En el Jardín Botánico de la Ciudad de Buenos Aires se realizó la 3ra Edición de la Feria de Plantas.
Y allí fuimos, nunca había ido a las anteriores, esta fue la primera visita a esta feria.
Había un cartel en el puerta, y nosotros decidimos ingresar y recorrer hasta encontrarla, primeramente pensamos que se desarrollaba en el edificio central, pero no era allí. Un error, a mi juicio, es que no estaba señalizada. Y digo error, porque mucha gente veíamos que iban a preguntar allí, justo donde dice Informes, un señor, amable
y con toda la paciencia del mundo, indicando a los visitantes y señalando con la mano, así estuvo todo el tiempo. Yo creo que con un par de cartelitos que indiquen “Feria” y una flechita se facilitaban el trabajo.
Nosotros comenzamos a caminar, en el supuesto que en algún momento iba a aparecer la feria, y efectivamente eso sucedió, allá a lo lejos vimos unos gazebos blancos. Allí era.
Una feria bastante chica, había gazebos con venta de plantas, algunos también vendían macetas, sustratos, adornos para jardín, un puesto con venta de comida, uno dedicado a orquídeas, y algunos pocos más. No era muy grande, el puesto de orquídeas estaba lleno, y como eran pequeños, resultaba incómodo, estar ahí entre el montón de gente apretujada mirando, consultando y comprando. Algunos, no recuerdo si la mayoría pero algunos puesto sí, tenían publicados los precios, por ejemplo un cactus sin flor con cuatro o cinco hojas, en una maceta de cerámica laqueada de no más de 10cm de altura, 1100 pesos. Otros vendían pequeñas plantas (más que nada cactus y suculentas) en macetitas que tenían el tamaño de la tapa de un aerosol. El día estaba muy lindo y el lugar elegido no había árboles que den sombra, así que pegaba de lleno el sol. Lo que no vi, plantas de interior, o quizás se me pasó. Una feria muy pequeña. Varias personas se llevaban sus compras. Bastantes diría, para lo pequeña que era la feria, algunas mujeres se llevaban de dos a tres bolsas con plantas. Hasta uno que se llevaba un crecido arbolito en una moto.
Salimos de allí y fuimos a dar una vuelta por el Jardín Botánico, donde a las 15pm, plena tarde activaron los regadores, así que todos los aspersores disparando el agua a las plantas y los caminos y gente esquivándolos o mojándose al pasar por debajo del chorro.
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