viernes, 19 de julio de 2019

Habermas.

En algún momento me dieron para estudiar algunas que otras páginas de Habermas. Pocas, si mal no recuerdo, un profesor o dos, no más. Pero siempre me quedó eso picando… algo que parecía interesante tan poco desarrollado. Tampoco puse de mi parte para ahondar en el pensador. Por alguna razón decidí refrescar algunos contenidos mínimos referidos al trabajo de Jürgen Habermas. Y para esto me hice con dos libros, que bien podrían encasillarse en libros de divulgación. Como para tener un acercamiento, mínimo a tan abultada obra.

El primero de estos libros, fue:


Ficha Técnica:
Título: Habermas. Una Introducción.
Autor: Marcelo G. Burello.
Editorial: QUADRATA
Colección: Pensamientos Locales.
Año de edición: 2013
Encuadernación: Tapa blanda.

Autor:
Marcelo G. Burello. Ensayista, crítico. Doctor en Letras en la Universidad de Buenos Aires, Graduado en Realización Cinematográfica (INCAA), con apoyo del Servicio de Intercambio Académico Alemán (DAAD). Es investigador y profesor de grado y de posgrado en las Facultades de Filosofía y Letras y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, con énfasis en el pensamiento alemán. Ha dictado cursos y conferencias sobre estética y literatura en Argentina, Brasil y España. Como editor y traductor, ha compilado volúmenes de Richard Wagner, Franz Rosenzweig, Karl Kraus, Walter Benjamin y Slavoj Zizek. Es autor de Panorama de la Literatura Alemana Contemporánea (2009), Autonomía del arte y autonomía estética. Una genealogía (2012), y Gilgamesh, o del origen del arte (2013).

Reseña:“Nuestro pensador da por sentado que la probada autonomía del hombre (Kant) se realiza en la historia (Hegel), pero no necesariamente: puede recaer en la alienación (Marx), y por ende es necesario recomponer la racionalidad social, no sólo para verificar un a priori filosófico –lo que sería de poca monta– sino sobre todo para ratificar que las sociedades pueden alcanzar la autodeterminación y por ende pueden orientarse a ser más justas. Sobre esta tarea, que a ojos de Habermas es la razón de ser por antonomasia del intelectual actual, ciertamente no existen recetas ni fórmulas, y ni siquiera grandes consensos. Pero es la causa que nos reclama en estos tiempos de relativismo.”          Marcelo G. Burello.


Este libro, el primero de los dos, con el que arranqué la lectura, es pequeño, con letra muy pequeña, y un poco pesado de leer, no por ello menos interesante. Está divido en tres grandes capítulos, y no veía la hora de llegar rápido al tercero, que se enfoca en la acción comunicativa, claramente el más importante. No obstante los dos primeros resultan interesante, por el desarrollo de todo el contexto en que se desenvolvió Habermas, y va tirando puntas de algunas de sus obras, a medida que describe el camino transitado, para llegar a su teoría. Algunos datos (autores, escuelas, conceptos) pueden presentar mínima dificultad, pero tampoco creo que un despistado caiga a leer un libro como este, sino más bien, creo que quien lo busca para leer, es porque posee una base mínima, por ejemplo en autores o corrientes de pensamiento. Esta edición se complementa con un listado de la bibliografía para estudiosos del autor. Y este libro, al final, trae como seis hojas en blanco, como excedente, que no se si fue adrede o para tomar anotaciones.

Rescato un fragmento con el que el autor pinta a Jürgen Habermas
“De hecho, cada vez se lo cita menos. Para los cultores de la Escuela de Frankfurt, es más un oucats que un outsider, para la izquierda militante dejó de “ser útil” en los años 90 (más o menos para la época que la izquierda dura dejó de ser útil para el mundo); para la lingüística y la sociología vernáculas, nunca terminó de ser un verdadero especialista; y para nuestra filosofía en general se diversificó tanto que finalmente terminó siendo casi un gran hombre vacío. Para el periodismo y las polémicas, se dice, le faltaba suelo cotidiano; para la teoría le sobraba. Y es que ser un hombre razonable, no tiene buena prensa en una escena en la que la pirotecnia verbal y las provocaciones tienden a ganar la primera plana. Y peor aún es ser un “humanista” en tiempos de antihumanismo obligatorio.”
Habermas. Una Introducción. Autor: Marcelo G. Burello. Pág. 13



El segundo de estos libros, fue:


Ficha Técnica:
Título: Jürgen Habermas. La apuesta por la democracia.
Autor: Maria José Guerra Palmero.
Edición: 2016Editorial: EMSE EDAPP S.L.Colección: Descubrir la Filosofía.
Páginas: 143 p.
Ilustración de portada: Nacho García.
Tamaño: 16 x 23 cm.

Autora:
María José Guerra Palmero (San Cristóbal de La Laguna, 1962) es una filósofa, escritora y teórica feminista española. Es Doctora en Filosofía y Catedrática del área de Filosofía Moral de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Laguna. Desde 2017 es presidenta de la Red Española de Filosofía. Desde julio de 2019 es Consejera de Educación, Universidades Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias. Es autora de varios libros.

Reseña:
“Sería imposible entender la filosofía de la segunda mitad del siglo XX sin leer a Jürgen Habermas (Dusseldorf, 1929). La obra de este autor, considerado ya un clásico vivo, no es solo filosófica sino que se adentra en el pensamiento interdisciplinar, en la mejor tradición de la Teoría Crítica, la corriente intelectual que ha vinculado la reflexión filosófica con las ciencias sociales. Este libro penetra en la abundante obra de Habermas y extrae de ella una narración de la decidida apuesta del autor por la democracia. Lejos de perseguir una introducción exhaustiva al pensamiento habermasiano, este volumen servirá a los lectores para iniciarse en las claves principales del desarrollo de su pensamiento ético y político.”
Manuel Cruz (Director de la colección).

Este libro, el segundo de los dos, es breve y posee una tipografía en tamaño apropiado. El libro viene acompañado con gráficos, resaltados e imágenes. Me pareció que utiliza un lenguaje que llega bien a un lector común, no obstante toca temas que pueden resultar desconocidos a quien no vio nada de filosofía/sociología (autores y corrientes de pensamiento). Tiene un formato resumido y bastante didáctico. El texto presenta una especie de introducción de tinte histórico, para explicar de donde se parte, hablando de la esfera pública, y luego tres capítulos más: la acción comunicativa, la ética del discurso y la democracia deliberativa. Se concentra más en lo teórico de la obra y no tanto en el contexto. Al final presenta una apéndice con, naturalmente la bibliografía de Habermas, y otros textos complementarios, de otros autores.

Un fragmento con el que la autora pinta la obra de Jürgen Habermas
Dar cuenta de la totalidad de esta obra de dos tomos y 1080 páginas en su edición española es literalmente imposible. El nivel de complejidad teórica –con su método de reconstrucción racional empírico-normativo–  de esta propuesta para la teoría de la racionalidad y de la sociedad es apabullante. Las referencias a corrientes teóricas diversas y variopintas, continentales y anglosajonas, y la bibliografía superan con mucho lo esperable en una obra filosófica. El índice de autores excede cualquier previsión. Habermas se reapropia de una multitud de elementos  de la filosofía del lenguaje, del pragmatismo y de la teoría psico-social. Tan solo apuntaremos algunos de sus elementos a modo de piezas maestras con las que el autor reta al pesimismo de sus predecesores frankfurtianos al fundamentar en la comunicación humana la racionalidad práctica.
Jürgen Habermas. La apuesta por la democracia. Maria José Guerra Palmero. Pág. 56.



En definitiva, los dos libros son recomendables para leer y tener un acercamiento a la obra y al autor Jürgen Habermas. Los dos libros tiene enfoques distintos, unos se concentra más en el personaje, su contexto histórico y como fue generado su obra, y el otro se centra más la producción teórica de su obra. Ambos tratan el tema central que es la acción comunicativa. Si bien, presentan una mirada desde perspectivas distintas, los dos resultan interesantes para leer, y se complementan mutuamente.

miércoles, 10 de julio de 2019

Vaquita de San Antonio.

Me encontré caminando una vaquita de san Antonio, un simpático insecto, querido por todos. Para algunos es augurio de buena suerte, otros cuando encuentran una piden tres deseos. Yo no pedí nada, conjeturé como había llegado, ¿quizás se prendió en la ropa cuando caminé por el césped del parque? Puede ser, o no, y llegó por otro camino. Y ahí la dejé caminar, pero no mucho, puse el dedo y se subió sola. Y de allí la llevé a las plantas de atrás, justo debajo de una ventana que suele estar abierta todo el tiempo. No dejó de caminar por las ramas de la planta. Al día siguiente la vi estacionada en techo. Y después no la vi nunca más. No sé a que especie pertenece, tampoco sé si el color indica alguna particularidad en su taxonomía, dado que esta era color gris con puntos negros a diferencia de las muy comunes rojas con puntos negros. Algunos las relacionan con la primavera, esta apareció en otoño.


Estas vaquitas de san Antonio son criadas en cantidades en algunos lugares de Europa y de EEUU para combatir plagas de pulgones en los cultivos, a modo de control biológico, ya que el pulgón es su alimento favorito. También de las conoce como mariquita o chinitas, entre otros varios nombres locales menos conocidos (ej. mariquitilla, sarantontón, catarina, catita, xoaniña, coquitos, cocos, tortolita, sanantonito, etc…). Busqué el origen de sus denominaciones más comunes y no encontré mucho, poco por la web y sin fuentes claras.

El Diccionario de la Real Academia Española recoge las siguientes definiciones relacionadas con este insecto.
vaca de san Antón
1. f. mariquita (‖ insecto coleóptero).
cochinilla de san Antón
1. f. mariquita (‖ insecto coleóptero).
mariquita
1. f. Insecto coleóptero del suborden de los trímeros, de pequeño tamaño, cuerpo semiesférico y alas de color rojo o anaranjado con puntos negros.
cochinito de san Antón
1. m. And. mariquita (‖ insecto coleóptero).
gallinita
1. f. Ar., Burg., Córd. y Rioja. mariquita (‖ insecto coleóptero).
margarita
8. f. Ál., Cád., León y Zar. mariquita (‖ insecto coleóptero).
sananica
1. f. León. mariquita (‖ insecto coleóptero).
santanita
Del dim. de santa Ana.
1. f. mariquita (‖ insecto coleóptero).

Un antiguo Diccionario General de Americanismos (Francisco J. Santamaria, 1942), recoge la siguiente acepción:
Vaquita de san Antonio:
(Coccinellafa vofasciata). En Colombia, insecto coleóptero, que arroja un líquido apestoso cuando se le toca.
¿Líquido apestoso? Quizás se tenía esa idea hace casi ochenta años o le llegaron mal los datos al autor, o tal vez lo confundió con la aquí conocida chinche. Lo pienso basado en mi experiencia, que he tocado al insecto y no me arrojó ningún líquido apestoso ni de ningún otro tipo.


Al parecer, la denominación popular de este insecto está, mayormente relacionado con la religión católica, y es común encontrar datos a partir de una búsqueda como “mariquita de Dios”, aunque solo de la llame “mariquita”, si le agregamos el “de Dios” aparece información.

Hay un buen artículo, completo en cuanto denominaciones populares para el coleóptero, publicado en una Revista de Folklore española (Nº 192, año 1996) titulado “La mariquita; un destello encarnado en el arte madrigueño” escrito por José Manuel Fraile Gil. Accesible por el siguiente link https://funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?id=1553 o por aquí también http://media.cervantesvirtual.com/jdiaz/rf192.pdf
El artículo se enfoca en el aspecto artístico, letras que se forman con rimas y refieren al animal. A mí me interesa el tema de la nomenclatura y voy a citar los fragmentos interesantes:

De entre los muchos nombres que este insecto tiene en nuestra geografía traeremos aquí a colación solamente los que encontramos en la provincia de Madrid. Veámosles por orden alfabético: Abejita (Pinilla del Valle, Venturada), Antoñito (Becerril de la Sierra), Becerrita (Chapinería), Capillita (Horcajo de la Sierra), Coca (Paredes de Buitrago), Coquita (Pedrezuela), Gatita (El Berrueco), Juanita (Garganta de los montes), Mariposa (Montejo de la Sierra-Robledondo), Mariquita ciega (Cenicientos), Mariquita de San Juan (Navarredonda), Palomita (Patones), Pastorcillo (Somosierra), San Antón (Gascones), San Blas (Valdemanco), Vaquita de Dios (Colmenar del Arroyo, Fresnedillas, Nava del Rey), Zapatera (Pelayos de la Presa, San Martín de Valdeiglesias) y, por supuesto, mariquita. De esta somera lista se desprende lo que ya apuntamos antes: la relación del insecto con el ámbito sagrado a través de su nombre. El más popular de ellos, o mejor, el más popularizado en los últimos años –mariquita- no es sino un diminutivo, por cierto, antes muy usado en toda España y no sólo en Andalucía, de María. Ejemplos de esta asimilación con la Virgen tenemos en: María (Gor, Granada), Marieta (Ayerbe, Huesca; Cheste, Liria, Valencia; Camarles, Tarragona; Oliana, S. Guim, Madrona, Senterada, Lérida; Alcalá de Gurrea, Huesca; toda la provincia de Gerona; Vinároz, Castellón; Berga, Barcelona y su provincia; Inca, Muro, Santa Margarida, Mallorca; S. Miguel, Ibiza); Mariol, Mariola (Sóller, Baleares). Fuera de nuestras fronteras este escarabajito se consagra también a la Virgen, especialmente en Inglaterra donde se le llama Ladybird (pájaro de la Virgen) o Mary-gold (oro de María); En Italia se la conoce como anima de la Madona, provincias de Belluno y de Trento; en Portugal galinha de Nossa Senhora y en Alemania Marienkäfer (escarabajo de la Virgen). De esta costumbre de dar al insecto un carácter Mariano sólo he alcanzado a recoger un precioso testimonio en el área madrileña; en Pinilla del Valle me dijeron que: ...cuando éramos chicos nos decían que no había que matarlas, porque las cuidaba la Virgen, que eran como su rebañito o una cosa así, vamos... que eran buenas.
En la misma área madrileña observamos que denominaciones como San Antón (Gascones) y Antoñito (Becerril de la Sierra) se relacionan directamente con San Antón (Gumiel de Izán, Burgos), San Antonio (Montevideo, Uruguay), Sarantontón (La Laguna, Tenerife), vaquita de San Antón (Regumiel, Burgos) y vaquita de San Antonio (Buenos Aires, Argentina). Por cierto que esta relación entre nuestro escarabajito y la vaca (que de paso no conviene olvidar fue animal sagrado en culturas como la egipcia y aún lo sigue siendo en la India de nuestros días) es un fenómeno curiosamente extendido hasta límites insospechados: vaquina (Peranzanes, León), vaquita de Dios y becerrita (en los madrileños pueblos de Colmenar del Arroyo, Fresnedillas de la Oliva, Nava del Rey y Chapinería), God's little cow (pequeña vaquita de Dios, Inglaterra), vacca y vachetta (Italia), en Rusia Bózhia karófka (vaquita de Dios) (12), y en hebreo parat moshé rabenu (vaquita del Patriarca Moisés) (13). Otros nombres madrileños, como Juanita (Garganta de los Montes) y mariquita de San Juan (Navarredonda), están relacionados con Sanjuanín (Lebeña, Cantabria) y Sanjuanito (Pozaldez, Valladolid; Cedillo de la Torre, Segovia). Y otros en fin, como San Blas en Valdemanco y todos los que se acompañan de un de Dios como coca, coquita, palomita, mariposa...a la hora de formar las rimas que protagonizan, hacen hincapié en la idea de asociar a nuestro animal con lo sagrado.
La mariquita; un destello encarnado en el arte madrigueño”. José Manuel Fraile Gil. Revista Folklore. Nº192. Año 1996. https://funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?id=1553 

El artículo agrega un par más de definiciones, diciendo que en Turquía se la conoce como ugur bocegi (literalmente gusano de la suerte) y entre los judíos sefarditas de Marruecos como bichito de luz.

Según se desprende del texto, claramente lo de “mariquita” tiene relación con la Virgen María.

La fantasía popular y las creencias se han unido para llamarla, en algunos casos, “mariquita de Dios”. Tiene bastante sentido, si pensamos en campesinos, de ahora y de antes, cuya mayor asimilación de conocimiento procede de la misa de los domingos y de la experiencia labriega. Para granjeros ingleses y viticultores franceses, es señal de buen tiempo. Y que los granjeros la hayan asociado con Dios y como señal de buen augurio, también tiene sentido, si lo vemos desde el punto de vista como grandes devoradores de pulgones, plagas de los cultivos.

Algunos creen encontrar el origen de esta evocación a la Virgen María, en el color del insecto, así el rojo se interpreta como el manto rojo que lleva María en algunas pinturas antiguas, mientras que los siete puntos simbolizan las siete alegrías y las siete penas. El manto rojo simbolizaba en algunos casos la realeza y en otros la sangre de los mártires cristianos. Hay mucha simbología del número siete en el cristianismo, relacionado con la Virgen, podrían ser los siete dolores del corazón. Al parecer han relacionado el aspecto colorido más común del bicho con algo de la iconografía mariana.
El origen puede encontrarse en la Edad Media, los campesinos cristianos asociaron las manchas del insecto con los siete dolores de la Virgen. Y surge la simbología. Luego de la siembra le rezan a la virgen para proteger el sembrado. Como fruto de sus plegarias aparecen las mariquitas. La cosecha es saludable. Y nace la leyenda. Los granjeros llamaron a los insectos “escarabajos de Nuestra Señora” (ladybug), que luego se transformaron, más coloquial, en “mariquitas” en referencia a la Virgen María.

Hay veces que se pasa a denominar simplemente “mariquita de los 7 puntos” (la especie más común en Europa), directamente el nombre surge de la observación del insecto, que en sus alas endurecidas posee 7 puntos visibles, que también dieron su nombre científico Coccinella septempunctata (del latín septem, "siete", y punctata, "punteada")

En japonés, tentōmushi (天道虫), «el insecto del Sol» sirve como nombre genérico para las mariquitas. Con la misma lectura, también se emplean los ideogramas 紅娘 (doncella escarlata) y 瓢虫 (insecto calabaza).

En Asia oriental hay ladybugs (escarabajo de la señora) pero llamadas oriental-beetle (escarabajo oriental) que son distintas en color y manchas. La mariquita asiática es un depredador de varios insectos plaga, pero también esta especie de mariquita ocasionalmente puede morder.


¿Y cómo surge la denominación “vaquita de San Antonio”? quién sabe, quizás nunca se sepa, otra vez el ingenio popular. Pero hay indicios con los que nos podemos manejar. Otra vez, surge la relación, granjero-vaca-plaga-insecto antiplaga-religión y asociación de palabras.

No es una vaca cualquiera, es una vaca de San Antonio, y como es pequeña, pequeñita, de ahí, vaquita. Algunos creen que los granjeros de antaño han visto, a escala, una similitud en apariencia, entre las vacas, aquellas que dentro de la familia de los bóvidos eran blancas con manchas negras, y los insectos coccinellidae cuyos élitros poseen manchas negras y trompa negras, y de ahí la atribución de vaquitas.

Pero ¿a qué San Antonio refiere? Buscando en algunos santorales católicos aparecen no menos de diez, entre once y catorce, pero me voy a concentrar específicamente en dos, San Antonio de Padua y San Antonio Abad.

El primero, San Antonio de Padua, parece que es a él a quien evocan las vaquitas de San Antonio, ¿pero por qué? Es uno de los santos más venerados, sin embargo entre sus atributos (Libro (Biblia), vara de azucenas (lirios de San Antonio), Niño Jesús, custodia.) no aparece una vaca y su patronazgo (De los objetos extraviados, de quienes buscan pareja y de los celíacos.) tampoco indica que sea protector de las vacas. De hecho, para protector de las vacas tenemos a San Peran de Landevennec, para protector de los agricultores a San Isidro Labrador, para protector de las cosechas a San Marcos. Y así, de alguna manera, campesinos de antaño asociaron a San Antonio con el insecto vaquita de San Antonio.

Un escritor argentino, Mateo Booz (seudónimo de Miguel Ángel Correa, 1881-1943) escribió un cuento llamado “Las vacas de San Antonio”, en el cuento relata algunas costumbres propias de lugar con una habla particular de los personajes, pero en cuanto a las vacas y San Antonio, no deja de graficar nada de los atribuido al santo, milagros, grandes milagros, objetos perdidos, hambruna y escasez, animales, búsqueda de pareja, y por supuesto las vacas, pero no vaquitas.

San Antonio de Padua, fue un sacerdote de la Orden Franciscana, orden fundada por San Francisco de Asís, y este último tenía una particular devoción por los animales como criaturas de Dios.

Pero parece que la atribución a San Antonio de Padua viene por otro lado. Las mariquitas, pasan el invierno en sitios protegidos al aire libre en algo parecido a la hibernación, salen al campo y se reproducen a montones durante la primavera. Temporada de lluvias. La primavera, comienza con el equinoccio de primavera, entre el 23 marzo y el 21 de junio en el hemisferio norte. Y la fiesta patronal de San Antonio de Padua se celebra los 13 de junio. La asociación con San Antonio se da por la convergencia de la temporada de fiestas patronales y abundancia de insectos.

Por supuesto que hay muchas más creencias, algunas un tanto absurdas, como por ejemplo una que dice que las vaquitas de San Antonio se llaman así debido a que están protegidas por este santo. U otra un tanto más disparatada, como la que indica que la vaca o vaquita era del santo, tal vez una deformación del milagro de la mula o asno. Y ya la imaginación no se detiene con límites, y podemos leer en la web, comentarios que comienzan con un serio “la leyenda dice” y después se despachan con alocadas historias del tipo “una vaca atentó contra un nido de mariquitas y al tratar de impedirlo San Antonio recibió una patada de la vaca” o “una vaca quiso arrasar un nido de mariquitas y este santo salto para impedirlo y recibió una cornada”.

¿Y por qué menciono a San Antonio Abad?  Es uno de los santos de los primeros siglos cristianos, muy venerado durante la Edad Media, sin embargo entre sus atributos (Vestiduras de monje, acompañado por un cerdo o sufriendo tentaciones.) no aparece una vaca y su patronazgo (Amputados, protector de los animales, los tejedores de cestas, los fabricantes de cepillos, los carniceros, los enterradores, los ermitaños, los monjes, los porquerizos y los afectados de eczema, epilepsia, ergotismo, erisipela, y enfermedades de la piel en general.) tampoco indica que sea protector de las vacas.
Ahora si vemos a la vaca como un animal, que efectivamente lo es, entonces, si es su patrono, dado que San Antonio Abad, es patrono de los animales, pero esto de los animales es visto de modo genérico, de todos los animales y no de uno en particular. Así como San Antonio de Padua tiene su historia del milagro con un asno, San Antonio Abad tiene su historia con un cerdo que surge de una costumbre de la Edad Media. Pero no con vacas ni vaquitas.
No obstante, encontré en GoogleBook, un libro español, que habla de la confusión entre los dos santos antoninos. De como, a través del tiempo, se pasó de la devoción de uno al otro.
En España, la devoción a San Antonio de Padua absorbió parcialmente a la de San Antonio Abad, protector de los animales.
En el santuario de los Santos Antonios de Urquiola (Vizcaya), la imagen de San Antonio de Padua tuvo que juntarse a la de San Antonio Abad por la confusión entre los dos. (...)
De hecho, se recuerda hoy todavía que los pastores trashumantes solían pernoctar en la posada del santuario. Sin duda, en ambos santuarios se buscaba protección para las ovejas (hoy, para las vacas) y se trataba de encontrar animales perdidos.
Apariciones en Castilla y Cataluña: siglos XIV-XVI. William A. Christian.
Editorial NEREA, 1990. Páginas 137-138.

martes, 2 de julio de 2019

La editorial Acme. El sabor de la aventura.

Hace un tiempo, diría un par de años, alguien dejó un mensaje en un posteo del blog. Anunciaba un libro de pronta aparición del cual sería su autor. En otro mensaje, lo felicité y me comprometí a comprar su libro. A esto, pasó un año más, hasta que llegó un nuevo mensaje, pero esta vez por el canal de youtube, el mismo usuario, anunciaba allí la aparición del libro.
No dejé pasar tiempo, fui y lo compré.

La editorial Acme. El sabor de la aventura. De Carlos Abraham. Primera Edición 2017. Editorial: Tren en movimiento. http://www.trenenmovimiento.com.ar/ Colección: Sentidos del libro.



Reseña.
Acme fue una de las principales empresas editoriales argentinas del siglo XX, con una ingente producción en campos tan diversos como la ciencia, la divulgación científica, la literatura policial, la narrativa de aventuras, la ciencia ficción, el western, la novela rosa, la literatura infantil y la historieta.
Su creación más recordada es la entrañable colección Robin Hood. ¿Quién no leyó en su niñez esos bellos libros de tapas amarillas, cargados con aventuras, amores y misterios? ¿Quién no deseó llenar los anaqueles de su primera biblioteca con todos los volúmenes que aparecían en los extensos listados de las contratapas? Sin lugar a dudas, ha sido la colección juvenil más importante que se haya publicado en nuestro país, y perdura en la memoria de innumerables lectores.
Este libro, luego de una historia de la literatura popular argentina, realiza un completo recorrido por la trayectoria de la Editorial Acme, analizando sus numerosas colecciones de libros y revistas, incluyendo entrevistas a sus responsables y agregando un valioso complemento consistente en un dossier con imágenes a color de las vistosas tapas que tan célebres volvieron a sus libros. 

Sentidos del libro invita a discutir y reflexionar sobre los múltiples usos de la palabra escrita. Abarcando proyectos editoriales cargados de implicancias políticos-culturales, se extiende hacia la amplia cultura del impreso y aquellas categorías que nos permiten hoy pensar el universo del libro, sus transformaciones y las prácticas que lo atraviesan.

Autor.
Carlos Abraham nació en Tandil en 1975. Es Profesor y Licenciado en Letras por la Universidad Nacional de La Plata. Es autor de los poemarios Rito de iniciación (1993, reeditado en 2005), Fuera del tiempo (1995, reeditado en 2010), Noche de trovadores (1998), Crisálidas (2000), A la sombra de Gárgolas (2003), En la noche de los tiempos (2006) y Orquedades del sueño (2016), así como de los ensayos Borges y la ciencia ficción (2005, reeditado en 2010), Estudios sobre literatura fantástica (2006), La editorial Tor: medio siglo de libros populares (2012, reeditado en 2015 y 2016), Las revistas argentinas de ciencia ficción (2013), La literatura fantástica argentina en el siglo XIX (2013, reeditado en 2015), Lovecraft en Argentina (2015) y Las historietas argentinas de ciencia ficción (en preparación).
Ha compilado las antologías La Argentina fantástica (2008, 2 vol.), Cuentos fantásticos argentinos del siglo XIX (2013, reeditada en 2016 de forma ampliada en 4 vol.) y Cuentos fantásticos argentinos 1900-1960 (2016) y realizado ediciones críticas de Historias inverosímiles (2014) de Raimunda Torres y Quiroga y Las fabulosas aventuras del Profesor X (2014) de Ovidio Pracilio.
Fue director de la revista académica Nautilus (15 números, 2004-2009), primera revista dedicada exclusivamente a la crítica e historiografía de la ciencia ficción hispánica.
Ha ganado diversos concursos literarios, entre los que se destaca el primer premio en el certamen “Cuentos Cortos de Terror”, organizado en 2005 por la empresa Metrovías, con el relato “El negocio de la anciana”, y el primer premio en la categoría “Mejor Ensayo Crítico en Lengua no Inglesa”, concedido en 2007 por la IAFA, con el ensayo Las utopías literarias argentinas en el período 1850-1850.
Ha publicado ensayos, cuentos, poemas, reseñas y traducciones en las revistas La Brújula, La Nueva Avenida, Julio Córtazar, Proyección, Los Conspiradores de Siempre, Arkadin, The Burroughs Bulletin, Lilith, Barsoon, Planeta Neo Pulp y Galaxia, en las antologías Artifex, Fabricantes de sueños, Cuentos de terror, Verso a verso y Textos del trovador, y en los diarios El Día y Nueva Era. En las revistas académicas Series Monográficas y Cuadernos Angers-La Plata publicó trabajos sobre Jorge Luis Borges y Juan Filloy.

Lo primero que hice fue buscar un lugar para comprarlo, miré por la web, las páginas de algunas librerías que frecuento y no lo tenían. Lo encontré por la web de compra-ventas famosa, solo en dos lugares. Contacté a uno de esos lugares, una librería de carácter online, tiene perfil en Facebook. Ubicada en el barrio de San Telmo. Se llama Witolda Libros. Colectivo y tres calles caminando. Se presenta una casa vieja. Timbre, y bajan a recibirte. Adentro tenían muchos libros, pilas y pilas de textos, apilados por los pisos, por estantes, por todas partes. En ese momento me costó $260. Y me dieron una postal con publicidad “Witolda Libros. Librería moderna de Editoriales Independientes.”.


En cuanto regresé, le di una primera mirada, me agradó, y lo dejé en una mesa, luego se fueron acumulando otros libros por encima suyo, y su lectura se fue posponiendo. Hasta que en estos días, se me dio por leerlo completo. Y habiéndolo terminado de leer, voy a realizar un comentario.

La edición es bastante buena, la letra un poco pequeña, pero es cómodo de leer. El libro ameniza con un surtido de imágenes en blanco y negro de portadas, fotografías de personas y publicidades antiguas, además de un surtido de imágenes a color en 15 páginas centrales plastificadas (en realidad no sé específicamente que tipo de papel es, pero muy superior al de las páginas comunes), y un par de apéndices con los listados de libros de colecciones tratadas.

Me gusta, porque lo teórico lo acompaña con una importante cantidad de mención a libros como ejemplos.

Si alguien es coleccionista, o intenta serlo, de algunas de las colecciones tratadas en la obra, le viene muy bien tener este libro para interiorizarse en la historia de la colección y poder tener una comprensión más global referida a la misma.

Se desprende que el autor realizó un buen trabajo de entrevistas, algunas de ellas, las tenía de hace varios años con respecto a la fecha de publicación del libro, quizás hayan sido con motivo de otras publicaciones o tal vez se trata de un autor previsor, lo interesante es que las entrevistas son a personas involucradas con la editorial hace cuarenta o cincuenta años atrás. También contiene muchas citas al pie de página, con datos de bibliografías, fechas, etc… en definitiva, datos de interés. Es muy completo en cuanto aborda el tema de la edición, desde varios puntos, la compra de derechos, los autores (nacionales y extranjeros), las traducciones, los dibujos, los títulos, la influencia del cine, la repercusión en los lectores, etc…

La lectura se hace llevadera, y la acompaña con una buena cantidad de anécdotas, una con la que me tiré de risa fue la del Robinson Balmaceda, quién sabe, si se trataba de un desequilibrado o de un gracioso.
Por momentos uno se transporta a una época diferente con un contexto social distinto, y a partir de ciertos datos y referencias, se evoca ese pasado, y de allí uno se puede imaginar a ese lector de la colección, a ese comprador de esos libros amarillos, pero también de aquellos otros que se tratan en el texto, y aquellos lectores y lectoras de las revistas, más económicos unos que otros, etc… entre otros aspectos como los autores, la utilización de pseudónimos y los motivos de elección, el tema del verosímil en las historias que surge como nota color de algunas entrevistas, así como otras cuestiones propias de aquel trabajo interno de los editores.
Visto desde el ahora, como lector, conocer a aquellos autores y sus pseudónimos, y con las herramientas del hoy, tecnología que permite el fácil acceso a mucha información, es agradable y hasta divertido, y me pregunto, cuantos lectores, quizás interesados en aquellos autores, lograban conocer/descubrir a quien estaba atrás del pseudónimo, o si se quedaban con esa imagen o duda permanentemente.

En definitiva, un buen libro, me entretuvo y me abrió las puertas al conocimiento de otras antiguas y diversas colecciones que salían publicadas por la misma editorial.

Especie de Book Tráiler o presentación del libro por el autor