El asesino vive en el 21 es una película francesa realizada en el año 1942 por el director Henri Georges Clouzot. Se trata de una comedia de misterio y thriller. El guión está muy bueno.
Está basada en una novela de nombre “El asesino vive en el Nº 21" (Título original L'assassin habite au 21) de suspenso del escritor belga Stanislas-André Steeman escrita originalmente en idioma francés y publicada en 1939.
También un director argentino de nombre Carlos Hugo Christensen realizó en 1948 la película La muerte camina en la lluvia, película basada en la misma novela.
Por el momento tengo pendiente leer la novela y ver la película argentina.
La trama gira en torno a un asesino serial, que cada vez que mata deja una tarjeta con el nombre “Monsier Durand”. Un inspector es el encargado de descubrir al asesino.
Cada uno de los personajes están bien delineados, por momento al comienzo, la acción gira alrededor de toda una ciudad en donde se busca al asesino, pero luego termina cerrándose en una pensión. No es la primera vez que existe este recurso de ubicar un asesino en un grupo cerrado de personas dentro de un determinado lugar. Pero la manera en que se lo presenta, la caracterización de cada uno de los personajes, la idea que uno puede tener o creer sobre ellos, lo que pretende mostrarnos el film o hacernos creer, y finalmente el desenlace. Y todo esto, con claros toques cómico que dan gracia.
De entrada aparece la pareja del inspector que resulta de ser una histérica divertida con sus intervenciones. Y en lo que parece ser ingenuidad comparada con el racionalismo del inspector, pero que tiene cada entrada muy cómicas todas ellas. En un momento dice “Solo hablo con los superiores, los mosquitos no me interesan” (0:11). En otro momento se pone a quitarle puntos negros en la cara al inspector. Hace entretenido lo cotidiano. La presencia de esta señora es la que le da sentidos a los enredos, todos ellos giran alrededor de un asesino que anda matando.
Otro punto a considerar son los diálogos, son ingeniosos y burlescos. Hay que estar atentos para no perder detalle. Vale la pena entenderlos por completo. Hay un par que son fabulosos, por ejemplo entre el informante y el gendarme en la calle, o los que se dan cuando el inspector llega a la pensión y se le presentan los pensionistas.
Posee bastantes gags divertidos. La película es continuada, sostenida, dinámica, no posee pausas, lo que permite mantener la intriga todo el tiempo.
Otro diálogo, en una parte, uno le pregunta al otro – ¿Hace apología del crimen?, y el otro le contesta – De la hecatombe, Monsieur Durand me gusta precisamente porque trabaja en cadena (39:13) refiriéndose al asesino serial.
Algunos relacionan la película con un vodevil, por ser una comedia ligera con algún número musical, si bien no tiene precisamente un número musical, la mujer del inspector en dos o tres oportunidades canta brevemente alguna ópera, puede que las dos primeras veces de canto aburran un poco al que no les gusta mucho la ópera, pero la tercera están tan bien realizada, tan bien mezclada con la acción que no hay que perdérsela.
Imagino que no debe haber sido muy fácil filmar en tiempos de guerra, y más aún cuando fue la primera película del director, las escenas de exteriores son pocas y bien logradas, y el resto transcurre en los interiores, lo que si bien puede parecer sencillo, logra su cometido en cuento al pretendido suspenso con humor, intriga y entretenimiento.
Para finalizar, otro diálogo gracioso pero que esconde una verdad, se la da la situación en la que tocan timbre a la puerta, y el inspector le pregunta a su esposa la razón por la cual la criada no atiende, su esposa le contesta que echó a la criada porque la llamó quisquillosa, entonces el inspector dice para sí mismo “ja, la verdad no siempre debe decirse”.
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