Este domingo fui a ver la obra
La dama del mar de
Henrik Ibsen. El teatro donde se representó fue el
Sarmiento. Primera vez que visito dicho teatro. El teatro se encuentra en una zona bastante conocida, mayormente debido a lo que lo rodea (la rural, el zoo, el botánico y plaza Italia. Se encuentra ubicado en
Avenida Sarmiento 2715, justo a un lado del zoológico (que ahora está en proceso de conversión a un Eco Parque), sobre la misma vereda. Muy fácil de llegar. El
teatro Sarmiento pertenece al
Complejo Teatral de Buenos Aires y es el que posee la sala más pequeña, no obstante la sala está muy buena. El lugar es pequeño pero bien distribuido y cómodo, la entrada es pequeña, nada ostentoso, más bien discreto, y tiene una especie de galería que llega hasta la calle. Dos carteles anuncian las obras disponibles.
Se pueden visitar los siguiente links para conocer más
http://complejoteatral.gob.ar/
http://complejoteatral.gob.ar/ver/teatro
http://complejoteatral.gob.ar/institucional/estructura?ascm_content_change=Teatro_Sarmiento
La obra tenía indicado el comienzo para las 20hs. Llegue alrededor de 15 minutos antes y había alrededor de cinco seis personas comprando la entrada. Inmediatamente se fue formando una fila de cinco o seis personas más. Había algunos ahí parados esperando, a pesar que ya se podía acceder a la sala.
Una persona, al parecer de seguridad, solo indicaba que pasen directamente aquellas personas que ya habían adquirido su entrada. Luego estaban aquellos otros como mí caso que comprábamos directamente allí, y finalmente aquellos últimos que realizaron una reversa por la web, y luego se acercan a la ventanilla a abonar la reserva. Como es común en todos los teatros o lugares de eventos, uno puede tomar tarjetas y folletos de publicidad de otras obras, que se encuentran disponibles allí en la entrada.
El ingreso es apenas un par de metros adelante, uno gira a la izquierda y ya está en la puerta de la sala. A medida que van llegando los asistentes, como no había ninguna función anterior, la sala ya estaba habilitada para pasar. Están bien organizados. Una chica controla el ticket, y luego una chica y un muchacho te acomodan, te guían hasta tu lugar y te entregan un folleto referente a la obra que se va a representar. Las butacas están numeradas, y el sentido común indica que si están numeradas, cada quien debe sentarse donde indica su ticket, es de uso común que si la sala no se llena, cada quien se siente donde mejor le parezca entre aquellas butacas que no fueron ocupadas. El hecho que parece simple de comprender y la mayoría de las personas lo respeta tal como está planteado, no siempre es así, en esta ocasión llegaron cuatro personas, y una de ellas motivó a las restantes a que se sienten donde ella quería, en butacas que habían sido asignadas a otras personas, cuando los demás llegaban se encontraban con esta ridícula y sus tres compañeros ocupando sus lugares, para evitar el conflicto los demás evitaban confrontar y terminaron sentándose en otros lugares, y así la cadena seguía, otros lugares reservados.
La entrada para la obra tenía un valor de 120 pesos, por demás de bien. Esta obra estará en cartelera hasta los primeros días de septiembre. Contrariamente a lo que imaginaba, poca audiencia, resultó darse una buena cantidad de asistentes, prácticamente se llenó la mitad de la sala, y la otra mitad la completábamos unos cuantos, diría, a ojo, que había alrededor de setenta personas. Esta está en cartelera en los meses de Junio y Julio. Al finalizar la función de este día, cumplidos los 75 minutos, todos los actores se llevaron un fuerte aplauso del público.
Llegado el momento puntual de las ocho de la tarde, la hora de comienzo, fue cuando entraron una importante cantidad de personas casi todas juntas, y cinco minutos más tarde, se apagaron las luces y comenzó.
Aún con las luces encendidas, pero bajas, había como una ambiente propicio o preparatorio para la función, se notaba “cierto aire” que se podía distinguir bien, justamente a través de las luces encendidas. La bienvenida, la dio una grabación y pidió que silencien los celulares. El público fue respetuoso y no sonó ni uno solo celular. En ese momento comenzó a función
A mi modo de ver, creería que una obra de estas características no la va a ver cualquiera, requiere un mínimo de cultura general, por así decirlo, me imagino que una persona común y corriente que se divierte con el
chiste fácil, una obra de estas características, la aburriría, y de allí pienso la audiencia. Al mismo tiempo creería que es mejor ir sabiendo algo, mínimo aunque sea, de lo que se va a representar, como para disfrutarlo mejor.
La representación de
La dama del mar de
Henrik Ibsen. Versión libre de
Diego Lerman,
Marcelo Pitrola y
María Merlino. Dirección y puesta en escena
Diego Lerman. La actuación estuvo excelente de todos los actores, unos más que otros, pero dieron un excelente espectáculo. Buena dicción, bien clara. Incluía pasajes melodramáticos, algunos de tintes melancólicos o tristes, pasajes divertidos de humor, un apartado documental informativo, una canción y su acompañamiento instrumental. Mucha gesticulación en un par de actores y la caracterización de cada uno de ellos, bien definida y diferenciada. No hubo errores o si los hubo no se notaron, al menos en los diálogos ni en las distintas voces. El vestuario también cumplió, y lo hubo bastante, iban y venían con los trajes de ocasión para el momento que se representaba. Muy buena combinación de efectos musicales con el humo y el resto de la escenografía.
El tema del escenario es particular, dado que el teatro presenta el escenario principal y luego, a uno de los lados, tiene una especie de “muelle” (y así fue utilizado en momentos) que funciona como una extensión al escenario principal. Encima de este (el del costado) se encontraba la pantalla para las traducciones, y cuando había que leerla, había que girar la cabeza y se volvía una incomodidad (igualmente solo fueron un par de frases y nada más). Aquellos que estábamos en la mitad superior, no tuvimos ese problema, ya que la visión estaba mejor.
Ficha técnico-artística.
Elenco: María Merlino, Marcelo Subiotto, Esteban Bigliardi, Flor Dyszel, Mario Bodega
Asistente artístico: Marcelo Pitrola
Asesoramiento: Lucía Rodríguez Riva, Camila Mansilla
Diseño y producción audiovisual: Nicolás Avruj, Juan Sturgeon
Entrenamiento y asesoramiento coreográfico: Leticia Mazur
Música original y diseño sonoro: Gustavo Pomeranec
Iluminación: Iván Gierasinchuk
Vestuario: Valentina Bari
Escenografía: Eva Duarte
Dirección y puesta en escena: Diego Lerman
Sinopsis.“La dama del mar es una obra extraña y misteriosa. Tal vez mucho más atractiva por lo que sugiere que por lo que explicita. Mario Soffici realizó una adaptación cinematográfica, estrenada en 1954, reemplazando los fjords noruegos por escenarios de Quequén y Mar del Plata. Fue una película que quedó perdida en la filmografía del prolífico director.
El descubrimiento azaroso de este cruce entre Soffici e Ibsen se convirtió en el principal motor desde donde establecer un punto de partida para esta versión. Este hallazgo nos permitió elaborar la dramaturgia a través de capas temporales, espaciales y narrativas superpuestas, quizás algo no tan diferente de lo que le sucede a Élida con su pasado y su inconsciente.
En definitiva, apropiarse de un clásico es también entrar en ese diálogo infinito con aquello que irradia y pensar cómo nos interpela hoy. El objetivo de la puesta en escena fue generar una maquinaria teatral que ponga y exponga de forma lúdica, por un lado, la trama central de La dama del mar y, por el otro, el desvío hacia el universo del cine argentino de los años ‘50, sus procedimientos, y un anecdotario apócrifo de chismes en torno a la filmación de aquella película. ¿Cómo es que un director de cine decide hacer una película y no otra? Un misterio. ¿Existe la casualidad en estas elecciones? Y nuevamente la pregunta sin respuesta: ¿Por qué Soffici hizo esa adaptación? Este interrogante finalmente no es más que un MacGuffin hitchcockeano (un elemento de suspenso sin relevancia que hace avanzar la trama) que propone elaborar distintas hipótesis más cercanas al terreno de la imaginación y el juego que al de la veracidad histórica.
Es que son finalmente el ensayo y los modelos de representación los que me han resultado atractivos trabajar, haciendo hincapié en evidenciar la artificialidad de la construcción de ficción, exponiendo sus convenciones en escena, como así también la caótica y bizarra mezcla de los cruces de los universos planteados y finalmente su deconstrucción.
Sin embargo, hay algo entre líneas en el texto de Ibsen que me cautiva y está asociado a un lugar más irracional de la obra, ligado más bien a un potencial psíquico/fantástico, a la opacidad de lo que sucede en la pieza, si se quiere. Un lugar oscuro y oculto, aquello que es difícil de entender y de nombrar, eso que atraviesa misteriosamente al personaje de Élida generando las reacciones más diversas en quienes la rodean: lo que atrae y espanta al mismo tiempo”.
Diego Lerman
Esta obra de teatro no es la primera vez que se representa en Argentina. Al menos, en dos ocasiones distintas se la representó, y fueron este mismo año 2016, con diferentes directores, no tuve oportunidad de ver la otra. En 1954 fue llevada al cine por un director argentino. Fue representada en varios países europeos, podríamos decir que se trata de un clásico.
Si bien a la obra la pueden ver cualquiera, antes había dicho mi parecer que se necesitaba un mínimo de cultura general para comprenderla. Al menos un mínimo acercamiento para saber frente a que obra estamos parados. Es que la misma, genera cierta atención y fue analizada por varios críticos. Al buscarla en Google Books aparece mucha bibliografía referida a la obra.
Está cargada de simbología, algunas cuestiones pueden parecer simples, pero en el fondo el autor está transmitiendo algo, o al menos, muchos ven eso. Por ejemplo la figura del “extranjero”, según Cirlot (Diccionario de símbolos) es “el destinado a sustituir”, es el símbolo de las posibilidad de cambio imprevisto. En tanto que Chevallier (Diccionario de símbolos), presenta otras acepciones y una de ellas ve al “extranjero” como “el rival en potencia”, esto lo menciono solo como un ejemplo, porque hay simbología en muchas partes, solamente la palabra “mar” podría hablar del inconsciente (desde la psicología) o al movimiento o al fuente de la vida “Volver al mar, es como retornar a la madre, morir” (Cirlot) o la “dinámica de la vida” (Chevallier), el “agua”, los “peces”, etc… creería que existe cierta correlación y no es que están por estar. Al tiempo que trabaja sobre la libertad de la mujer y la posibilidad de elegir o la resignación a aceptar la realidad tal como está, el deber ser, el cambio frente a lo desconocido o lo nuevo, la depresión o neurosis, etc… muchos aspectos que aporta la obra y se prestan al análisis generando diversas miradas.
Al respecto, un párrafo que ilumina sobre un pasaje de la obra, dice
“Con la aparición del "extranjero" en el tercer acto ya no existe espacio para la evasión, para el silencio. Desde ese primer encuentro en el jardín después de años y hasta el desenlace, todos los parlamente de Élida se volverán disquisición sobre un solo tema: su "libertad”, el querer vivir "eligiendo". La tragedia entonces no se encuentra ya en la muerte, sino en la vida misma. El autor descubre el espacio de conflictos desconocidos, de fuerzas poderosos que no se pueden controlar en "el campo de la conciencia". Un espacio de fuerzas incontrolables donde le personaje responde a impulsos que no comprende ni domina. Una realidad no aprehensible y ni mesurable en términos precisos, donde la conciencia está dotada de una lógica más hermética. Élida es un personaje marginal forzado a una existencia no auténtica en la comunidad.”
Henrik Ibsen y las estructuras del drama moderno. Jorge Dubatti. Ediciones Colihue SRL, 2006 - 259 páginas. Pág. 181.
En La dama del mar Ibsen insiste en el real sentido de la unión conyugal e instala el debate nuevamente en el ámbito de la intimidad personal que es a donde pertenece.
Henrik Ibsen y las estructuras del drama moderno. Jorge Dubatti. Ediciones Colihue SRL, 2006 - 259 páginas. Pág. 182.
La representación de esta obra, no solo se atenía a lo escrito por
Henrik Ibsen a fines del siglo XIX, sino que iba más allá y relacionaba la obra de Ibsen con la película argentina sobre la misma. Básicamente era un juego de idas y vueltas, donde también aparecía el extraño, no solo el personaje sino la representación en la figura de, posiblemente, un antiguo vikingo y la dama en época muy antigua, al tiempo que interactuaban el mismo Ibsen con Soffici (director de la película argentina) y en medio, una presentadora de tv de los años 50, todos y cada uno representados con sus vestimentas típicas, sin dejar de lado lo esencial, de la obra de Ibsen, y la pregunta que quedaba dando vueltas era ¿qué llevó a un director argentino versado en temática social ir a buscar una obra teatral noruega casi desconocida y llevarla al cine ambientándola en playas argentinas? Se formulaban diversas hipótesis y se desarrollaba una. Todo muy bien logrado por actores muy profesionales que caracterizaron muy bien a los personajes, más de uno todos ellos.
Links de interés.
Obra completa
http://fido.palermo.edu/servicios_dyc///////blog/docentes/trabajos/24775_81918.pdf
http://files.teclasgastadas-com-ar.webnode.com.ar/200000347-d38a6d57da/La%20dama%20del%20mar.pdf
Esta obra tuvo notas en varios medios de comunicación:
http://www.lanacion.com.ar/1913091-los-fiordos-noruegos-en-nuestras-tierras
http://www.telam.com.ar/notas/201607/154346-una-dama-del-mar-contemporanea-y-de-enorme-belleza-escenica.html
http://www.clarin.com/extrashow/teatro/dama-mar-amor-duda_0_1621638001.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-11597-2016-06-28.html