Estando en un evento en el Planetario, vi una pila de diarios y me serví uno. Horas más tarde, con detenimiento, me puse a ojear las pocas páginas. Pero ya en la portada daba cuenta de FECA, Festival del Café.
No perdí tiempo y me di una vuelta por allí. Llegue y estaba lleno de gente. Muchos puestos de café, o mejor dicho, de diversas cafeterías, de las cuales se destacaba el Café Tortoni que ocupaba el espacio de tres puestos y además contaba con mesas y sillas, con motivo de su 160 aniversario. Lo habían estilizado con una llamativa “fachada” con respecto a los demás puestos. En el centro de la Plaza República de Perú, mucha gente sentada en sillas, en unos puf grandes, y directamente sobre el césped. Lo armaron de manera llamativa, algunos banderines, y unas estructuras de andamios rectangulares con la publicidad el evento. En el auditorio estaban dando una charla, al pasar escuche algo así aquí no tenemos industrias del café como sí de vino algo para explotar como así lo hacen los países productores.
Lo que no me gusto, fue la presencia de un lugar, donde alguien tiraba las cartas, se habían cuidado con el nombre, y pusieron algo así como la ilusión del esoterismo, que no tiene nada de malo, si solo fuera un juego, pero es conocido como se aprovechan para el lucro, a diferencia de la magia que sí te brinda u espectáculo de ilusión y no más, pero no era lo malo de su presencia, sino de la larga fila de ingenuos y pocos capacitados que esperaban su turno para que les tiren las cartas, quizás les levante un poco la autoestima a algunos creyente de lo sobrenatural y fantasioso de las predicciones genéricas que tienen para ellos. Con crisis o sin crisis, siempre hay gente que se aprovecha y otros cuantos dispuestos a alimentar a los vivos. Había más gente en esa fila que todos los puestos de café. Aquí casi todos ganan (los publicistas, los medios, los que financian, los que tiran las cartas, etc…) excepto los que van su ilusión superficial de creer en esas tonterías convencidos de llevarse verdades que calmen sus angustias. Una pena.
Nunca un stand donde apliquen ciencia y conocimiento al café en toda su comprensión (química, biológica, física, gastronómica e histórica). Quizás algo así no resulte atractivo. Pero sí un stand doble para tirar las cartas, donde los desesperados buscan creer en un futuro asombroso, surgido de un azaroso naipe con un dibujito y alguien sonriente que se lo explica.
Una recorrida, un café, un muffin, una charla y el regreso.
Algunas fotos.
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