Reseña:
La Patagonia, afirma el mito, fue y sigue siendo codiciada por muchos. Exploradores españoles y holandeses, colonos galeses, estrategas argentinos y multimillonarios norteamericanos parecen haber coincidido, a lo largo de cinco siglos, en que allí está lo que buscaban. Un lugar clave para responder un acertijo científico, un recurso natural que se va extinguiendo en el resto del planeta. ¿Por qué, entonces, gran parte de la gente que habita esas tierras piensa que está aislada y excluida de las políticas estatales? En Falsa calma, María Sonia Cristoff vuelve a la Patagonia en la que nació para indagar esa aparente contradicción. Con un poder narrativo cautivante y con una prosa en la que lo poético no excluye lo político, su crónica se detiene en lugares y personajes que son una puerta de entrada a esa pregunta.
Autora:
María Sonia Cristoff nació en Trelew en 1965. Es autora de los libros Falsa calma (2005), Desubicados (2006), Bajo influencia (2010) e Inclúyanme afuera (2014), todos traducidos al alemán. Compiló entre otros, Idea crónica, literatura de no ficción contemporánea (2006) y Paisaje a Oriente, crónica de viaje de escritores argentinos (2009). Escribe en distintos medios. Dicta clases en la Maestría de Escritura Creativa de la Universidad de Tres de Febrero. (Portadilla del libro).
Encontré que este libro figuraba en el programa de un taller literario que no hice, y junto con dos libros más que, a partir de su descripción me llamaron la atención, fui y me los compré.
Esta edición en particular es la del 2014, que según leí por la web, posee una diferencia con la original del 2005, trae un prólogo, que a mí me pareció innecesario pero interesante, un pequeño trabajo teórico donde argumenta a favor de la no ficción. Innecesario en el sentido que lo vi como una especie de justificación del estilo de libro que presenta, no obstante, interesante, dado que en líneas generales, me gustan las introducciones, los ensayos, los prólogos, y todo aquello que sume. Algo malo de esta edición, es que no trae índice, son solo diez capítulos, que cada uno de ellos se pueden leer sueltos, intercalados, o en el orden que se quiera, pero que no tenga un índice, ¡pésimo!.
La autora, como así lo dice, originaria del sur, después de muchos años, realiza una selección de lugares ubicados en la Patagonia y los va a recorrer, de las vivencias de esa recorrida surge lo que da vida al libro. Cañadón Seco y Las Heras en la Provincia de Santa Cruz, y El Caín, El Cuy y Maquinchao en la Provincia de Río Negro. También menciona al pasar Ingeniero Jacobbaci, Sarmiento, y algunas otras, aunque no hay crónicas de allí.
¿Qué entendí por el título? Falsa Calma. Un recorrido por pueblos fantasmas de la Patagonia. Me pareció algo similar a eso de le llamaron el desierto… y sin embargo era un lugar habitado. Aquí hay un juego de palabras, por debajo de ese viento con polvo de la meseta Patagonia, hay muchos torbellinos activos, se entiende, estas historias de personas que no tienen nada de tranquilidad, vidas agitadas con muchas dificultades, tragedias, crímenes. Habitando un lugar, la Patagonia, que por su extensión en relación con su población, está prácticamente deshabitada. Habla de pueblos fantasmas, pero los pueblos fantasmas son aquellos deshabitados, de los que solo quedan vestigios que algo existió allí, en este caso, no llegan a ser pueblos deshabitados, se hace una extensión en el uso de esta terminología, tres de ellos no llegan a mil habitantes, otro supera los dos mil, y el quinto ya es una localidad que casi llega a los veinte mil pobladores. Es cierto que, al menos, dos de ellos, a lo largo del tiempo, tuvieron su apogeo de habitantes y luego comenzaron a ser lentamente abandonados.
El libro es pasable, de lectura fácil y rápida. Un conjunto de historias, anécdotas y relatos que componen el texto, por parte intercala contando vivencias durante su viaje y crónicas que nacen a partir de narraciones que le brindan algunos pobladores. Me pasó, que por partes, en alguno de los tres primeros capítulos, no supe diferenciar, o al menos no me quedaba claro, me confunde cuando era ficción y cuando era no ficción (si es que había no ficción). Pensando que en el prólogo, la autora formula un alegato de la no ficción, pero avanzado el libro, casi al pasar, da una respuesta a quienes le preguntan, diciendo Quieren que les cuente. Invento casi todo. (p. 142). El resto se me presentaba como crónica. Buscando la voz de la gente, en parte, se generaban biografías parciales de personas anónimas, supongo que habrá seleccionado las que creyó conveniente, y algunas otras historias que habrá descartado, de hecho, todos tenemos historias para contar, y lo cautivante es como la autora, le da vida a algunas de ellas, que son las que relata. Al tiempo que va mezclando con autores y diversas obras, menciona unas cuantas, entre este surtido de literatura, algunos son libros de escritores de aquellos lugares y que refieren a hechos sucedidos en esos pueblos, además que suma, fragmentos, canciones, recortes de diarios, historias criminales del pasado, una que no conocía, la de los mapuches caníbales de vendedores itinerantes allá por principios de siglo XX. Otras historias son propias de los lugares, o esos lugares las han hecho propias, y le dan cierta épica, pero son leyendas y/o supersticiones que también se escuchan en otros pueblos, y con otras variantes pero en esencia son muy parecidas, como la de los que mataron dos patos (p. 133), que la tenía conocida en otras latitudes como la de uno que mató una paloma en el campo cuando había asesinado a una mujer. Hay un ir y venir entre algunas historias de cierta relevancia (como el caso de los suicidios) y otras que no pasan de las memorias personales de algunos habitantes de estos parajes tan aislados, no por eso, menos atrapantes.
Luego de la lectura de este libro, y que pasaron casi quince años desde su primera edición, y tal vez uno más, entre que visitó los pueblos y lo armó, ¿qué será (o habrá sido) de la vida de aquellas personas? ¿serán sus nombres los que figuran o se los inventó? ¿habrán leído el libro?
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