Tres años entre los patagones. Apasionado relato de un francés cautivo en la Patagonia (1856-1859) de Auguste Guinnard.
Recibí este libro como regalo de cumpleaños. Y luego de haber leídos otros de la misma colección llegué a leer este. En lo que respecta a los cautivos, este es el segundo que leo en relación con su antigüedad y creo que eso es algo importante, al menos para mí. El libro no es de difícil lectura, aunque el autor tiene una manera muy bien elaborada de redactar. Durante todo el texto, Guinnard, no deja de repetir lo mal que la pasó durante su cautiverio, realmente se ve que sufrió, quizás algunos pasajes los haya magnificado un tanto para el relato, yo no lo creo, pero leí algo por estilo que insinuaba eso, aunque a dicho parecer formulado sobre las vivencias del autor más de cien años después, considero que no hay que darle mucha credibilidad. El autor todo el tiempo expresas los sufrimientos que vivió a consecuencia del maltrato que recibió por parte de los indios, y salvo la tribu de Calfucurá, de quien habla muy bien, el resto de las tres o cuatro que los tuvieron como esclavo, lo sometieron a trato cruel e inhumano, que el autor cuenta y describe en la obra.
Si tenemos en cuenta el relato de otro cautivo, algunos años antes (el caso de Bourne, que pudo escribir mientras estaba cautivo), el caso de Guinnard difiere porque lo escribió una vez que ya se encontraba en Francia, y debió apelar a su memoria, no por eso es menos interesante. Increíblemente, al igual que Bourne, Guinnard no menciona nombres de los indígenas ni hace alusión a como se llamaban entre ellos.
Resulta interesante por las descripciones minuciosas que realiza de los modos de vida, usos y costumbres de los aborígenes.
Por lo demás el relato también es atrapante, porque dedica tres o cuatro capítulos cuando ya no se encontraba cautivo y sin embargo seguía teniendo una vida algo diferente mientras viaja de lado a lado tratando de llegar a Francia.
Algo que me llamó la atención, es que menciona en dos o tres oportunidades “y de los retratos de mi familia” y el sufrimiento que sentía por el robo de los mismos por parte de los indios. Algo que es común que una persona lleve las fotografías de su familia cercana en su billetera y/o cartera, o más actual, la cantidad de fotos que muchos llevan en sus teléfonos personales, pero nunca había leído de viajeros de antaño que anduviesen con los retratos de sus familiares. Me trato de imaginar como serían, como estaban realizados, en que tamaño, etc…
Si hay algo que no me gustó del libro, al menos una parcialidad, es el estudio preliminar que realiza Analía Castro (Lic. En Antropología). En parte sí, porque diferencia entre pampas y patagones, y quizás eso genere confusión entre los lectores, incluso al mismo Guinnard, como dice en la pág. 11 “el tema es un incógnita que tan solo Guinnard, o sus editores hubieran podido esclarecer”.
Lo que no me gustó es ubicar como víctima a los indios, utilizando el texto de Guinnard, víctimas de una política, de algunos gobiernos, de una generación, etc… pero en este texto en particular, el que fue víctima, fue Guinnard, y fue víctima de una banda de salvajes.
La licenciada Castro utiliza frase como “tuvieron la oportunidad, intencional o no….” Para justificar el escrito de Guinnard como testimonio, a pesar de haber sido sometido a la crueldad de este grupo de indios, no fue una “oportunidad”, en el caso del autor fue una obligación impuesta por la fuerza.
Luego sigue “el lector debe ser cauteloso y discernir entre las apreciaciones subjetivas del que escribe, sesgadas por el pensamiento de la época” ¿qué se puede pensar cuando escribe y describe como se llevaban a las cautivas blancas, como mataban a los niños, como despellejaban a los otros indios, etc… y todas las salvajadas que realizaban? No era Guinnard el que mataba y torturaba, no era Guinnard el que sometía a la esclavitud a los indios, no era Guinnard el que vendía de tribu en tribu una persona a cambio de caballos, alcohol y tabaco, etc… era justamente al revés. Por ejemplo, los indios tenían bien claro una noción de bien y de mal, y para ellos robar estaba mal, ahora robar a los blancos, estaba perfectamente justificado, pero robar entre ellos era sometido al cacique que decidía, o la muerte del ladrón o el pago de un rescate (como reparación).
Y además, las "apreciaciones sesgadas por el pensamiento de la época" lo mismo se aplica al momento actual, con nuestra mirada analizar los hechos pasados, en este caso, pretender justificar al proceder de los indios con su víctima, para victimizarlos a ellos, y restarle valor a lo vivido y sufrido por Guinnard.
“El estudio de la cuestión étnica”, pero el libro no versa sobre un estudio de “la cuestión étnica”, el libro es un relato de un cautiverio, la que estudia en el “estudio preliminar” (¿tendenciosamente?) “la cuestión étnica” es Castro, no Guinnard.
Yo solo veo una confusión (¿intencional o no?), una mezcla de todo. Una cosa es una determinada tribu y otra cosa es otra tribu muy diferente, y no una “unidad étnica”. Una cosa son los años 1856-1859 cuando estuvo cautivo Guinnard y otra cosa son los años 1878-1885 cuando se llevó adelante La Campaña del Desierto, me parece que se ve claro, hay casi 20 años de distancia entre un suceso y otro. Al margen de aquellos avancen en la tierra que ocupaban los indígenas en los años antes y durante el cautiverio de Guinnard, no fue algo tan masivo como durante La Campaña del Desierto. Una cosa es un Estudio de la Cuestión Étnica y otra cosa es Un Relato de un Viaje. Y así podría continuar, me parece que son cuestiones claramente diferenciadas y merecen un tratamiento particular cada una de ellas, sin desmerecerá las demás y sin mezclar todo junto, que mezclándolo todo solo produce confusión.
“… y por una experiencia traumática” ¿y? ¿hay que restarle valor a su relato después de haber sido sometido y torturado durante años por una banda de salvajes? ¿qué tiene que ver haber pasado por una experiencia traumática? Se me ocurren infinidad de casos modelos de personas que han pasado por una experiencia traumática y no por eso son dejadas de lado en cuanto a su opinión respecta sobre lo acontecido.
Realmente leer este “estudio preliminar”, a mi parecer tendencioso, que insinúa y/o propicia una defensa radical de un grupo englobado en una “unidad de análisis”, es desalentador, el texto escrito por Guinnard no tiene nada que ver con la opinión vertida en el Estudio Preliminar que presenta el texto.
Por lo que entendí del texto de Guinnard, y tratando de comprender el pensamiento de la época en como se refiere a los indios, no es Guinnard por sí que mira a los indios como “enemigo” sino que ellos se ponen en esa actitud frente a él. Y a quienes no lo trataron como “enemigo” (Calfucurá y su “aldea o toldería”) Guinnard no lo figuró como “enemigo”.
En definitiva, el autor relata una historia como cautivo, y la encargada del estudio preliminar, escribiendo más de cien años después y con la mirada actual, realiza una especie de alegato de los pueblos originarios y sin voz (cuando dice “una perspectiva “no oficial””).
Volviendo al relato, antes debo decir que luego de su escape, alguien lo siguió, fue un perro que terminó siendo su mascota y compañero de viaje durante un largo trecho, le había puesto de nombre Chileno, una situación con él me causó gracia y fue la siguiente: “Después de muchas vueltas alcanzamos la hondonada de la cordillera, que ocultaba un hilito de agua enseguida descubierto por Chileno, y en el cual no vaciló en entrar con el único fin de refrescarse tanto exterior como interiormente. Yo seguí su ejemplo, después busqué un lugar favorable para pasar la noche. Una vez instalado, saqué un poco de pan, que los dos comimos con alegría.
Sin embargo, esa primera comida, junto a mi fiel compañero, me inspiró mayor prudencia para el futuro, pues el bribón, poco habituado a alimentarse de esa suerte, le tomó de tal manera el gusto que le pareció muy sencillo apoderase del resto de mi parte que, sin la menor desconfianza, había dejado junto a mí.”
Finalizando este breve comentario personal sobre este libro, quiero agregar que busqué en internet sobre Auguste Guinnard y no encontré casi nada. Solo que regresó a Francia en 1861 y fue Secretario de la Sociedad Geográfica de Paris.
Lo que me llamó la atención es que Julio Verne lo cita en el libro Los hijos del capitán Grant.
Y algo más, una nota en Pagina12 del año 2002 y también en Clarin de la misma fecha, en los siguientes links http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-126-2002-03-23.html y http://edant.clarin.com/diario/2002/03/30/s-03702.htm habla de un artista (Leonel Luna) que reprodujo en forma de fotografías trabajadas digitalmente los grabados originales de aquél relato. Hasta tiene un blog con algunas de ellas http://augusteguinnard.blogspot.com.ar/
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