(Febrero, 2015) Antes de ingresar al sector, propiamente de las Ruinas Jesuíticas, nos encontramos con una edificación antigua, al parecer de estilo colonial, que funciona como Centro de Interpretación y Recreación Jesuítico-Guaraní.
Por su parte la Guía Visual de las Cataratas del Iguazú y Esteros del Iberá (Clarin), en su pág. 81 dice “En el acceso hay un Centro de Interpretación con nueve salas que exponen buena parte de la historia.”
En la web, en un sitio relacionado con el turismo en la provincia de Misiones, podemos leer lo siguiente “En el acceso a las Ruinas de San Ignacio Miní, las más destacadas y reconocidas de Misiones, el Centro de Interpretación y Recreación Jesuítico-Guaraní presenta nueve salas que a modo de relato histórico reconstruyen el pasado, desde la llegada de los primeros españoles, incluyendo una maqueta de lo que fueron las reducciones, y culminando con un emocionante y educativo espectáculo que, mediante luces y sonidos, revive lo sucedido entre los Siglos XVII y XVIII.” http://www.misionesturismo.com.ar/ruinas-jesuiticas.htm
Lo primero que debo advertir, es lo referente a la denominación, no está claro, y se lo puede encontrar definido de diversas maneras. En la La Guía Nacional de Museos, 2009, de la Secretaría de Cultura y la Secretaría de Turismo de la Nación se lo define en conjunto con las Ruinas como un Museo de Sitio. Al finalizar el recorrido del lugar, hay un cartel que, antes de mencionar los créditos, titula claramente como Centro de Interpretación San Ignacio Miní. En la web figura como Centro de Interpretación y Recreación Jesuítico-Guaraní. En las guías de turismo solamente como Centro de Interpretación y en la webpage del gobierno provincial como Centro de Visitantes.
Lo segundo que se advierte, es que se habla y se mencionan nueve salas, no obstante cuando nosotros lo visitamos, solo había disponibles para visitar tres salas, el recorrido tenía una forma de medialuna, una primera sala pequeña, una segunda sala central y grande una tercera sala final pequeña. Eso significa que faltaban seis salas. ¿Dónde estaban?. Desconozco si estaban refaccionando, si realizaron modificaciones o si redujeron el recorrido. Al parecer, puede leer en la web, que este Centro de Interpretación comprende “casi dos tercios del antiguo “Museo Vivo””. Esto significa que este lugar va mutando, lo van cambiando, tal vez reacondicionándolo a los momentos actuales. No lo sé, tampoco conocía lo que fue el Museo Vivo, ni de que trataba.
En nuestro caso, cuando llegamos nos atendió un muchacho que nos dio la bienvenida muy cordialmente, lo hacía con todos los que llegaban, aunque no había muchos visitantes ese día, era pasado el mediodía. Dentro de la sala grande, también se acercó otro muchacho del lugar, que también arregló uno de los auriculares que no funcionaba en uno de los aparatos para escuchar. Y cuando salimos, habían cambiado y quien daba la bienvenida era una muchacha, pero que solo se dedicaba a decir “no tomen fotos con flash” y nada más.
Este museo, ahora convertido en centro de interpretación, fue fundado en 1987, en lo que era el antiguo edificio de una Escuela Primaria provincial de San Ignacio.
Uno de los aparatos que el visitante podía interactuar, por decirlo de alguna manera, era un aparato con auriculares, que los visitantes podían utilizar para escuchar música propia de la época interpretada por artistas actuales. Me pareció interesante, se trataba de una caja que poseía 4 sectores de botoneras de 3 botones cada una. El tema, radicaba en el mal estado en que se encontraba, 2 de las botoneras con solo 2 botones en funcionamiento, 1 botonera con los 3 botones en funcionamiento y 1 botonera directamente sin botones (como se puede ver en la fotografía). Y hay que decir que de los 4 sectores de botoneras, solo había dos auriculares. Es decir, de la música misional jesuítica o de la música guaraní, uno podía escuchar muy poco de lo que en apariencia se debería poder escuchar.
Da la sensación que está descuidado, que ofrece poco, y que no es lo que dice ser, es decir propiamente un centro de interpretación y recreación, y si tenemos en cuenta el costo de la entrada, el hecho que las ruinas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad, la relación el Centro de Interpretación con el resto del lugar donde se encuentran propiamente la ruinas, y la cantidad de visitantes que reciben anualmente, tanto nacionales como internacionales, presentar un Centro de Interpretación así como lo estoy describiendo, deja bastante que desear. Invertir un poco, creo que lo mejoraría bastante, ojalá lo estén haciendo, porque si tenemos en cuenta lo que señalan de positivo algunas webs, particularmente sobre ese lugar, uno cuando llega y lo visita, se desilusiona.
En la primera de las salas, protegidos detrás de vidrios algunas figuras, inmediatamente se pasa al salón central o sala grande, donde el visitante puede recorrer y visitar prácticamente en su totalidad el Centro de Interpretación, salvo un par de fotos y algún mapa, bastantes escritos en las paredes y algunos objetos, objetos propios de un museo, es decir, vasijas, reloj solar, mortero, piedra tallada, instrumentos musicales, y no mucho más.
A mí personalmente me cuesta un tanto comprender el tema de “Interpretación y Recreación”, es decir, “recreación” en ninguna de las acepciones uno podía encontrar algo relacionado con “recreación”, nada que produzca diversión o sirva de esparcimiento, ni tampoco había nada recreado físicamente representando la vida de aquél entonces, ni mucho menos había algo nuevo o novedoso que uno pudiera encontrar, la verdad que no vi nada de eso. Buscando en la web, pude ver algunas fotografías de visitantes de hace varios años atrás, la época del “Museo Vivo” y se podían ver “recreado” figuras humanas de aquél entonces, construcciones de aquél pasado, es decir, para algo así, la palabra calzaría bien, hoy día, nada. Por otro lado, la palabra “interpretación”, la pregunta que me hago es ¿quién interpreta? ¿la dirección del lugar o el visitante?, claramente aquí existía una “bajada de línea”, la interpretación ya figuraba establecida en las paredes, lo poco que podía interpretar el visitante era lo que leía en las paredes, ya existía una explicación dada de lo presentado. En definitiva, uno se encontraba las paredes con muy pocas fotografías de época en que se redescubren las ruinas, algún mapa, bastante material para leer, textos que ya presentaban conclusiones de algo que ya fue interpretado por alguien que luego colgó en las paredes para que puedan leerlo los visitantes, dichos textos no estimulaban preguntas ni generaban inquietudes.
Con esto no quiero decir, que los paneles con material escrito no sirvan de nada, o que estén mal, sirven lo suficiente, uno puede leer brevemente los conceptos allí plasmados, no aburren, son de lectura fácil y llegan a cualquier visitante. No sé si logran una cercamiento, y si son todos ellos comprensibles para el público en general, por ejemplo, una panel titulado “Ventajas y Desventajas” dice en parte “… por el buen salvaje que soñara Jean Jacques Rousseau…”, si nos concentramos en los visitantes nacionales (incluso muchos internacionales) las preguntas que me hago son ¿el nivel medio de los visitantes sabe siquiera quien fue Rousseau? ¿Cuál era su pensamiento? ¿qué obras escribió? ¿a qué hace alusión cuando se menciona al “buen salvaje”? y muchas preguntas más (¿estamos hablando de epistemología, de filosofía, de teoría del Estado? ¿Rousseau lo soñaba, lo imaginaba, o lo creía?, etc...), ¿es compresible para el visitante medio? yo creo que no, que el nivel medio no comprende eso cuando lo lee, esa frase está bien a quien tuvo un acercamiento a Rousseau, pero ¿y el resto?. Pero suponiendo que la totalidad de los visitantes lo comprendan perfectamente y manejen a Rousseau y su obra al dedillo, volviendo al tema del “Centro de Interpretación”, una frase como esa direcciona claramente la manera de interpretar, incluso ya está dada y presentada la interpretación por “alguien” que asoció a “Rousseau y su buen salvaje” con lo que pretende explicar y transmitir. Como consecuencia, la interpretación del visitante ya no existe como tal, sino que la interpretación ya le está dada al visitante. ¿Es lo correcto? También creo que no, si hablamos de interpretar y esa facultad se la damos al visitantes, entonces el tema debería ser presentado lo más neutral posible, de manera que quien interprete sea el visitante y no el que redactó y/o escribió los paneles. Claro que lo de Interpretación en ningún lado dice si quien interpreta es el visitante o es la dirección del Centro. Y esto que menciono es solo un ejemplo de los muchos paneles que había para leer.
El recorrido, breve, finaliza en la última sala, pequeña, que solo contiene una maqueta lo suficientemente amplia como para abarcar casi toda la sala, una maqueta de la reducción. Hay disponible una pantalla, y un panel. Luego se llega nuevamente al hall de entrada, en este caso por la puerta de salida. Y así concluye la visita al Centro de Interpretación y Recreación Jesuítico-Guaraní. Después, el recorrido continúa de lleno, ya sí, en el terreno donde se encuentran las ruinas jesuíticas.
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