Para comenzar el año bien, el primer día, decidí hacer una bicicleteada por los bosques de Palermo, más que nada rodear dos de los cuatros lagos existentes, y más tarde, se me dio por caminar. Después de todo, ambas actividades se complementan. No hace mal, y por ser primero de mes, comienza un nuevo desafío de 200.000 pasos, que pienso cumplir, esa es la idea, se verá en que deriva. El día estaba bastante agradable, casi una invitación a salir.
Me subí a la bicicleta y no me detuve ni a tomar ni una foto, hasta llegar al Puente Peatonal Dorrego, justamente para cruzar la Av. Dorrego.
Puente Peatonal Dorrego.
El Puente Peatonal Dorrego se construyó con el objeto de mejorar la seguridad de ciclistas y peatones, evitando las interferencias de tránsito. Tiene un largo aproximado de 153 metros y un ancho libre de circulación para peatones de 3 metros, el puente consiste en un tablero formado por una estructura metálica con base de hormigón, que se sostiene mediante dos torres metálicas de 17 metros de altura, ubicadas a cada lado de la Avenida Dorrego. El sistema de suspensión consta de cinco líneas de tirantes situadas a los laterales del puente. (1)
Fue habilitado en el 2008. Estando allí arriba tomé algunas fotografías y seguí pedaleando.
En mi opinión, la existencia de este puente es fenomenal, realmente muy bueno, tanto para peatones como ciclistas, también he visto que algunos lo cruzan en monopatines eléctricos. Es un riesgo menos al cruzar con el tránsito lleno de irresponsables potencialmente peligrosos para los más vulnerables (peatones, ciclistas, skater, monopatineros, rollers). Lo malo que hay uno solo, a mi modo de ver, creo que son necesarios como dos o tres más, en cruces de mucha circulación, pero no tengo idea de donde se podrían sacar los recursos para hacerlos, faltaría la genialidad de algunos gobernantes que todavía no llegaron, y los que sí llegan, van haciendo obras por goteo. Pero este puente es muy saludable para todos.
Lago de Regatas.
Pensé, equivocadamente, que por ser 1 de enero, feriado, el lugar iba a estar casi vacío, con muy poca gente, pero no, estaba bastante lleno, casi como un fin de semana estándar. Llegué al Lago Regatas de Palermo. Es el lago más grande y el más importante. Y se me dio por caminarlo, así que le di una vuelta a pie con la bicicleta al lado.
Lago de Regatas.
Y mientras caminaba, observaba y tomaba fotos. Este lago posee una especie de vereda empedrada a su alrededor, esta “vereda” forma una pequeña barranquita que se introduce en el lago, este ligero declive permite observare el fondo cubierto de agua por uno o dos metros, más allá de eso no se ve nada. Estos lagos de Palermo poseen una fauna ictícola variada. Desde la costa podía observar unos peces nadando que se alejaban rápidamente. Peces grandes, no puede conocer su especie, hay dos o tres posibles por el tamaño. Al moverse bajo el agua, generan cierto movimiento que se levanta la tierra del fondo y se genera una nube turbia bajo el agua. Al ratito se disipa, y así hasta que aparece otro de estos peces, y lo mismo. Me recuerda el refrán español a río revuelto, ganancia de pescadores que también da lugar a la expresión pescar en agua turbia, que si bien son dichos que se aplican en la actualidad a los “negocios”, nacen de la mirada a la naturaleza. En el lago había varias personas que estaban pescando, llevan sus cañas con reel y tiran, y la verdad que nunca vi sacar siquiera un pez, como que no se aplican los refranes, o tal vez si se llevan algún ejemplar y dio casualidad que yo no lo vi nunca. Son muy ariscos estos peces, cada vez que intentaba acercarme para tomarles una foto, desaparecían, de lejos se dejaban ver, de cerca no.
Seguí caminando y me iba cruzando con los pajaritos de siempre, hasta que de pronto aparecieron las primeras aves “distintas”, primera vez que la veía y registraba con la cámara. Hay un lugar que es una “especie” de casa en una especie de “isla”. A ese lugar se accede por un puente, que está cerrado, y dice un cartel “alquiler de deslizadores acuáticos” y “alquiler de botes”. Este día no estaban alquilando, pero se veía gente allí dentro, tal vez lo concesionarios vivan allí mismo. Lo cierto es que ahí mismo vi a las aves, patas largas, pico largo y fino, plumaje color uniforme. Posiblemente se trate de un par de caraú (Aramus guarauna) (2) También conocida como carrao, propia de zonas húmedas y pantanos. Le tomé varias fotos, pero al estar lejos, y la poco potencia de mi teléfono celular hacen que apenas se vean sus figuras. Luego, vía que habías varias más en el mismo sector pero del otro lado, un total de seis u ocho. Encontré un librito de menos de 70 páginas que habla específicamente del caraú, titulado Historia natural del caraú. (3) Libro de acceso libre, disponible en la web. De este libro me interesó mucho leer la parte del folklore, en ese libro está bastante resumida, por la web se encuentra mucho más relacionado con esta ave.
Caraú.
Caraú.
Detrás de una mata de Pennisetum (del latín penna pluma y seta cerda), de alguna de las 80 especies que conforman los también llamados penisetos, sericura, o cola de zorro, había un cartel que indicaba “Por razones de seguridad se impide bañarse en el lago”. Increíblemente, a pocos metros de allí, una niñita estaba metida en el agua bañándose en el lago, y lo peor es que no había ningún adulto cerca, que de por sí debería velar por la seguridad de la menor, impidiéndole meterse al agua.
Pennisetum.
Llegué caminando a uno de los extremos del lago Regatas, justo donde finaliza la calle Andres Bello que rodea la mitad del lago, calle que naturalmente estaba cerrada a los automóviles. Y desde allí tomé algunas fotos.
Lago de Regatas.
Lago de Regatas.
Lago de Regatas.
Lago de Regatas.
Lago de Regatas.
Retomé por la Av. Ernesto Tornquist, el oro camino que bordea el lago. Y más adelante aparecio un hornero (Furnarius rufus) saltando de adoquín en adoquín a la orilla del lago.
En el agua había una extensa fila de gallaretas (Fulica leucoptera). Aquí las conocemos como gallareta chica, pero también se las denomina comúnmente como gallareta ala blanca, tagua chica o gallareta escudete amarillo. Iban y volvían sobre su mismo camino acuático.
Y luego apareció otra especie de ave. Un ejemplar solo. Con las patas en el agua, mojaba su pico, tomaba agua o consumía algo de la superficie, no lo sé. Me sorprendió que estaba solo, y acostumbrado a la gente, ya que al pasar menos de un metro, ni se inmutaba. Un pato criollo (Cairina moschata), nótese los gránulos o carúnculas rojas en su cara.
Pato criollo (Cairina moschata).
Pato criollo (Cairina moschata).
Pato criollo (Cairina moschata).
Pato criollo (Cairina moschata).
Pato criollo (Cairina moschata).
Pato criollo (Cairina moschata).
Hay partes del camino donde quedan los vestigios de una lucha, donde la naturaleza enfrentó la obra humana, y ya vemos el resultado, adoquines faltantes, y otros adoquines levantados por las raíces de los árboles que se abren camino con toda su fuerza.
Adoquines y raíces.
Algunas fotos más del paisaje circundante.
Mientras miraba el agua, la gente comenzó a rumorear y se acercaban a ver al actor, un castor, una nutria decían al mamífero roedor que había “aparecido” en el agua, pero nadie lo llamaba por su correcto nombre, coipo (Myocastor coypus). Estaba lejos, iba y venía, pero siempre por la parte central, no se acercaba a la costa.
Coipo (Myocastor coypus).
Coipo (Myocastor coypus).
Coipo (Myocastor coypus).
El coipo seguía nadando en círculo y la gente lo miraba y le tomaban fotos. Pero no todos, había un padre y su hijo que miraban para otro lado. Pasó lo que tenía que pasar. Se cumplió la Ley de Murphy, que dice Si algo puede salir mal, saldrá mal. Y vas a jugar a la pelota al lado de un lago, la pelota caerá al agua. Y con desazón, ambos, miraban la pelota. Cada vez más cerca de la isla que de la costa donde estaban ellos. Inalcanzable. Ni siquiera había botes en el lago. Caso perdido. Partido perdido. Pelota perdida. Y yo escuchaba como el padre le decía la estrategia al hijo, supongo que para calmarlo y apaciguarle la angustia. El padre le decía a la noche va a levantar viento, el viento la va a arrastrar a la costa, mañana venimos y la llevamos.
Pelota en el agua.
Pelota en el lago.
Lago de Regatas.
Lago de Regatas.
Luego un benteveo común (Pitangus sulphuratus) se posó en una rama cercana, me acerqué y le tomé fotos.
Benteveo común.
Benteveo común.
Benteveo común.
Por mi parte seguí buscando captura la imagen de un pez debajo del agua, y me era difícil, hasta que de lejos, logré obtener algo.
Pez.
Pez.
Pez.
Pez.
Llegué al otro extremo caminando con la bicicleta al lado, habiendo rodeado el lago, le tomé tres fotos de despedida y me fui.
Y tres fotos más, finales, para terminar la salida.
Monumento a La Carta Magna y las Cuatro Regiones Argentinas.
Ciclovía en la vereda del Eco-Parque.
Reja en Plaza Italia.
Así concluye la bicicleteada más caminata del día de hoy.
Algunas capturas de la app. Hoy comienza el nuevo desafío de 200.000 pasos a caminar en el mes de enero. Y por supuesto que lo acepto con la finalidad de completarlo antes que finalice el mes.
Al irme de los bosques de Palermo, la app Google Maps solicita una opinión del lugar.
Con 30ºC, fui lento, unos 15km/h pero en algún momento alcancé los 30km/h, aunque en rigor de verdad, no soy de andar rápido.
El día no había terminado, había hecho bicicleta y había caminado, pero esto no alcanzó, no había completado la meta diaria de caminata. La solución era caminar, y es lo que hice, salí a caminar para completar el objetivo diario. 4,37 km en 46 minutos. La temperatura bajó, solo 1 grado, quedó en 29ºC. De esta manera, sí cumplía con el plan trazado.
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