivían a la ocupación a su manera, y al mismo tiempo tenían otro enemigo, que eran los colaboracionistas, infames traidores que no dudaban en ponerse sumisos a la par de los alemanes.

Algunos comentarios que me llamaron la atención por mi desconocimiento. A los soldados alemanes, los parisienses les llamaban “alubias verdes” algo así como “porotos verdes” les llamaríamos aquí.
La autora habla seguido de “octavillas” como medio por el cual transmitían las ideas de la resistencia. No son otra cosa que panfletos.

En la página 63 escribe algo que me llamó la atención. Dice “Me exigen que dé una explicación y reconozco, con reticencias calculadas, que se trata de la copia de una octavilla en la que se les pide a los franceses que guarden sus monedas de níquel”. Pero ya no desarrolla más el tema, si bien se trata de otro aspecto muy diferente ya que estaba en medio del juicio que se le celebraba. La curiosidad hacía preguntarme ¿por qué pedían que saquen de circulación las monedas de níquel?. Encontré la explicación en otro libro en google books. En la obra ¡Es la guerra! de Jesús Hernández el autor escribe “Un ingenioso y sofisticado método de resistencia fue la acumulación de calderilla: los alemanes fundían las monedas de níquel y bronce para obtener materia prima para la fabricación de su armamento, por lo que los franceses decidieron guardarlas para evitar que cayeran en manos de los nazis, viéndose obligados a sacrificarse para no adquirir los productos correspondientes”.

Menciona mucho el ciclostil, es un aparato que sirve para hacer copias en papel en grandes cantidades. También llamado mimeógafo.

En otro pasaje del texto dice “por la Marsellesa cantada en sordina”. La sordina es un mecanismo que sirve para disminuir el sonido, aquí, la autora estaría diciendo algo así, como que cantaban la Marsellesa en voz baja.

Más adelante en otra ocasión, en medio de su cautiverio escribe: “Aquí no hay biblioteca, pero nuestro buen austríaco me trae libros. Me sumerjo estos días en unos volúmenes descabalados de Alexandre Dumas. Es absolutamente apasionante, solo pienso en esas intrigas rocambolescas…” No cabe dudas la impresión que tiene la autora del escritor. Y dado el momento en que lo leyó, creerías que esas historias extraordinarias hayan funcionado como motivadoras.

Ya finalizando, otra mención que me llamó la atención por desconocimiento, es cuando se refirió a una “jarra de gres de Alsacia”. El gres es roca sedimentaria silícea, el gres es el resultado de la sedimentación natural de arena. De textura un tanto granulosa. Los gres de Alsacia tienen características diferentes en función del tipo y de la calidad de los cimientos naturales que unen sus granos (silíceo, calcáreo, arcilloso, ferroso u otro). Encontré en la web que en algunos sitios de venta de Europa venden jarras de gres de Alsacia. En definitiva se trata de una especie de arcilla con la que se fabrican jarras (entre otras cosas), y las de Alsacia tienen sus particulares que las han hecho populares.

Termino con el Rathaus de Wanfried. Rathaus es el Ayuntamiento, aquí vendría a ser algo así como una Municipalidad.

Un libro de un importante valor histórico, conveniente para su lectura.


Vocabulario:

Flics.
La palabra Flics no está registrada en el Diccionario. (RAE)

Según The Free Dictionary by Farlex:
n., pl. Flics (fliks, Fleks, Flek). Argot.
Un oficial de policía, especialmente en Francia.

Trena. (Del lat. trina, t. f. de -nus 'triple'.)
1. f. Plata quemada.
2. f. Banda, generalmente trenzada, que usaban los soldados como cinturón o tahalí.
3. f. coloq. cárcel (‖ local de reclusión de presos).
4. f. Ar. Bollo o pan en forma de trenza.

Tisana. (Del lat. tisāna, var. de ptisāna, y este del gr. πτισάνη ptisánē.)
1. f. Bebida medicinal que resulta del cocimiento ligero de una o varias hierbas y otros ingredientes en agua.

Blocao. (Del al. Blockhaus 'pequeña fortificación'.)
1. m. Mil. Fortín de madera que se desarma y puede transportarse fácilmente para armarlo en el lugar que más convenga.

Guirigay. 
Voz imit.
1. m. Gritería y confusión que resulta cuando varios hablan a la vez o cantan desordenadamente.
2. m. coloq. Lenguaje oscuro y difícil de entender.

Esparadazo. 
Aviso: La palabra Esparadazo no está en el Diccionario. (RAE)

Zafuzami.
Aviso: La palabra Zafuzami no está en el Diccionario. (RAE)

Las últimas palabras que siguen, no se encuentran registradas en el diccionario de la Real Academia Española, ¿qué habrá querido decir la autora o que interpretó la traducción de la obra?

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