(2014-12-15) Este es un pequeño libro de la Editorial Longseller, edición 2007.
Para poner en contexto, con el descubrimiento de América, mucha gente del viejo mundo llegó al nuevo mundo. Luego se verá la forma, las intenciones, la violencia, y todo lo demás que los críticos revisionistas (o no) han formulado.
Lo cierto que si nos remontamos a ese pasado, muchas personas llegaban y se encontraban con lo desconocido.
Uno de esos casos, es el de Ulrico Schmidl de Straubing. Lo interesante que esta persona dejó un texto escrito. Es decir, muchos llegaron, pero muy pocos dejaron escrito (lo que fuere) de lo que se encontraron, lo que vivieron o lo que les pareció.
En el sentido de ser un texto escrito por uno de los primero que llegaron, se trata de una texto interesante por las impresiones que dejó.
La versión que adquirí, se trata de una versión completa, con Prólogo de Marcos Mayer, Traducción de Haydé N. Fryn y Supervivisión de traducción Diana Blumenfeld.
El Prólogo escrito por Marcos Mayer (periodista, docente y escritor) está muy bueno, se extiende algunas páginas y presenta un panorama contextual para poder comprender la obra.
En el Prólogo, se mencionan tres detractores de la obra, Manuel Domínguez, Paul Groussac y Ricardo Rojas, que básicamente se “rien” o “critican” la forma en que escribió. Si eso es una “crítica”, bueno allá ellos tres, pero no ahondan en nada más (al menos lo que indica el prólogo) Tambien es cierto que no leí la obra de los tres en la que hablan de Schmidl. Pero también se menciona en el prólogo, a Edmundo Wernicke, que como dice el prologuista “Wernicke encuentra disculpas para las torpezas de estilo de su autor: “Invitamos a los lectores a colocarse en la situación de Schmidl al incorporarse a la expedición al Río de la Palta en 1535. En aquella época no existían ni en España ni en Alemania buenas gramáticas””.
Totalmente de acuerdo, el comentario más sensato y apropiado, ¿qué importancia tiene como escribió? Puedo decir, después de haber leído el libro que se entiende perfectamente, se puede leer y es comprensible.
La obra original fue impresa con grabados sobre la conquista del Río de la Plata realizados por Levino Hulsio (1550-1606) quien fuera notario imperial, escritor, librero-editor y negociante de instrumentos. Dichos grabados, no se encuentran en el libro que compré, pero se puede ver aquí http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/viaje-al-rio-de-la-plata-1534-1554/html/ff3a9778-82b1-11df-acc7-002185ce6064_85.html
Lamentablemente el libro que tengo, no contiene mapas, y la verdad que son muy útiles para poder visualizar el trayecto de su recorrido.
La tapa del libro contiene la figura de Ulrico con una lanza, y a sus pies hay un animal, se trata de un yaguareté. Existe otro grabado en el que se encuentra solo con la lanza, y un tercero en el que viaja montado en una llama. Esos son los tres retratos que existen de él.
Schmidl formaba parte de un grupo de mercenarios, que llegó con la expedición de Pedro de Mendoza al Río de La Plata. También participó de la fuerzas de Ayolas y luego de las de Irala. Pasó 20 años aquí en América, y se las vivió todas, el hambre, los sacrificios, el contacto con los aborígenes, a veces pacíficos, a veces en conflicto, la muerte de sus compañeros, una sublevación, el perderse en el camino, se salvó de un naufragio, etc… Y por todo lo que cuenta, realmente tuvo mucha suerte, es evidentemente se defendió muy bien en sus peripecias, se defendió de todo, de todas las inclemencias y los peligros, empezando por el viaje. Comenzó su viaje en 1534 y después de 20 años, regresa a Alemania.
Allí recuerda todo su viaje y decide hacerlo libro. Recurre a su memoria. Y puede que algunos le cuestiones su manera de inventario, a mi se me hace que no debe ser fácil recordar “todo muy puntilloso” luego de 20 años de una gira llena de dificultades, y aun así lo hizo, y que concuerda con otras fuentes. Esta persona no era un científico, no era un escritor, era solo un mercenario, y aun así nos dejó un texto, que me parece valiosísimo para hoy, 500 años después conocer una mirada de aquellos momentos.
Describe de manera lisa y llana muchas situaciones que se dan, por más crudas que sean. La forma de expresarse es muy particular, a mi me gustó, rompe con la escritura forma, al menos la que estamos acostumbrados a leer. Por ejemplo “Cuando los dichos Querandíes no quieren morirse de sed y no hallan agua en ningún lado, beben esta sangre. Pero si acaso alguien piensa que la beben diariamente, esto no lo hacen y así lo dejo dicho en forma clara”. (pág. 33/34)
En cierto momento cuenta el caso de una hambruna y de la antropofagia a la que recurren los sobrevivientes. A lo que en un texto en la web, titualdo Ulrico Schmidl: El afán de nombrar escrito por Loreley El Jaber (UBA/CONICET) dice “De ahí que Schmidl se deleite en la descripción de los alimentos como si saboreara cada uno al escribirlos. Pero el hambre solo parece producir placer textual ya que la carencia impulsa a los españoles a la decadente asimilación: el cristiano se ha convertido en antropófago.”
Lo cierto es que el tema del hambre y el tema de la comida es muy recurrente, y si leo otros textos, de años posteriores, el tema del hambre y la comida es algo de importancia. Hasta en la actualidad, el hambre es un problema en muchísima gente. Y escribir lo citado parece fuera de lugar, habría que pasarla, que vivirla, a ver si es un “deleite” escribir las situaciones vividas. Es fácil escribir 500 años después (y con la panza llena) para juzgar como “el hambre le produjo placer textual”. Se me hace que el hambre dejó profundas marcas en su persona, pero eso es tarea propia de psicólogos y no de un lector comentarista.
Otro aspecto es la incesante mención de Dios, o bien cuando alguien muere, o bien cuando menciona una fecha. La raíz cristina está presente y refleja parte de su espiritualidad y creencias, imagino que se hace extensible a muchos de los que llegaron.
En el texto, también me pareció interesante como va relacionando cada cosa “nueva” que descubre, con lo ya conocido por él en Alemania: las boleadoras con las plomadas en Alemania, los botes/canoas con las barquillas de pescadores alemanes, los Chaná-Salvajes con los salteadores en Alemania (pág.56), las mantas de algodón como en Alemania el arras (pág. 108).
Muchas veces, como en otros textos que versan sobre el contacto y el establecimiento de relaciones sociales con los aborígenes, se menciona el tema del “rescate”, la enumeración de los insumos que se intercambiaban con los nativos.
El temas de las cifras ¿son reales o no lo son? La verdad que no lo se, seguramente historiadores se encargaran de confrontar si se acercan o no a la realidad en cuanto a las cifras que menciona el autor. No encontré información al respecto.
La obra de este autor quedo casi en el olvido, pero en 1903 Bartolomé Mitre generó una edición para Argentina y la misma fue traducida por el etnógrafo uruguayo Samuel Lafone Quevedo con el título "Viaje al Río de la Plata. 1534-1554”
Quien quiera profundizar en la obra de este autor, puede visitar este link http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12586186423471506765435/index.htm
Muy recomendable leer esta crónica.
Vocabulario:
lansquenete. (Del fr. lansquenet, y este del al. landsknecht, mercenario).
1. m. Soldado de la infantería alemana, que peleó también al lado de los tercios españoles durante la dominación de la casa de Austria.
http://es.wikipedia.org/wiki/Lansquenete
garbosa.
1. adj. Airoso, gallardo y bien dispuesto.
2. adj. Magnánimo, dadivoso.
rodela. (Del prov. rodella).
1. f. Escudo redondo y delgado que, embrazado en el brazo izquierdo, cubría el pecho al que se servía de él peleando con espada.
paveses.
pavés. (Del it. pavese).
1. m. Escudo oblongo y de suficiente tamaño para cubrir casi todo el cuerpo del combatiente.
Links interesantes.
http://www.portalguarani.com/2315_ulrico_schmidl/16624_derrotero_y_viaje_al_rio_de_la_plata_y_paraguay__ulrico_schmidl__edicion_dirigida_y_prologada_por_roberto_quevedo.html
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12586186423471506765435/p0000001.htm
http://viajerosporelriodelaplata.blogspot.com.ar/2014/03/viaje-al-rio-de-la-plata-ulrico-schmidl.html
http://andrescapelan.blogspot.com.ar/2008/07/una-visin-de-la-conquista-de-primera.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/turismo/9-1241-2008-02-17.html
http://www.bnm.me.gov.ar/novedades/boletin_electronicoBNM/boletin_14/extension/Schmidl.htm
http://www.bnm.me.gov.ar/e-recursos/recursos_didacticos/portafolios/ulrico/presentacion.htm
lunes, 28 de septiembre de 2015
jueves, 24 de septiembre de 2015
Delizia! La Historia Épica de la Comida Italiana.
(2014-12-08) En una de las habituales visitas a una conocida librería, había visto y hojeado este libro llamado Delizia! La Historia Épica de la Comida Italiana y escrito por John Dickie. La verdad que la primer vista no me llevó a adquirirlo y lo volví a dejar donde estaba. Recuerdo que ese día lo tenían sobre una de las mesas, y había varios ejemplares. Pasaron algunos días y un par de semana después regresamos con mi esposa, y ya iba decido a comprarlo. Así que de recorrida, entre mirando unos y otros libros, no podía encontrar este. Consulté a uno de los empleados que están para orientar, y resultó que tampoco lo encontraba, pero mirando en la computadora, le figura que había un último ejemplar, al menos en esa sucursal. El empleado consulta con otro empleado, y entre ambos lo encuentran. Ese día lo compré.
Varias razones me motivaron a comprarlo. Una portada llamativa. Algunas imágenes en si interior. Un libro de historia culinaria y algunas otras relaciones históricas. Específicamente relacionado con Italia. Muchos argentinos tenemos algún ancestro de origen italiano debido a la gran inmigración procedente de ese país. Y sobre todo, los argentinos, aunque no sean descendiente de italianos, tenemos la influencia italianizante en muchos aspectos.
Demás está decir que, luego de haber leído el libro, es recomendable para cualquier lector que se vea interesado por la temática, así como también para estudiantes o graduados de chef o algo relacionado con la cocina, estudiantes o graduados de historia (sobre todo italiana), estudiantes o graduados sociología o ciencias sociales orientadas a la alimentación, esto debido al bagaje cultural que se adquiere.
El autor es John Dickie, un historiador, periodista y profesor inglés, y que está enfocado y espacializado en el estudio de muchos aspectos de Italia. Tal es así, que le fue otorgada en el año 2005 por el Presidente de la República Italiana la Commendatore della Stella della Solidarietà dell'Ordine Italiana (Comandante de la Orden de la Estrella de la Solidaridad Italiana), es decir un caballero italiano.
http://www.quirinale.it/qrnw/statico/ex-presidenti/Ciampi/dinamico/comunicato.asp?id=26171
La webpage del autor es http://www.johndickie.net/
El que adquirí, es la primera edición en Argentina, de Agosto de 2014, pero la edición original en inglés data del año 2007 y fue titulada Delizia! The Epic History of the Italian and Their Food. Traducción de: Efrén del Valle Peñamil.
El autor realiza una minuciosa labor investigativa recorriendo la historia de la comida en Italia. Comienza a principios de la edad media, alrededor del 1100 y desde allí no se detiene hasta la actualidad. Selecciona ciudades que considera importantes (o las más importantes) y va desarrollando las características de la comida y los aspectos históricos. Destierra algunos mitos. El primer capítulo lo inicia con un “No se lo cuenten a los campesinos” y la verdad que es un mito que se encarga de aclarar, la comida famosa de Italia tuvo sus génesis y desarrollo en las grandes urbes y no en el campesinado. Un mito que fomentó la industria de la publicidad. El campesinado es el que más sufrió el hambre, no se extiende demasiado, y tal vez sea porque no debe haber muchos registros históricos, como si los encontró en las ciudades. El libro es claro y entendible. No posee listados de recetas, pero si algunas particulares de cada momento histórico.
Hace mención a algunas obras de importancia a lo largo del tiempo en el arte culinario y las explica, tanto la obra como el contexto histórico.
Nos muestra como se producen cambios a través del tiempo y como las persona se adaptan a los cambios y a las innovaciones que van surgiendo, así como también como se invierten situaciones y condiciones de las personas en lo referente a la comida.
Todo el tiempo aparecen conflictos de intereses en los temas de alimentación, y como se van solucionando y/o equilibrando a pesar de las desigualdades producidas como efecto de dichos conflictos.
A la par que desarrolla la historia de la cocina, menciona hechos históricos y costumbres como englobando todo en la descripción de las ciudades y lugares de los que habla.
Hay muchos puntos que me parecieron interesantes y que desconocía, de los cuales tomé nota, pero son unos cuantos como para desarrollarlos aquí, algunos como ejemplo, desconocía la existencia de, en otros tiempos populares y ahora exóticas especias como la galanga o la pimienta malagueta. Como también es interesantes las descripciones o menciones del carnicero medieval, las extensas granjas emilianas o la historia de los lazzari.
En dos ocasiones aparece mencionada Argentina, una en el capítulo de la inmigración, en lo referente a un político, para ser un libro de historia de comida italiana, el tema lo encajó de manera perfecta, el político nos deja mal parado (¿alusión a la política, o mala política, en general? es posible) y al mismo tiempo la inclusión de Argentina en un tema tan característico como fu la inmigración (emigración para ellos) por ser uno de los países que mayor caudal de inmigrantes recibió. Y luego, ya llegando al final, con la apertura de una fábrica de pastas de origen italiano.
Dos capítulos me gustaron mucho, el de Nápoles y la historia de la pizza, y el de Génova y lo referido a la inmigración, la conclusión que realiza me pareció de lo más acertada.
Se pueden leer de forma independiente cada uno de los capítulos, pero para entenderlo mucho mejor es recomendable leer todo el libro, de principio a fin, porque da pautas y menciona hechos, que luego repercuten en el futuro del que habla.
Quizás como crítica que se le puede hacer, es el poco desarrollo de la cocina de la pobreza, si bien siempre era lo mismo como lo dice, me parece que daba para un mayor desarrollo, tal vez enfocado en la figura del campesino, pobre y hambriento, es comida que no trascendió (así haya sido siempre lo mismo) pero esa gente vivió, estaba desparramada por todo el país, y no creo que en todo el país “era lo mismo”, así como lo referente a sus historias sociales ¿por qué era lo mismo? ¿o que era exactamente en cada ciudad o región? Etc… Lo menciona, habla del tema, pero de pasada, por ejemplo, al final menciona los trajes y el trabajo de las mujeres pobres arroceras, pero no mucho más. Esto podría haberlo desarrollado en so momento al hablar de la época en que estas mujeres trabajaban y así vivían, se me hace que daba para más, siempre concentrado en la comida.
Al final del libro realiza un breve análisis por parte crítico de la actual situación de Italia respecto a la comida y la alimentación.
Un libro interesante y recomendable para leer.
Varias razones me motivaron a comprarlo. Una portada llamativa. Algunas imágenes en si interior. Un libro de historia culinaria y algunas otras relaciones históricas. Específicamente relacionado con Italia. Muchos argentinos tenemos algún ancestro de origen italiano debido a la gran inmigración procedente de ese país. Y sobre todo, los argentinos, aunque no sean descendiente de italianos, tenemos la influencia italianizante en muchos aspectos.
Demás está decir que, luego de haber leído el libro, es recomendable para cualquier lector que se vea interesado por la temática, así como también para estudiantes o graduados de chef o algo relacionado con la cocina, estudiantes o graduados de historia (sobre todo italiana), estudiantes o graduados sociología o ciencias sociales orientadas a la alimentación, esto debido al bagaje cultural que se adquiere.
El autor es John Dickie, un historiador, periodista y profesor inglés, y que está enfocado y espacializado en el estudio de muchos aspectos de Italia. Tal es así, que le fue otorgada en el año 2005 por el Presidente de la República Italiana la Commendatore della Stella della Solidarietà dell'Ordine Italiana (Comandante de la Orden de la Estrella de la Solidaridad Italiana), es decir un caballero italiano.
http://www.quirinale.it/qrnw/statico/ex-presidenti/Ciampi/dinamico/comunicato.asp?id=26171
La webpage del autor es http://www.johndickie.net/
El que adquirí, es la primera edición en Argentina, de Agosto de 2014, pero la edición original en inglés data del año 2007 y fue titulada Delizia! The Epic History of the Italian and Their Food. Traducción de: Efrén del Valle Peñamil.
El autor realiza una minuciosa labor investigativa recorriendo la historia de la comida en Italia. Comienza a principios de la edad media, alrededor del 1100 y desde allí no se detiene hasta la actualidad. Selecciona ciudades que considera importantes (o las más importantes) y va desarrollando las características de la comida y los aspectos históricos. Destierra algunos mitos. El primer capítulo lo inicia con un “No se lo cuenten a los campesinos” y la verdad que es un mito que se encarga de aclarar, la comida famosa de Italia tuvo sus génesis y desarrollo en las grandes urbes y no en el campesinado. Un mito que fomentó la industria de la publicidad. El campesinado es el que más sufrió el hambre, no se extiende demasiado, y tal vez sea porque no debe haber muchos registros históricos, como si los encontró en las ciudades. El libro es claro y entendible. No posee listados de recetas, pero si algunas particulares de cada momento histórico.
Hace mención a algunas obras de importancia a lo largo del tiempo en el arte culinario y las explica, tanto la obra como el contexto histórico.
Nos muestra como se producen cambios a través del tiempo y como las persona se adaptan a los cambios y a las innovaciones que van surgiendo, así como también como se invierten situaciones y condiciones de las personas en lo referente a la comida.
Todo el tiempo aparecen conflictos de intereses en los temas de alimentación, y como se van solucionando y/o equilibrando a pesar de las desigualdades producidas como efecto de dichos conflictos.
A la par que desarrolla la historia de la cocina, menciona hechos históricos y costumbres como englobando todo en la descripción de las ciudades y lugares de los que habla.
Hay muchos puntos que me parecieron interesantes y que desconocía, de los cuales tomé nota, pero son unos cuantos como para desarrollarlos aquí, algunos como ejemplo, desconocía la existencia de, en otros tiempos populares y ahora exóticas especias como la galanga o la pimienta malagueta. Como también es interesantes las descripciones o menciones del carnicero medieval, las extensas granjas emilianas o la historia de los lazzari.
En dos ocasiones aparece mencionada Argentina, una en el capítulo de la inmigración, en lo referente a un político, para ser un libro de historia de comida italiana, el tema lo encajó de manera perfecta, el político nos deja mal parado (¿alusión a la política, o mala política, en general? es posible) y al mismo tiempo la inclusión de Argentina en un tema tan característico como fu la inmigración (emigración para ellos) por ser uno de los países que mayor caudal de inmigrantes recibió. Y luego, ya llegando al final, con la apertura de una fábrica de pastas de origen italiano.
Dos capítulos me gustaron mucho, el de Nápoles y la historia de la pizza, y el de Génova y lo referido a la inmigración, la conclusión que realiza me pareció de lo más acertada.
Se pueden leer de forma independiente cada uno de los capítulos, pero para entenderlo mucho mejor es recomendable leer todo el libro, de principio a fin, porque da pautas y menciona hechos, que luego repercuten en el futuro del que habla.
Quizás como crítica que se le puede hacer, es el poco desarrollo de la cocina de la pobreza, si bien siempre era lo mismo como lo dice, me parece que daba para un mayor desarrollo, tal vez enfocado en la figura del campesino, pobre y hambriento, es comida que no trascendió (así haya sido siempre lo mismo) pero esa gente vivió, estaba desparramada por todo el país, y no creo que en todo el país “era lo mismo”, así como lo referente a sus historias sociales ¿por qué era lo mismo? ¿o que era exactamente en cada ciudad o región? Etc… Lo menciona, habla del tema, pero de pasada, por ejemplo, al final menciona los trajes y el trabajo de las mujeres pobres arroceras, pero no mucho más. Esto podría haberlo desarrollado en so momento al hablar de la época en que estas mujeres trabajaban y así vivían, se me hace que daba para más, siempre concentrado en la comida.
Al final del libro realiza un breve análisis por parte crítico de la actual situación de Italia respecto a la comida y la alimentación.
Un libro interesante y recomendable para leer.
martes, 15 de septiembre de 2015
Museo de Arte Religioso.
Estando de paseo por la localidad de Tandil nos propusimos a visitar los museos de dicha ciudad, por falta de tiempo solo llegamos a visitar cuatro de los siete que posee actualmente el lugar. El primero de los que visitamos, es el que le da título a esta entrada del blog. El Museo de Arte Religioso o también llamado Museo Sacro o Museo de Arte Religioso Altos Iglesia Santísimo Sacramento.
Como su nombre lo indica, este museo se encuentra ubicado en el primer piso de la parte del frente de la iglesia La Iglesia Matriz Santísimo Sacramento que es la iglesia matriz de la ciudad de Tandil, la principal del culto católico por su ubicación, justo frente a la plaza principal de la localidad en la intersección de las calles Belgrano y Fuerte Independencia.
El museo está abierto en un tiempo acotado. Para aquellos visitantes que van con poco tiempo o tiene el tiempo justo, deben organizarse de tal manera que puedan hacerse un pequeño lugar para visitarlo. Los horarios de visita del museo son los viernes y sábados de 17 a 19hs y los domingos de 9 a 11 hs. La entrada es libre y gratuita. Y el tiempo estimado para recorrerlo es breve, tal vez con 15 o 20 minutos se lo puede recorrer, algunos con menos tiempo estimo que les alcanza para visitarlo. En nuestro caso, y por cuestiones de organización, por otros recorridos que realizamos por la ciudad, realizamos la visita un domingo por la mañana. Puede resultar un inconveniente el tema de los horarios acotados por las reducidas posibilidades para el acomodamiento del tiempo cuando se realizan varias visitas en poco tiempo.
Este museo tiene en la web, una página web, un blog y un perfil de facebook. En su blog dice exactamente “Se ingresa por la puerta del ala izquierda, donde se encuentra el acceso por escalera o por el ala derecha, donde se halla el ascensor (para uso exclusivo de adultos mayores, embarazadas o personas con discapacidad).” Pero la realidad que no está correctamente señalizado. Como se puede ver en la fotografía, cuando llegamos, solo había colocado un cartel pequeño, señalizando justamente hacia el lado derecho del templo, donde se encuentra el ascensor. Así fue que nos guiamos por el cartel indicador, llegamos al ascensor, y cuando uno ingresa no antes, otro cartel en su interior que dice “el uso del ascensor es exclusivo de adultos mayores, embarazadas y discapacitados”, en este punto uno se pregunta ¿por qué no señalizan correctamente? Una vez dentro del ascensor subimos y salimos en una biblioteca, como no había nadie, avanzamos y nos asomamos por una puerta que estaba abierta, allí justo estaba la sala del museo, pasamos y comenzamos a recorrerlo. Y también a medida que íbamos avanzando tomábamos fotografías. En la otra punta de la sala, ya que el museo consta de una sala larga y nada más, había un grupo de personas, seguramente visitantes, charlando en círculo, una mujer del grupo, nos ve, se nos acerca y educadamente nos dice que no se pueden tomar fotografías. Nos lo dijo bien, entonces guardamos las cámaras para seguir recorriéndolo. La mujer nos hizo algunos comentarios referidos al museo, de su creación, de historia, nos habló de la biblioteca disponible para aquellos que quieran investigar sobre la materia (creería que aspectos históricos-religiosos del templo) y nos comentó de algunos objetos en particular como algunos trajes (sotanas) en exhibición pertenecientes al período anterior del Concilio Vaticano II cuando entre las varias reformas, una fue la de la vestimenta que anteriormente era algo distinta (bordados, cuello cerrado, etc..). La atención fue buena. Si bien no era una visita guiada, esta señora nos dio varios comentarios sobre el museo.
Me voy a detener brevemente en el tema de la “prohibición de sacar fotografías”. Primero, que había muy pocos carteles indicadores, solo vi uno a la salida de nuestro recorrido (en realidad era la entrada) y otro cartel, que ahora lo veo con detenimiento, se encontraba en el interior del ascensor y en una lista de seis puntos enumerados, el tercero de ellos decía “Preservar el patrimonio histórico-religioso del lugar, no sacar fotos ni filmar” (textual). No se quien redactó ese cartel anónimo de seis puntos, pero quien lo hizo, podría haberlo hecho mejor y evitar la redundancia de cuidar y preservar. Luego utilizar el verbo preservar para establecer una prohibición, como si esa prohibición fuera la única manera posible de preservar algo. Y no solamente lo dicho, sino que darle impulso e importancia a la prohibición (algo negativo) por sobre la preservación (algo positivo). Esto primeramente me da la pauta que lo escribió alguien que no tiene mucho interés el preservar algo, sino que se deleita con prohibir algo, seguramente alguno del “Grupo de colaboradores voluntarios del museo”. Seguidamente, o varios de este grupo, con esta prohibición sin mucho sentido como se verá más adelante, muestran su egoísmo (en un museo de un templo religioso) ya que el mismo museo posee una página web, un blog y un perfil de Facebook, donde han subido muchas fotografías, además de unas cuentas fotografías que han brindado a otras webpages para darle publicidad. Pregunto ¿es el egoísmo una actitud propia de la doctrina cristiana? Creo que no. Ahora bien, suponiendo que realmente estén preocupados por la “preservación del patrimonio del museo”, tenemos que considerar varios aspectos. Un aspecto es la protección de derechos de autor de alguna obra o de varias obras. Otro aspecto es la preservación de las obras como producto del daño que pueden causar los flashes o los trípodes. Analicemos, si fuera la protección de “derechos de autor” de alguna obra expuesta, puede colocarse una cartel de prohibición, al lado de la misma obra, algo que no han hecho. Tampoco había muchas obras contemporáneas, y las pocas que había circulan fotografiadas por unas cuantas webs, lo cual me hace pensar que este no es el motivo de prohibición. Si fuera el peligro que suponen los trípodes (grandes o pequeños), solo bastaría que señalar que se prohíbe el uso del trípode (incluso podría agregarse el actual y popular “palito” para selfies que se utilizan con algunos celulares, las luces, las pantallas, etc…) y es cierto que aquí había algunos vitrales y exhibidores de vidrio, y allí podría estar justificada dicha prohibición, pero aquí directamente se prohibía todo. El otro aspecto es el uso del flash. El uso del flash se lo puede ver desde dos perspectivas distintas, una es la molestia que ocasiona a los restantes visitantes cuando están observando y disfrutando una obra, es cierto, es molesto, pero esto cabría más, según mi parecer, para aquellas obras que reúnen muchos visitantes y no para un museo donde casi no tenía visitantes, prácticamente éramos los únicos que los recorríamos, y además, que el cartel, claramente decía “para preservar los objetos” y no para “no molestar a los demás visitantes”. La otra perspectiva con respecto al flash, es aquella relacionada con el daño que puede ocasionar, es cierto que el flash, el exceso del flash puede dañar algunas obras, la pigmentación, etc… De hecho, en el museo habían bloqueado el paso de la luz solar por un vitral de la iglesia, tapándolo con una tela por la parte interior, para evitar el daño de la luz solar sobre algunas obras, y no es menos cierto que el sol daña las obras (pinturas o telas), pero aquí, en este museo, había mayormente objetos que no se dañan por el flash, como sillas u otros objetos de madera y/o metálicos. Pero aún así, si se quisiese “preservar” obras como pinturas, vestimentas y documentos, podría pedirse simplemente que no se utilice el flash, tan simple como eso, como en aquellos museos grandes, importantes, de renombre, con obrar de muchísimas mayor relevancia, y donde no impiden tomar fotografías. Aquí no era el caso, aquí directamente prohibían tomar fotografías y prohibían filmar, pensemos ¿qué daño puede ocasionar una filmación que impida “preservar” las obras? Ninguno. Las prohibición establecida en este pequeño museo, me parece, responde más aún mero capricho de alguien con tintes de egoísta y engreído, o bien, de alguien con buenas intenciones pero con bastante desconocimiento.
Llegamos temprano, a las 9am en punto, justo cuando abría sus puertas, y como antes dije, no había prácticamente nadie, salvo ese grupo de cuatro personas que ya se retiraban. Lo recorrimos tranquilamente, vimos algunas pinturas, más que nada representaban a la Virgen, había al menos cuatro de ellas, imagino que tendrán alguna referencia con el dogma católico de la Inmaculada Concepción que así es como se lo llama al templo de la parroquia Santísimo Sacramento.
Entre los objetos expuestos relacionados a la fe cristiana, propios de la liturgia, había reclinatorios, sillas, estatuas de ángeles, cruces, alcancías, vestimentas de sacerdotes, vitrales, rosarios, sagrarios, candelabros y varios más. Todo antiguo, poseían la fecha de inventariado, muchos de fines del siglo XIX. Y si bien muchos de estos elementos eran comunes en su tiempo, con el paso del tiempo, su antigüedad (y deshuso en algunos casos) los convirtió en los que ahora es considerado arte religioso. Algunos cuadros fueron donados por particulares no como parte de una colección (como suele verse en algunos museos) sino como obras individuales.
En internet figura que el museo “posee más de 2000 piezas”, claramente en la sala de exposición permanente no había tal cantidad, estimo que algunas podrían ser parte de alguna muestra itinerante, y otras, como en muchos museos, guardadas y conservadas en algún depósito, aunque también es el espacio no era muy grande y quizás algún día lo amplíen. Después de todo, el museo es relativamente joven, fue inaugurado en febrero de 2002, es decir, todavía no tiene quince años de existencia.
Así fue como concluimos la visita a este museo, esta vez nos retiramos saliendo por el ala izquierda que a su vez hacía las veces de ingreso, una escalera en caracol nos llevó a planta baja y luego la salida. Lamentablemente sin fotografías de este museo, las cuatro publicadas todas del exterior.
Links.
- http://museodeartereligiosotandil.blogspot.com.ar/
- http://lomejordetandil.com.ar/paseos/circuito-religioso
- http://www.santisimo.org.ar/
- https://www.facebook.com/Museo-y-Biblioteca-de-Arte-Religioso-Tandil-1543944615858005/
- https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_Matriz_Sant%C3%ADsimo_Sacramento
Como su nombre lo indica, este museo se encuentra ubicado en el primer piso de la parte del frente de la iglesia La Iglesia Matriz Santísimo Sacramento que es la iglesia matriz de la ciudad de Tandil, la principal del culto católico por su ubicación, justo frente a la plaza principal de la localidad en la intersección de las calles Belgrano y Fuerte Independencia.
El museo está abierto en un tiempo acotado. Para aquellos visitantes que van con poco tiempo o tiene el tiempo justo, deben organizarse de tal manera que puedan hacerse un pequeño lugar para visitarlo. Los horarios de visita del museo son los viernes y sábados de 17 a 19hs y los domingos de 9 a 11 hs. La entrada es libre y gratuita. Y el tiempo estimado para recorrerlo es breve, tal vez con 15 o 20 minutos se lo puede recorrer, algunos con menos tiempo estimo que les alcanza para visitarlo. En nuestro caso, y por cuestiones de organización, por otros recorridos que realizamos por la ciudad, realizamos la visita un domingo por la mañana. Puede resultar un inconveniente el tema de los horarios acotados por las reducidas posibilidades para el acomodamiento del tiempo cuando se realizan varias visitas en poco tiempo.
Este museo tiene en la web, una página web, un blog y un perfil de facebook. En su blog dice exactamente “Se ingresa por la puerta del ala izquierda, donde se encuentra el acceso por escalera o por el ala derecha, donde se halla el ascensor (para uso exclusivo de adultos mayores, embarazadas o personas con discapacidad).” Pero la realidad que no está correctamente señalizado. Como se puede ver en la fotografía, cuando llegamos, solo había colocado un cartel pequeño, señalizando justamente hacia el lado derecho del templo, donde se encuentra el ascensor. Así fue que nos guiamos por el cartel indicador, llegamos al ascensor, y cuando uno ingresa no antes, otro cartel en su interior que dice “el uso del ascensor es exclusivo de adultos mayores, embarazadas y discapacitados”, en este punto uno se pregunta ¿por qué no señalizan correctamente? Una vez dentro del ascensor subimos y salimos en una biblioteca, como no había nadie, avanzamos y nos asomamos por una puerta que estaba abierta, allí justo estaba la sala del museo, pasamos y comenzamos a recorrerlo. Y también a medida que íbamos avanzando tomábamos fotografías. En la otra punta de la sala, ya que el museo consta de una sala larga y nada más, había un grupo de personas, seguramente visitantes, charlando en círculo, una mujer del grupo, nos ve, se nos acerca y educadamente nos dice que no se pueden tomar fotografías. Nos lo dijo bien, entonces guardamos las cámaras para seguir recorriéndolo. La mujer nos hizo algunos comentarios referidos al museo, de su creación, de historia, nos habló de la biblioteca disponible para aquellos que quieran investigar sobre la materia (creería que aspectos históricos-religiosos del templo) y nos comentó de algunos objetos en particular como algunos trajes (sotanas) en exhibición pertenecientes al período anterior del Concilio Vaticano II cuando entre las varias reformas, una fue la de la vestimenta que anteriormente era algo distinta (bordados, cuello cerrado, etc..). La atención fue buena. Si bien no era una visita guiada, esta señora nos dio varios comentarios sobre el museo.
Me voy a detener brevemente en el tema de la “prohibición de sacar fotografías”. Primero, que había muy pocos carteles indicadores, solo vi uno a la salida de nuestro recorrido (en realidad era la entrada) y otro cartel, que ahora lo veo con detenimiento, se encontraba en el interior del ascensor y en una lista de seis puntos enumerados, el tercero de ellos decía “Preservar el patrimonio histórico-religioso del lugar, no sacar fotos ni filmar” (textual). No se quien redactó ese cartel anónimo de seis puntos, pero quien lo hizo, podría haberlo hecho mejor y evitar la redundancia de cuidar y preservar. Luego utilizar el verbo preservar para establecer una prohibición, como si esa prohibición fuera la única manera posible de preservar algo. Y no solamente lo dicho, sino que darle impulso e importancia a la prohibición (algo negativo) por sobre la preservación (algo positivo). Esto primeramente me da la pauta que lo escribió alguien que no tiene mucho interés el preservar algo, sino que se deleita con prohibir algo, seguramente alguno del “Grupo de colaboradores voluntarios del museo”. Seguidamente, o varios de este grupo, con esta prohibición sin mucho sentido como se verá más adelante, muestran su egoísmo (en un museo de un templo religioso) ya que el mismo museo posee una página web, un blog y un perfil de Facebook, donde han subido muchas fotografías, además de unas cuentas fotografías que han brindado a otras webpages para darle publicidad. Pregunto ¿es el egoísmo una actitud propia de la doctrina cristiana? Creo que no. Ahora bien, suponiendo que realmente estén preocupados por la “preservación del patrimonio del museo”, tenemos que considerar varios aspectos. Un aspecto es la protección de derechos de autor de alguna obra o de varias obras. Otro aspecto es la preservación de las obras como producto del daño que pueden causar los flashes o los trípodes. Analicemos, si fuera la protección de “derechos de autor” de alguna obra expuesta, puede colocarse una cartel de prohibición, al lado de la misma obra, algo que no han hecho. Tampoco había muchas obras contemporáneas, y las pocas que había circulan fotografiadas por unas cuantas webs, lo cual me hace pensar que este no es el motivo de prohibición. Si fuera el peligro que suponen los trípodes (grandes o pequeños), solo bastaría que señalar que se prohíbe el uso del trípode (incluso podría agregarse el actual y popular “palito” para selfies que se utilizan con algunos celulares, las luces, las pantallas, etc…) y es cierto que aquí había algunos vitrales y exhibidores de vidrio, y allí podría estar justificada dicha prohibición, pero aquí directamente se prohibía todo. El otro aspecto es el uso del flash. El uso del flash se lo puede ver desde dos perspectivas distintas, una es la molestia que ocasiona a los restantes visitantes cuando están observando y disfrutando una obra, es cierto, es molesto, pero esto cabría más, según mi parecer, para aquellas obras que reúnen muchos visitantes y no para un museo donde casi no tenía visitantes, prácticamente éramos los únicos que los recorríamos, y además, que el cartel, claramente decía “para preservar los objetos” y no para “no molestar a los demás visitantes”. La otra perspectiva con respecto al flash, es aquella relacionada con el daño que puede ocasionar, es cierto que el flash, el exceso del flash puede dañar algunas obras, la pigmentación, etc… De hecho, en el museo habían bloqueado el paso de la luz solar por un vitral de la iglesia, tapándolo con una tela por la parte interior, para evitar el daño de la luz solar sobre algunas obras, y no es menos cierto que el sol daña las obras (pinturas o telas), pero aquí, en este museo, había mayormente objetos que no se dañan por el flash, como sillas u otros objetos de madera y/o metálicos. Pero aún así, si se quisiese “preservar” obras como pinturas, vestimentas y documentos, podría pedirse simplemente que no se utilice el flash, tan simple como eso, como en aquellos museos grandes, importantes, de renombre, con obrar de muchísimas mayor relevancia, y donde no impiden tomar fotografías. Aquí no era el caso, aquí directamente prohibían tomar fotografías y prohibían filmar, pensemos ¿qué daño puede ocasionar una filmación que impida “preservar” las obras? Ninguno. Las prohibición establecida en este pequeño museo, me parece, responde más aún mero capricho de alguien con tintes de egoísta y engreído, o bien, de alguien con buenas intenciones pero con bastante desconocimiento.
Llegamos temprano, a las 9am en punto, justo cuando abría sus puertas, y como antes dije, no había prácticamente nadie, salvo ese grupo de cuatro personas que ya se retiraban. Lo recorrimos tranquilamente, vimos algunas pinturas, más que nada representaban a la Virgen, había al menos cuatro de ellas, imagino que tendrán alguna referencia con el dogma católico de la Inmaculada Concepción que así es como se lo llama al templo de la parroquia Santísimo Sacramento.
Entre los objetos expuestos relacionados a la fe cristiana, propios de la liturgia, había reclinatorios, sillas, estatuas de ángeles, cruces, alcancías, vestimentas de sacerdotes, vitrales, rosarios, sagrarios, candelabros y varios más. Todo antiguo, poseían la fecha de inventariado, muchos de fines del siglo XIX. Y si bien muchos de estos elementos eran comunes en su tiempo, con el paso del tiempo, su antigüedad (y deshuso en algunos casos) los convirtió en los que ahora es considerado arte religioso. Algunos cuadros fueron donados por particulares no como parte de una colección (como suele verse en algunos museos) sino como obras individuales.
En internet figura que el museo “posee más de 2000 piezas”, claramente en la sala de exposición permanente no había tal cantidad, estimo que algunas podrían ser parte de alguna muestra itinerante, y otras, como en muchos museos, guardadas y conservadas en algún depósito, aunque también es el espacio no era muy grande y quizás algún día lo amplíen. Después de todo, el museo es relativamente joven, fue inaugurado en febrero de 2002, es decir, todavía no tiene quince años de existencia.
Así fue como concluimos la visita a este museo, esta vez nos retiramos saliendo por el ala izquierda que a su vez hacía las veces de ingreso, una escalera en caracol nos llevó a planta baja y luego la salida. Lamentablemente sin fotografías de este museo, las cuatro publicadas todas del exterior.
Links.
- http://museodeartereligiosotandil.blogspot.com.ar/
- http://lomejordetandil.com.ar/paseos/circuito-religioso
- http://www.santisimo.org.ar/
- https://www.facebook.com/Museo-y-Biblioteca-de-Arte-Religioso-Tandil-1543944615858005/
- https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_Matriz_Sant%C3%ADsimo_Sacramento
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