Reuniendo Letras: Caminata 27. 7.2km. 1hs 2min.

Una nueva caminata de 7,2km realizada en poco más de una hora. La terminé pasadas las seis de la tarde. Pleno invierno, no tan frío como en otras épocas. A eso de las 18hs ya comienza a oscurecer. El último tramo del recorrido, es decir el último kilómetro, fue el que realicé más rápido.

En un momento, circulando por Av. Coronel Díaz, le tomé foto a la puerta de una sucursal de Correo Argentino. No presenta nada interesante. Salvo el horario de atención, de 9hs a 15hs. Lo restringieron del habitual, de 10hs a 18hs. Y todo por el tema covid en contexto de pandemia. Hay que recordar que muchas sucursales, hace diez años atrás y más, atendían los días sábados también, pero en algún momento, sin haber pandemia, suprimieron la atención de los sábados en la mayoría de las sucursales. Ahora con pandemia se quitaron varias horas de trabajo. Cuando se dictó el decreto Decreto 297/2020 que dictó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, en su artículo 6º dispuso algunas actividades esenciales exceptuadas, una de ellas, la del punto 21, los Servicios postales y de distribución de paquetería. Aun así, los trabajadores postales redujeron el horario de atención al público, y a cuatro meses, continúan con horario reducido, y parece que así seguirán en adelante.

Cuando uno pasa por una sucursal del Correo Argentino, cualquiera sea, suele ver largas colas que llegan a una cuadra de distancia. Es lógico y entendible. Atienen solo a una persona por ventanilla, le rocían alcohol al ingresar, siempre (o casi siempre) hay alguien en la puerta que controla que no entren y se acumulen los que no deben ingresar, pero al mismo tiempo hay un mayor caudal de personas que llevan paquetería, por una cuestión muy simple de analizar, muchas gente se volcó al comercio electrónico que se vio favorecido a nivel general, al cerrar locales y sumado a no poder transitar, a las personas les quedó el recurso de la venta on-line (comercio electrónico), y estos paquetes (es decir, “paquetería”) se despachan por los servicios de envío, y uno de ello es el Correo Argentino, entonces se me genera la inquietud ¿Cómo a una mente brillante se le ocurrió que lo mejor era reducir el horario de atención? Enseguida me contesté la pregunta. Vivimos en Argentina y estas cosas pasan. Si te marcan como “esencial” y decidís trabajar menos, parece cuanto menos poco honesto, es como si una médica o un enfermero, esenciales también, hubiesen decidido ir a trabajar menos horas. Es poco serio a mi modo de ver. Yo creo que la atención a los clientes ingresa dentro de la acepción “servicio postales”, y si vemos los demás “servicios postales” existentes, las demás empresas, no se redujeron los horarios, continuaron como venían haciéndolo. Me pregunto si esas horas que se quitaron de atención al público las compensaron reduciéndose el sueldo, o si salen a entregar paquetería, o simplemente se quedan sin hacer nada y se las disfrutan para ellos, no veo factible el trabajo modalidad home office cuando la atención es al público mayormente para recibir paquetería, cartas, y similares.

Continué caminando, y sobre la calle Dr. Tomás Manuel de Anchorena, casi donde termina en la Av. Pueyrredón, encontré un local con una librería de anticuario. Es nueva, no debe tener más de un año en ese lugar. Estuve mirando las vidrieras, lindos libros, por supuesto, todos antiguos, interesantes. Pero hoy no entré, me concentré dos cajoncitos con ofertas, colocados en la vereda. Y por $100 me compré un libro que se titula La atracción de la selva, escrito en 1958 por Eduardo Barros Prado (1) (2), explorador y escritor brasileño, que anduvo por varios lugares del mundo y residió un tiempo en Buenos Aires.

Seguí caminando, retomé por Av. Pueyrredón, algunas calles, y hice una vuelta en U y me regresé volviendo a tomar la calle Dr. Tomás Manuel de Anchorena. Allí hay un pequeño espacio religioso (lo que para mí era una iglesia) (3) (4), aparece en la web con distintas denominaciones, a saber: Parroquia Nuestra Señora de la Salud, Parroquia Nuestro Señor de la Salud, Capilla Nuestra Señora de la Salud y Capilla Nuestro Señor de la Salud. Me quedó con este último nombre, que es el que figuraba en la puerta del templo.

Una torre frontal que finaliza con un pequeño hexágono en su parte superior. Y el frente todo en ladrillo colorado a la vista. Tres pequeños arcos frontales con tres ventanitas circulares.

Capilla Nuestro Señor de la Salud.

Al lado de la capilla, hay una casa antigua, en su fachada han pintado algunas decoraciones en tono rosado, y esta casa presenta dos imágenes, una de Jesús, y la otra de la Virgen de la Medalla Milagrosa (Médaille Miraculeuse) (5) (6), a esta Virgen se la representa emitiendo rayos de la mano, de pie sobre una globo aplastando una serpiente. Justo al lado de esta imagen hay una placa que lleva por título La memoria del justo nunca perecerá y luego continúa diciendo En esta casa vivió y murió el 30 de junio de 1943 la Sierva de Dios Mercedes del Carmen Pacheco. Religiosa católica argentina que dedicó su vida a la evangelización de los niños y al cuidado de los enfermos. Fundó la congregación de las Misioneras Catequistas de Cristo Rey. (7) (8)

Al girar por la calle Arenales pasé por el frente de la Escuela Nº10 D.E. 2 Gregoria Pérez. Y pude ver una pequeña obra de arte colocada en su fachada. Un trabajo cerámico, a mi parecer, inspirado en una obra del artista Xul Solar (tal vez Ciudad Lagui). Aunque también leí en un red social que el mural iba dedicado a una escuela llamada Xul Solar.

Este mural cerámico fue realizado por profesores y alumnos de la Escuela de Cerámica Nº1 y lleva por fecha el año 2017. Lo han colocado allí en algún momento entre abril de 2019 y julio de 2020. Quién sabe si lo exponen un tiempo o si lo dejan fijo. Pero está lindo y le tomé un par de fotos.

Terminando el recorrido, justo a los pies de un cantero que contiene un fresno americano, se encontraba una foto grupal con jóvenes en algún viaje de egresados, tal vez haya sido una foto original o quizás solo una publicidad y los jóvenes meros actores. Lo cierto que ahí estaba la foto tirada en la vereda.