Habiendo comenzado el invierno, todos los años realizan una poda radical, y aquellos sobrantes los regalan. Es una buena oportunidad para poder adquirir unos cuantos esquejes que luego dan lugar a nuevas plantas. Y lo bueno que se pueden obtener diversas variedades.
El horario de regalo se da entre las 10hs y las 17hs. De martes a viernes también están presentes los jardineros que dan consejos y orientan a quienes los requieran en el cultivo de las rosas.
El reparto se realiza al lado de una glorieta que se encuentra a pocos metros del ingresó que está ubicado por sobre la Av. Presidente Pedro Montt.
Es la primera vez que vamos por este motivo, llegamos como a las 15hs, y ya se veía circular muchas personas con sus esquejes, algunos pequeños y otros más grandes. Imaginamos lo que luego no era, pensamos que regalaban esquejes de alrededor de veinte centímetros, no más, ni siquiera pensamos en cuantos entregarían a cada solicitante. Pero esto no funcionaba así, sino más bien de una manera muy distinta.
Al momento de llegar al lugar se veían los restos de la repartija, solo pudimos obtener una rama larga (con la posibilidad de generar no menos de tres esquejes), una rama que había sido arrastrada por una niña que se le enganchó en el pantalón, y al patearla la tomamos nosotros, ya no quedaban más, apenas unas ramitas inservible y unas cuantas hojas en el suelo que daban cuenta de la repartija, y algunas personas como formando un circulo allí paradas y otras que se retiraban.
Creyendo que la repartija de esquejes había finalizado, nos retiramos y decidimos tomar el camino hacia el centro del Rosedal, por caminar un trecho más antes de retirarnos, y mientras íbamos caminado por las sendas entre los rosales, allí vemos a dos empleados que venían trayendo a hombro dos grandes plásticos llenos de rosas podadas, y detrás una fila de alrededor de diez personas que los seguían, claramente nos sumamos a la caravana, que finalizó en el lugar de repartija al lado de la glorieta.
Allí los empleados arrojan los rosales podados y la gente se abalanza a llevarse sus ramas. El tema es que dejan los rosales podados completos, ya que los cortan al ras del suelo, y como no están los jardineros, cada visitante debe llevarse sus ramas o esquejes como pueda, no hay tijeras y las rosas están llenas de espinas.
La gente primero se sirve de las ramas sueltas y luego se las arreglan como pueden, tratan de cortarlas con los pies, y terminan quebrando las ramas. Otros cortamos por lo sano y nos trajimos el rosal completo de alrededor de un metro de altura, quizás más, con muchos esquejes. Hay que salir rápido, porque las ramas podadas se acaban rápidamente y sigue llegando gente, y cuando ven a alguien con buena cantidad, allí van a sacar su parte, no quieren esperar a que llegue la próxima tanda.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario