martes, 2 de enero de 2018

El hombre que escribía libros en su cabeza.

El hombre que escribía libros en su cabeza. (The Man Who Wrote Books in His Head).
Cuento del libro: A merced del viento. Autora: Patricia Highsmith.

El título es literal. Da cuenta del contenido del cuento. A mí no gustó mucho, dado que no me generó ninguna sensación. Me pareció un cuento más. No obstante, indagando un poquito en la web, se empieza a encontrar material como para analizarlo un poquito más en profundidad. El cuento es corto, serán diez páginas.

Tomé dos notas que me llamaron la atención en este cuento.
Una primer cuando dice -¡No todo el mundo tiene por padre a un Limerick viviente! (pág. 16) ¿A qué se refiere con limerick? ¿Limerick viviente? De hecho, utiliza la palabra en itálica, o al menos, así figura en la traducción.
Limerick, cuya traducción podría ser quintilla cómica.
El limerick es una forma poética, muy conocida en el mundo anglosajón. Está formada comúnmente por cinco versos de tipo anapéstico, con un esquema de rima estricto: AABBA. El limerick tiene generalmente intención humorística, absurda y a menudo obscena. Los dos primeros versos riman con el último, así como el tercero con el cuarto, y estos dos por lo general son más cortos. (Wikipedia)
Limerick. Sustantivo. Un verso humorístico, frecuentemente obsceno, de tres líneas largas y dos cortas que riman aabba. (English Oxford Living Dictionaries)
Se presentan dos posibilidades. Es factible que haya querido presentar al padre como poesía viva, poesía viviente. O también como un absurdo, absurda la actividad que hace. Creo que ambas opciones valen.

Una segunda nota, surgió a partir de la pregunta ¿Estaba equivocado o era un fantasma del himno Land of hope and Glory lo que oía brotar  de la tienda de oxígeno? (pág. 18)
«Land of Hope and Glory» (en español «Tierra de esperanza y gloria»; también es conocida como «Pompa y circunstancia») es una canción inglesa patriótica que fue compuesta para la coronación del Rey Eduardo VII. Fue interpretada por primera vez por Clara Butt en 1902. Su música fue tomada de la «Marcha n.º1» de la obra Pompa y circunstancia del compositor inglés Edward Elgar y la letra es de A. C. Benson. (Wikipedia)

Bien, hasta ahí, mis dos notaciones de este cuento, ahora lo que sigue es un análisis sobre otros aspectos, un poco tomado de diversas opiniones que pude encontrar en la web.

Me pongo a buscar en la web, y doy con dos bloguers, un bloguero y una bloguera, que han mencionado brevemente este cuento.
Este cuento, con el que me siento muy identificado y por lo tanto es mucho más real que algunas de las situaciones vividas.
http://extranomd.blogspot.com.ar/2013/10/a-merced-de-patricia-highsmith.html

El protagonista de dicho relato, E. Taylor Cheever, es como la versión masculina de lo que soy yo. Tal como el escritor protagonista de este cuento es como yo he desarrollado mi labor literaria.
http://memoriasdeprocrastina.blogspot.com.ar/2017/01/
El punto en común radica en que ambos bloguers se identifican con el personaje. ¿No será un poco mucho? ¿Novelas completas hasta el mínimo detalle escritas en su mente? En fin, da para todo la literatura.
Y más, la segunda bloguera relaciona directamente el proceder de E. Taylor Cheever con la procastinación (RAE: Del lat. procrastināre. 1. tr. Diferir, aplazar.).  Dice la bloguers “la esencia del escritor procastinador”. No me parece que el cuento hable de la procastinación, dado que E. Taylor Cheever de manera deliberada decide grabar sus novelas en la mente, y no es que las posterga en publicar, en llevarlas a letras escritas, se toma su tiempo en finalizar las novelas pero decide quedárselas en su mente, no quiere trasladarlas al papel, sólo desea conservarlas en su cabeza. Con dos frases da cuenta de esto: “Ya conocía el libro, estaba íntegramente en su cabeza, de hecho ¿para qué escribirlo?” y “Puedo escribir mis libros más adelante –le dijo Cheever a Louise–. Lo importante es que los piense.” No es que posterga su publicación, directamente evita publicarlo. Dice que "puede" escribirlos más adelante, así como también puede no escribirlos, es una posibilidad, pero ni siquiera se la fija como una meta o un objetivo a cumplir, en el cuento, hasta que muere, no publica nada. Habiendo podido, ha decidido no publicar.

Síntesis del cuento.
La historia trata sobre E. Taylor Cheever que "escribió libros en su cabeza, nunca en papel. Cuando murió, a la edad de sesenta y dos años, había escrito catorce novelas y había creado ciento veintisiete personajes, de los que al menos él recordaba claramente". Cheever, cuyo último deseo es ser enterrado junto a Tennyson en la Abadía de Westminster en el Ricón de los Poetas, se involucra en esta peculiar práctica "escritora" en respuesta directa a un rechazo que recibió por su primera y única novela que puso en papel. En otras palabras, a pesar de la ausencia de violencia en esta historia, la preocupación central de Highsmith es una vez más la violencia del juicio.
Afecto violento: literatura, cine y crítica después de la representación. Por Marco Abel. Nota 35. pág. 247.

Si bien el cuento no es violento, entendida la violencia como fruto de un daño o un crimen, o algo que involucre a terceros, aquí aparece el rasgo psicológico, la mente, el juicio, el raciocinio, y la autora lo lleva al extremo al presentar a este personaje, que no parece estar alienado, ya que se mueve como uno más en la vida con total normalidad, salvo por el detalle que da sentido al cuento, que para cualquiera podría presentarse como algo ilógico, tener catorce novelas, íntegras, completas, hasta el mínimo detalle en su mente, suena un tanto irreal, y allí radica la perturbación para con el resto, que ven este personaje algo que genera la pregunta ¿qué sentido tiene?

La correlación entre la escritura y la delincuencia es uno de los aspectos más llamativos del trabajo de Highsmith. Muchos de sus héroes criminales, tienen imaginaciones que les permiten olvidarse de su realidad inmediata y vivir la ficción dentro de sus cabezas. (…) E. Taylor Chéever (un sub-editor convertido en aspirante, pero que fracasó como autor) aparece en la historia corta, "El hombre que escribía libros en su cabeza.", (…) En una entrevista con Diana Cooper-Clark, publicada en 1981, se le preguntó a la autora acerca de la conexión entre el artista y el criminal. ¿Estaba de acuerdo con la idea de George Bernard Shaw de que las dos ocupaciones tenían algunos parecidos sorprendentes?
¿La idea de Bernard Shaw de que las dos ocupaciones tenían tan sorprendentes similitudes? "No puedo hacer más que una sola cercanía", respondió Highsmith, "y es que un escritor imaginativo está dando grandes vueltas; tiene que olvidarse de su propia moral personal, especialmente si está escribiendo sobre criminales. Él tiene que sentir cualquier cosa es posible."
Beautiful Shadow: A Life of Patricia Highsmith: (reeditado) Vidas de Bloomsbury... Por Andrew Wilson.

Lo mejor de lejos es la historia del título, en la que Highsmith demuestra secamente, usando el caso de un tal E. Taylor Cheever, que uno no tiene la molestia de escribir novelas para convertirse en un célebre novelista, - un hallazgo que, por mi parte, después de haber intentado en más de una ocasión escribir una novela solo para descubrir que mis talentos, si es que existe alguno, casi con seguridad están en otro lado, es música para los oídos.
http://www.existentialennui.com/2015/03/patricia-highsmiths-man-who-wrote-books_3.html

Podría verse alguna relación entre la locura criminal y la locura artística (de escritor). Y como esta afecta e influye en los demás, al final de sus días, cuando agoniza E. Taylor Cheever se entierra a sí mismo (mentalmente), hablando, y años más tardes, sus familiares se lamentan del destino que corrió E. Taylor Cheever, dando por sentado que sí fue enterrado allí. ¿Será la afectación del delirio de E. Taylor Cheever para con quienes lo rodeaban (sus familia cercana)? Quizás en este punto valga recordar el limerick viviente, este aspecto absurdo que presenta el texto, visto desde una mirada comprensiva del escritor y lo que generó en su familia superviviente.

Para cerrar este cuento, queda hacer alusión al apellido del escritor, Cheever. ¿Fue al azar elegido? Mero gusto de la escritora, ¿o hay alguna intención en la elección de ese nombre?. En principio pareciera que no hay nada, buscando solo aparece un tal John Cheever.
John Cheever (Quincy, 27 de mayo de 1912- Ossining, 18 de junio de 1982) fue un autor de relatos y novelista estadounidense, frecuentemente llamado «el Chejov de los barrios residenciales».
La visión muchas veces sombría habita en sus cuentos -y la pobreza moral de muchos de sus personajes-.
El tema de la homosexualidad, el alcoholismo, las relaciones frustradas, y las tensiones de la vida doméstica, son, a grandes rasgos, los temas que atraviesan a la mayoría de sus creaciones.
(Wikipedia)

Se ha dicho con frecuencia que John Cheever es un "novelista de las costumbres".
www.america.gov/st/arts-spanish/2008/September/20090211155108pii0.5155603.html

John Cheever (1912-1982), novelista EE.UU. y cuentista. Sus historias frecuentemente satirizan los residentes ricos de los suburbios del condado de Westchester y Nueva Inglaterra. Trabajos notables: El Wapshot Chronicle (1957), el escándalo Wapshot (1964), Bullet Park (1969), y las historias de John Cheever (1978).
http://es.gdict.org/definicion.php?palabra=cheever

Si existe alguna relación entre este escritor y la elección del nombre del personaje, no lo sé. Un punto de conexión podría encontrarse en las temáticas que tocan en sus obras, Highsmith y Cheever, si consideramos que A merced del viento fue publicado en 1979, claramente el resto de la obra de Cheever, es anterior, pero  desconozco si hay alguna relación, si existe un guiño por parte de la escritora, como una señal, hacia adonde apuntar cuando leemos este cuento (u otros de ella).

Para concluir, voy a dejar volar la mente, con un claro tinte especulativo, y delirante si se quiere. Pensemos en la idea siguiente ¿hay alguna posibilidad de que exista verdaderamente alguien que tiene elaboradas unas cuantas novelas íntegramente en su cabeza? De por sí, la ciencia no da respuestas a todos los interrogantes existentes, y las respuestas que da, siempre están sujetas e interpretaciones, reinterpretaciones y refutaciones, con descartes y nuevos comienzos. Hay cuestiones que la ciencia aún no comprende en su totalidad, y otras cuestiones que comprende hasta por ahí nomás, con muchos puntos flojos. Una de ellas, creo yo, es el tema de la conciencia, la materia y la conciencia. Ni con todos los avances con las neurociencias, la psiquiatría, la psicología, la filosofía, la biología, etc… no existe una verdad aceptada. Imposible conocer al detalle lo que sucede en la cabeza de una persona, ni porque sucede, ni qué sentido tiene. Quizás sea factible que Cheever haya tenido en su cabeza “catorce novelas y había creado ciento veintisiete personajes” completos al detalle. Quizás en este mundo no lo logremos comprender, pero ¿en otros? ¿existen otros mundos y/o otras realidades?. Increíblemente, dicho a lo bruto, sí existe el último intento de la física determinista, la hipótesis de los universos paralelos, la posibilidad de la existencia de múltiples universos conformando un multiverso, y es posible que en uno de estos universos, la práctica de Cheever sea posible. La idea de los universos paralelos la planteó por primera vez el físico Hugh Everett en la década del 50, y justamente el hijo de Cheever lleva por nombre Everett.
Hay tres fragmentos que, en este delirio, encajan de manera fenomenal, veamos:
Para cuando Everett tenía doce años, comprendió la situación y la encontró sumamente ridícula, especialmente cuando su madre le dijo que su padre había escrito seis libros. Libros invisibles. (Pág. 14)
Es decir, por un lado, Everett “comprendió la situación”, y por otro lado, los libros existían, solo que no se veían. Están, pero no aquí.
A Everett le pareció, mientras salía de la habitación, que ahora deberían ir a la casa de sus padres a tomar las comidas preparadas para después del funeral; pero no…, el funeral no había tenido lugar realmente. (Pág. 18)
Brighton, se dijo Everett cuando la realidad empezaba a desmoronarse”. (Pág. 19)
Si no tuvo lugar realmente, es decir, no fue real, ¿dónde tuvo lugar? ¿fue una ilusión o tuvo lugar en “otra realidad distinta”?. Si esta realidad se está desmoronando, ¿significa que surge una nueva realidad? ¿o significa que se tiene conocimiento de una realidad diferente? ¿o significa que se derrumba el conocimiento actual que se tiene de esta realidad?.
Evidentemente, habré caído en algún sesgo cognitivo, no puedo identificar cual, pero me vi tentado en realizar la asociación del cuento con los universos paralelos.

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